P ¿Cómo es el Carlos Latre postcovid comparado con el precovid?

R Pues mira, si te digo la verdad, soy más positivo de lo que ya era. Ya era bastante positivo, pero tenía mis lagunas; ahora soy más enérgico, más determinado en que pase lo que pase no pase nada. Yo antes decía que hacer reír es un placer y ahora es un deber. Es algo importantísimo que la positividad se extienda y ahí estamos los pocos privilegiados que podemos hacer reír a los demás. También con más ganas de trabajar que nunca y con ganas de mejorar. Tengo claro que las propias limitaciones de la pandemia nos irán dando el camino. Antes hacía planes a dos años vista y ahora a un mes.

P Ahora hay mucho menos público que además lleva mascarilla. Debe ser una sensación extraña.

R Al principio era raro, sobre todo por las expectativas, pero a los cinco minutos de empezar ya se están riendo. Es verdad que están separados y llevan mascarilla, pero es más de lo mismo, positivamente hablando. No les ves reírse pero les escuchan, no se pueden tocar pero aplauden. La energía es la misma de siempre y estoy muy contento de haber salido. Había muchas dudas y rompo una lanza por los promotores y los artistas que nos hemos subido al escenario. Hay que ser valiente. No se ha contagiado nadie en un teatro porque la cultura es absolutamente segura. Lo teníamos que demostrar y así ha sido. Más ahora que el público está ávido de sonrisas.

P ¿Se ve la risa con la mascarilla?

R Yo les digo, por si acaso «achinad los ojos y moved los hombros para que parezca que os reís». Pero cuando escuchas el estruendo de la risa es maravilloso y por suerte se sigue escuchando. La gente tiene predisposición a reír. Y una curiosidad: ahora la gente no tose, no se escucha una sola tos en el teatro.

P ¿Es verdad que en este espectáculo hace más de 100 imitaciones?

R Sí. Es una locura. Salen a casi dos o tres por minuto, pero el público se lo pasa tan bien que da gusto. Es muy actual, tocamos temas como Rosalía, La casa de papel, Fernando Simón, Miguel Bosé, lel tema Messi... y un remember de los personajes claves y canciones.

P ¿Cómo es posible que cambie de registro tan rápidamente?

R Mi cabeza es como una jukebox,tengo todas las pistas seleccionadas y solo tengo que elegir cuál suena.. Tengo absolutamente memorizada cada voz y cada personaje, y a partir de ahí tengo que ir pillándolo de mi cerebro. Eso es lo que la gente reconoce, el virtuosismo de cambiar tan rápidamente.

P Ha citado a Fernando Simón que era carne de cañón desde el minuto uno...

R Fernando Simón es la estrella del show, es como si fuera Mick Jagger. El público lo está esperando y cuando dices «buenas noches» con su voz empiezan a aplaudir.

P Y al Rey Juan Carlos lo habrá retomado con fuerza.

R El Rey se fue de vacaciones un ratito porque se venía de gira conmigo. Es uno de los protagonistas del show. Aunque no se si es rey emérito o rey emiratos.

P Ahora estamos en un momento en el que hay que ser políticamente correcto y hay temas tabú para el humor, algo que lleva a la autocensura que es el mayor enemigo de un humorista. ¿Era más fácil hace humor antes?

R Sí, era más fácil. Las redes sociales han hecho que aparezca mucho gangsterismo a criticar desde el anonimato. A eso se une el tema de que vivimos un momento tan políticamente correcto que tenemos que tener una vida espectacular, maravillosa, feliz, rodeada de amigos... Es la época del fake y todo lo que digas no es que puede ser utilizado en tu contra, es que va a utilizarse en tu contra. Eso lleva a que las redes ardan con algo que tu dices. Antes, cuando se hacía humor se entendía que era con la finalidad de hacer reír y ahora se ve todo con mala fe. Por eso es importante que no perdamos la buena fe porque si perdemos el humor perdemos una de nuestras señas identitarias. Al final el humorista tiene que limitar su personalidad.

P El sector de las artes escénicas está muy muy tocado...

R En Inglaterra, Francia o Italia se protege la cultura y se considera parte fundamental de la idiosincrasia y el ADN de un país y en España no. Como tendemos a politizar todo y llevarlo a un extremo que no es, se está dejando de la mano de dios y un país sin cultura es una muerte anticipada. Somos uno de los mejores países del mundo, sin duda, en cuanto a arquitectura, medicina, deportes, turismo, pero si no cuidamos nuestra cultura es peligroso. No nos olvidemos que la cultura fue la base del entretenimiento con la pandemia y de repente somos los olvidados. Supongo que tendremos que quejarnos más fuerte porque en este país funcionamos a base de palos. Es el momento de gritar, de apoyar y de hacer saber que la cultura es importante.

P Ha trabajado en el programa World'best de la CBS, el primer talent show mundial, junto a gente tan famosa como Drew Barrymore. ¿Ha sido muy diferente la experiencia?World'best

R Hay mucha diferencia en la mentalidad. EE UU tiene cosas malísimas, pero también buenísimas. En el mundo del entretenimiento está a años luz, no por calidad sino porque aquí el gran problema es que no nos lo creemos. Allí se potencia el talento y aquí todo lo contrario.

P ¿Desde que empezó en Crónicas marcianas en 1999, la televisión ha cambiado mucho?Crónicas marcianas

R Sí, sobre todo porque la televisión a día de hoy es más cortoplacista y la influencia de redes sociales ha hecho que sea más de modas. Hemos perdido un poquito de criterio en cuanto a talento, profesión y experiencia, pero goza de una buenísima salud y hay programas que son espectaculares. Pero ahora es mucho más inmediata en la búsqueda de resultados; hay poca paciencia.

P Un personaje que le haya salido a la primera y otro que se le haya resistido.

R Fernando Simón fue escucharle y me salió al momento, es un caramelito. Difícil... mucho. Las mujeres me cuestan más. Y los políticos son difíciles porque son muy neutros. Rajoy fue complicado hasta que no descubrí que la mandíbula era muy importante para hacer las eses. Y Aznar al principio era lineal y luego nos fue dando acentos americanos y cosas de esas. Pedro Sánchez al principio también era muy plano.

P Carlos Latre no es de los que se rinden, ¿no?

R Sí, soy tremendamente perseverante y tremendamente currante. Intento no desfallecer nunca. El talento es un 15 por ciento y el resto es trabajo, pasión y determinación. No hay otra.