Un grupo de cinco amigos y familiares, cuatro de ellos docentes, decidieron crear en Bigastro una editorial con la que publicar libros infantiles y juveniles en cuyas páginas primara la diversión, por encima de todo. Con esa premisa, implícita ya en el nombre del sello, nació Fun Readers (Lectores divertidos) y el próximo mes de septiembre cumple cinco años dando alas a historias «que normalmente no tienen cabida en la literatura infantil, que son apuestas más arriesgadas, más gamberras o incluso que tratan temas sensibles o tabúes, como la muerte. Libros que nos gustaría haber leído a nosotros de niños», indica Jesús López Moya, editor junto a sus hermanos José Antonio y Consuelo, Paula Gutiérrez y Augusto Gómez.
Desde una pequeña localidad de la Vega Baja como Bigastro, con algo más de 6.000 habitantes, la editorial ha publicado en su primer lustro una veintena de libros, de autores e ilustradores nacionales, y acaba de empezar a vender derechos internacionales para publicar sus obras fuera de España. En concreto, en cuatro de sus títulos: dos de ellos a Chile (Martín Gris y La cabra que no estaba) y dos a Corea del Sur (Juan sin móvil y Deja de sacarte mocos).
«Es una inyección económica y una proyección al mismo tiempo», que demuestra que en la actualidad Bigastro es tan buen lugar como cualquier otro para editar libros «con las nuevas tecnologías», explica Jesús López, jefe de estudios en un centro de primaria, que considera que «hemos ido acertando con los títulos, y contado con los mejores autores e ilustradores para las obras, aunque montar una editorial también tiene algo de insensato».
Autores e ilustradores de Guridi a José Fragoso, los alicantinos Pablo Albo y Gallego Bros, Bernal, Julio Serrano, Txabi Arnal, Zuriñe Aguirre o Sito Recuero han publicado ya en Fun Readers, así como rostros conocidos del humor como la cómica de Zapeando o Cero en historia Sara Escudero (No estás a la altura), Aníbal Gómez, pareja de Carlos Areces en el grupo Ojete Calor (El alucinante mundo de Rafaella Mozzarella, con dibujos de Jaime Villanueva, ilustrador de La hora Chanante y Muchachada Nui) o la actriz Carla Hidalgo (Un planeta sin cuentos).
De Aemet a Flavita Banana
El último título que salió al mercado, Olivia Diluvio, del madrileño afincado en Chicago José Fragoso sobre los fenómenos atmosféricos, ha contado con la colaboración de la Agencia Española de Meteorología (Aemet) y prólogo de la viñetista Flavita Banana.
«Intentamos vestir el proyecto todo lo mejor posible, tanto en los álbumes ilustrados infantiles como en la narrativa juvenil, pero lo principal es que sean libros en los que lo didáctico no supere a lo divertido», argumenta López Moya, que opina que la literatura infantil está «excesivamente impregnada» de valores que enseñar «y nosotros intentamos despegarnos de esa idea desde el humor con historias frescas o con temas sensibles. Lo que queremos es separar la lectura del libro de lo didáctico y que los niños disfruten del placer de leer sin tratarles como cajas de aprendizaje».
Por experiencia propia saben de lo que hablan y ello no impide que, a su vez, ofrezcan planes lectores -la mitad de sus clientes son centros escolares- sobre los libros que editan, que se pueden descargar de su página web, «y que nada tienen que ver con hacer resúmenes de libros», matiza López.
Aunque la pandemia este año ha alterado las cifras, la editorial publica entre cinco y seis títulos al año y uno de ellos siempre corresponde a un autor de la Vega Baja. No en vano, uno de los de mayores ventas es Juan sin móvil, con texto de José Vicente Sarmiento (Bigastro) e ilustraciones de Bernal, dibujante de El Jueves. El libro lleva más de 10.000 ejemplares vendidos, va por la quinta edición y la segunda parte se publicará en Navidad. Raquel Rodríguez, de Rafa; Gallego Bros, de San Isidro, o el propio López Moya son algunos de los alicantinos editados.
La editorial, además, cede una parte de los beneficios a una ONG con cada edición y reedición.
