Resistimos, que no es poco es el lema del Festival Internacional de Cine Pequeño de Aspe, que cumple su séptima edición y se mantiene de forma presencial gracias a que sus proyecciones son al aire libre en el Auditorio Alfredo Kraus, del 17 al 21 de agosto.
El festival de cortos de Aspe, que el pasado año fue uno de los 19 del país que obtuvo el certificado de calidad de la Asociación de la Industria del Cortometraje (AIC), es este año una ocasión para ver los últimos trabajos, entre otros, de los cineastas de la provincia. El certamen cuenta con una sección de cortometrajes de la Comunidad Valenciana «que este año es más alicantina que nunca, ya que cuatro de los cinco cortos son de la provincia», apunta Juan Torres, director de un festival que siempre se abre con un título de la provincia y este año es Orquesta Los Bengalas, del sanvicentero David Valero, que se estrenó en el Festival de Cine de Cracovia, acaba de recibir una mención en el Almagro International Film Festival y ha sido seleccionado entre 1.400 trabajos para la sección europea del Fenêtres Sur Courts en Francia.
A la cara, del alicantino Javier Marco, se proyecta el martes, 18 de agosto, tras su selección entre más de 4.000 cortos en el Brussels Short Film Festival, mientras que Leyenda Dorada, del ilicitano Chema García Ibarra, estrenado en la Berlinale, que acaba de ganar el premio extraordinario del Festival de Cine de Elche, se verá el 19 de agosto.
El día 20 es el turno de Casa, del cineasta benidormí Alberto Evangelio y la jornada se cierra con Caracoles Serranos, de Víctor Cerdán, hijo del periodista aspense Manuel Cerdán, en el que aparece gente de esta localidad.
Estos son solo algunos de los 32 cortometrajes que forman parte de la sección oficial, en la que también hay títulos de otros países y de creadores nacionales como Javier y Guillermo Fesser, que presentan El monstruo invisible; los autores de La trinchera infinita, premiada en los Goya, Aitor Arregi y Jose Mari Goenaga, que llevan el corto Mateoren Ama; Raúl de la Fuente, Premio del Cine Europeo por Un día más con vida, estrenado en Cannes, que presenta El infierno y Woman; el cineasta Max Lemcke, con Best Seller, o Carlota Pereda, ganadora del Goya al mejor corto de ficción 2019 por Cerdita, que en Aspe compite con There will be monsters.
El festival de Cine Pequeño se realiza con 12.000 euros de presupuesto en colaboración con el Ayuntamiento de Aspe, y este año también con la colaboración de la Diputación. A pesar de que la pandemia puso en peligro toda actividad cultural, el director y la concejal de Cultura, Rosa Ruiz, indican que nunca se pensó en suspenderlo pero sí en hacerlo online.
«Salvo los festivales de Elche y el de Alfaz del Pi, que se han hecho presenciales, el de Sant Joan, Benidorm y Sax se han celebrado este año online. Afortunadamente, somos de los pocos que podemos hacerlo al aire libre, incluida la inauguración y la clausura», apunta Juan Torres, a lo que la edil añade que «ya que hay festivales suspendidos, hay que aprovechar y disfrutar de los que se hacen, que el festival es un activo cultural».
350 butacas de aforo
Finalmente, el aforo para las proyecciones se ha reducido a la mitad -de 700 butacas a las 350 actuales, divididas en grupos de 2, 3 y 4 personas y con una separación de metro y medio alrededor- y reforzado con las medidas de seguridad de higiene y de registro de asistentes a la entrada, para poder contactar con los espectadores en caso de posible contagio por coronavirus.
El acceso a las proyecciones es totalmente gratuito y cada día, entre el lunes y el jueves, se exhibirán ocho cortometrajes a partir de las 22 horas, hasta la medianoche.
Este año se ha notado una reducción en el número de trabajos presentados a concurso, 773, frente al millar de obras recibidas el pasado año, que obedece a la situación actual por la crisis sanitaria y a que el periodo de presentación de cortos se limitó en esta edición a 15 días.
