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Marc Ros: «La gente viene con intensidad y carga emocional tras lo que hemos vivido»

El grupo catalán llega el sábado a las Noches Mediterráneas de Alicante con la formación al completo y las nuevas canciones de El regreso de Abba, que se publica en octubre

Marc Ros: «La gente viene con intensidad y carga emocional tras lo que hemos vivido»

El regreso de Abba es el noveno álbum de Sidonie y también la primera novela de Marc Ros. ¿Qué fue primero el huevo o la gallina?El regreso de Abba

Primero fue la novela porque con Sidonie nos habíamos dado un año sabático, pero sabático muy entre comillas porque decidí ponerme a escribir una novela, que ya tenía ganas de hacerlo porque tenía la historia en la cabeza. Las canciones vinieron después, cuando la novela ya estaba avanzada, los personajes eran músicos que hacían canciones que yo me inventaba y les ponía títulos, e intenté convertir esas canciones en realidad. Teníamos curiosidad por saber cómo sonarían esas canciones. Igual si lo hubiera pensado bien no lo habría hecho porque ha sido un trabajo tremendo. Si ya cuesta hacer una primera novela y si además estás componiendo canciones para un disco es para volverse loco. Y es lo que me ha pasado a mí, que ya no sé ni dónde estoy. Ha sido duro pero va a ser bonito. No conocemos casos en la historia del rock en el que un disco y una novela hablan de lo mismo. Hay un poco de miedo de ay ay ay qué va a pasar, pero te confieso que el disco es un discazo y el libro se está vendiendo, ya va por la segunda edición.

¿Qué recomiendas, empezar por el disco o por el libro, o simultáneamente?

Da igual. El disco sale el 2 de octubre, con lo cual da tiempo a leerse la novela, pero no es necesario haber escuchado el disco y viceversa. Son dos productos que funcionan independientemente, pero el placer será doble si haces las dos cosas.

El tercer single que acabáis de sacar como adelanto se titula El verano del amor

Debería pensarlo mucho. A nivel personal sería el verano del insomnio porque no consigo dormir bien: a los nervios del disco y el libro se suma el calor que está haciendo en Barcelona, que es una cosa insoportable. Un abrazo a todos los insomnes que nos estén leyendo.

En los últimos años varios músicos españoles se han lanzado a la literatura, ¿casualidades o tendencia?

Yo creo que hay mucho nivel en la escritura de canciones en España. Viene de lejos porque se nos ha exigido mucho escribir muy bien las letras de canciones. Los críticos siempre se han fijado mucho en las letras que hacemos, porque no lo hacen cuando se trata de un grupo que canta en inglés. Hay un poco una tendencia de a ver por dónde los podemos pillar. No hay mal que por bien no venga y los escritores de canciones en España nos lo hemos tenido que currar mucho. Se nos exige que seamos Miguel Hernández o el mismo Serrat en cada canción... esto es imposible y a la larga no es muy sano, porque a mí también me gustan las cosas simples, el mensaje muy punk, que ahora parece que algunos grupos de gente muy joven están recuperando, gracias a dios. Claro que quien se ha esforzado tanto tiene su recompensa y es que cuando te metes en otro formato, sea poseía, novela o ensayo, puedes recoger los frutos. Hay músicos que han dado el salto. Y bienvenido sea ese público que compra libros, que coja el hábito de la lectura y se vaya por otros caminos.

Hay grupos que de tanta metáfora y letras cultas o complejas luego no sabes de qué va la canción.

Claramente, igual que en la poesía y en la novela, lo más difícil en esta vida es ser simple. Hemingway para ir de la «a» a la «b» va en linea recta, no hace zig zags ni hace eses, bueno cuando bebía quizás si. Ser simple es todo un arte. La escritura farragosa no me interesa para nada a menos que me cuente una historia.

Cómo estáis viviendo los conciertos con la nueva normalidad?

Nos lo tomamos como si fuera una aventura, como Los Goonies, porque lo que hemos visto ahora en los conciertos no lo hemos visto nunca y uno no se acaba de acostumbrar de tocar para gente que lleva mascarilla, eso es lo más impactante. Llegaba a casa y me decía, pero qué acabo de vivir, si parece una peli. Pero al final te dices que la música está por encima de todo, no se debe parar, es curativa. Lo he vivido también como público, he ido solo a un concierto y me curé, necesitaba eso después de tanto tiempo, de tantos días raros. Y eso es lo que le damos a la gente en un ambiente muy seguro. El público está siendo muy responsable y la organización siempre muy meticulosa. Creo que estamos haciendo los conciertos más intensos que hemos hecho en nuestras vidas por la emoción que se junta de tanta gente que ha estado encerrada. La gente viene con intensidad y carga emocional por haber vivido lo que hemos vivido. Se juntan muchas vibraciones.

Debe ser difícil para el público un concierto de Sidonie sin poder bailar.

Lo es y nosotros vamos con todo, los cinco, nada de conciertos acústicos. Al final aprendes a mover las nalgas y a hacer coreografías con los brazos.

¿Desde arriba cómo se ve?

Lo más raro es cuando llegas a la prueba de sonido y ves esas sillas que están vacías, parecen memoriales americanos, es una cosa muy rara, no parece terreno abonado para el rock, pero cuando llego al escenario y escucho sonar mi guitarra se me pasan todos los males y ya me parece todo bien, normal, apto para hacer el noble arte del rock.

¿El concierto es el mismo que si no hubiera pandemia, no hacéis concesiones al público?

No, ni una. Cuando estábamos terminando el disco ya estábamos en la crisis pandémica y le dije a los chicos que no iba a cambiar ni una coma de las letras para adaptarlas a esta situación, ni una. Los conciertos nos salen así y creo que la gente los está disfrutando más porque nuestro objetivo es hacer que se olviden, aunque sean unos segundos, de lo que estamos viviendo.

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