El 68 Festival de Cine de San Sebastián se estrenó ayer por todo lo alto con la proyección, fuera de concurso, de Rifkin's Festival, un rendido homenaje de Woody Allen al viejo cine europeo que ama y que no tiene por qué ser algo del pasado. «Bergman, Truffau, Fellini. Es posible tener cineastas autores en el futuro, no veo la razón por la que no pueda haberlos. Aquellos fueron una gran influencia y siguen siendo clásicos, igual que las obras de literatura», señaló el director vía satélite desde Nueva York.

«Vivimos una época en la que el cine comercial gana miles de millones; eso antes no pasaba», destacó el realizador cuya película protagoniza la española Elena Anaya. De hecho, aseguró, «mi festival ideal sería uno que tuviera películas sin mucha promoción a nivel comercial y que pudiera ver mucha gente».