Han tenido que renunciar a parte de la convivencia y también a desarrollar su propuesta al completo en el museo, pero coinciden en que la experiencia del proceso creativo ha sido muy positiva. Los cinco proyectos seleccionados en las Residencias Plus de creación e investigación del MUA están ya a punto para que el viernes se puedan contemplar en la exposición colectiva en la que culmina esta convocatoria que alcanza su sexta edición.

Las investigaciones tenían que venir hechas de casa y no fue hasta el pasado día 7 cuando pudieron comenzar a trabajar sus obras en el Museo de la Universidad de Alicante. Dos semanas de preparación in situ para montar la exposición, frente a otros años, con la estancia en el museo en julio para trabajar y vuelta en septiembre para mostrar el resultado.

Seis artistas para cinco proyectos son los elegidos este año y cada uno de ellos ha recibido 450 euros para producción, cantidad que se incrementa en 800 euros para un artista que venga de fuera como bolsa de viaje.

Paola Ruiz dejó Helsinki para volver a Alicante. Fue justo antes del confinamiento, pero ya tenía en mente investigar en la naturaleza. Eligió el mar y las plantas para desarrollar su proyecto y ha creado un laboratorio en el que analiza el «lenguaje» de las algas recogidas en el Postiguet y la Playa de San Juan.

«He trabajando un poco la alquimia con las algas y he creado como partituras musicales de su lenguaje, que luego el público puede escuchar con el móvil», asegura esta doctora en Bellas Artes, que califica como «una experiencia maravillosa» estar con otros artistas.

Carlos Izquierdo y Sergi Hernández, del colectivo Fluenz, firman un proyecto audiovisual que parte «de una reflexión acerca de la multiplicidad y la pluralidad que surge de los posibles caminos que podemos escoger», aseguran. «Lo que hacemos es comparar uno con otro a través de imagen y música para mostrar las diferentes formas de lo posible, haciendo visible algo que en la vida real no lo es porque lo que no sucede no es visible».

Desde el viento seco es el título de la propuesta de María José Carrilero -Mari La Sosa es su firma-, recreando la sensación que siente cuando vuelve desde Alicante, a donde llegó para estudiar Bellas Artes, a la localidad de Albacete donde nació. «Trabajo con el paisaje y los conceptos de memoria, de arraigo, de la nostalgia». Y en este caso lo hace sobre un puzzle de lienzos que forman un gran paisaje con el Puig Campana como figura central porque «ahora es mi hábitat y además tiene mucho de leyenda». Lo acompaña con otra pieza grande, obra gráfica y un audiovisual.

Magda Arqués, que valora positivamente estas residencias «porque son como una burbuja de oxígeno», titula Els nostres cosos su proyecto, a través de un montaje de hilos y audios. «La idea es transmitir el sistema de conexión y la fragilidad de los cuerpos con sus diferentes dimensiones y su vulnerabilidad».

Para Miquel Ponce estas residencias han supuesto trasladarse a vivir desde València a Alicante, ya que es el artista seleccionado para la bolsa de viaje. Su propuesta se traduce en una instalación en la que confluye lo pictórico y lo escultórico. «La idea es construir una especie de instalación con restos de otras obras, trabajando con materiales propios que he utilizado en mi proceso creativo», destaca.

Los artistas han tenido ocasión también de conversar , online, eso sí, con artistas y expertos como Daniel G. Andújar o Fernando Castro, para contribuir a completar su formación. «No es solo la investigación y el trabajo, sino las relaciones que se establecen entre ellos, como un enriquecimiento mutuo», apunta Reme Navarro, encargada del Área Didáctica del MUA.