La Fura dels Baus vuelve este domingo a Alicante con su último espectáculo, Nova Normalitat, que apenas se ha visto en España y que presenta en el autocine Cinemacar, en Rabasa, aunque en este caso los vehículos quedan aparcados para extender asientos a 400 personas.

Nova Normalitat tiene como punto de origen el coronavirus y fue gestado durante el confinamiento, cuando 17 de los 40 miembros del coro con el que trabajaba la compañía catalana se infectaron de Covid-19. «Pensamos en hacer una canción conjunta desde casa, como se hizo esos días, con una letra que decía que, aunque la naturaleza es más fuerte que nosotros, no hace falta sentir pánico en nuestro cuerpo sino respeto en el corazón, y se convirtió en Nova Normalitat», apunta Carlus Padrissa, uno de los directores escénicos de La Fura dels Baus.

La Fura se asocia a transgresión, espectacularidad, excentricidad y evolución en la escena, que en esta ocasión se torna en agradecimiento generalizado a quienes luchan contra el «enemigo común de la humanidad», el coronavirus, sin olvidar denunciar los otros males que acechan tras el virus como la crisis climática, la desigualdad o la pobreza.

«El espectáculo habla de dar las gracias a los sanitarios porque tuvieron la audacia y la valentía de arriesgar sus vidas en un terreno desconocido cuando aún no había protocolos. Arriesgaron y trabajaron el doble porque sufrieron muchas bajas, aguantaron y por eso les hacemos un homenaje», explica Padrissa sobre la esencia del montaje, que añade que quienes trabajan en primera línea contra la pandemia son «como los antiguos exploradores –Magallanes, Elcano–, que dieron la vuelta al mundo sin planos para demostrar que la tierra era redonda».

En este montaje, la tierra es el barco «en el que todos remamos en la misma dirección y esa energía de los sanitarios la tenemos que usar también contra el cambio climático, el hambre y todos los problemas que impiden alcanzar los Objetivos del Milenio al que añadimos el racismo», apunta el creador de la idea, que concluye que Nova Normalitat es «un grito de agradecimiento y de advertencia de lo que viene».

Aunque la compañía llega en un formato más modesto, con un equipo de 11 personas en escena –incluida la soprano Alba Fernández y el guitarrista Pep Mendoza, no falta la grúa y las imágenes «fureras» poderosas. Entre ellas, la metáfora «brutal» del confinamiento, donde uno de los actores está encerrado en una bolsa de plástico que le va chupando hasta envasarle al vacío; o la del nacimiento de la nueva normalidad remando en el mismo barco contra el coronavirus, alertando de que «si no vamos todos en la misma dirección no saldremos de esta, algo que ya esta pasando», indica el director.

Preguntas al público

Una de las curiosidades del montaje es que la compañía invita al público a utilizar el teléfono móvil durante la representación. No solo para hacer las fotos que desee, sino porque los espectadores deben contestar a través de sus dispositivos a dos preguntas que se lanzan en los 80 minutos que dura Nova Normalitat.

Una es si el público prefiere mayor seguridad aunque suponga mayor control de las personas, frente a más libertad «y la respuesta es unánime: todos prefieren estar más controlados», destaca el responsable de la Fura sobre las respuestas recibidas en Barcelona, Cantabria, Galicia y Madrid.

La segunda cuestión es si creen que la pandemia nos hará mejores personas y «aunque en casi todos los sitios contestan que sí, en Madrid, que fue la última ciudad donde estuvimos, ahora en septiembre, ha cambiado la tendencia y gana el no».

Acostumbrados a sacar el teatro fuera de los teatros y en espacios poco convencionales, el autocine se presenta como un «escenario perfecto, ya que si llueve podemos meter a las gente en sus coches», bromea Padrissa, que apunta que los actores llevan mascarilla si pasan cerca del público y asegura que «el teatro es lo más seguro que existe».

Las puertas se abren a las 18 horas y el espectáculo comienza a las 21 horas. La entrada es de 25 euros.