Coger objetos, trasladarlos, asearse. Son acciones cotidianas a las que no se les suele dar importancia hasta que no puedes realizarlas. Daños neurológicos como un ictus, trastornos fisiológicos o un accidente dejan a millones de personas sin movilidad o con una movilidad muy reducida en una mano. Para que puedan volver a utilizarla, el equipo del laboratorio ArtefactosLAB de la Universidad de Alicante (UA) ha patentado un exoguante robótico que se acciona con la musculatura sana del propio individuo.
El reponsable de Artefactos, el ingeniero Javier Esclapés, explica que «el exoguante lleva unos cables conectados a una caja central que se activan por sistema mioeléctrico mediante un sensor colocado en la musculatura del pecho». Es decir, que cuando la persona se coloca el dispositivo sólo tiene que hacer un poco de fuerza con el pecho y así se activa la «nueva mano», que se abre y se cierra con estos impulsos.
En un siguiente paso se podría adaptar a este prototipo unos sensores que, basados en Inteligencia Artificial, pudieras reconocer objetos y abrir en mayor o menor medida el exoguante adaptándose a si lo que desea coger la persona es un cuchillo o una botella, por ejemplo.
Este exoesqueleto está impreso en 3D y es portátil, económico y adaptable al usuario de forma personalizada. Además, «Flick» que es como han bautizado al exoguante, está fabricado con un material flexible, transpirable y resistente a líquidos, así como diseñado bajo parámetros de sostenibilidad económica, medioambiental y social.
«Flick» es ahora un prototipo y puede ser fabricado en cualquier parte del mundo adaptado a las necesidades del usuario o del profesional rehabilitador, quien podrá autofabricar y personalizar su propio dispositivo en poco tiempo y mínimo coste.
Artefactos es un equipo multidisciplinar formado por alumnos y profesores de robótica, biomedicina, diseño, multimedia, telecomunicaciones, química, sociología, publicidad, psicología de la salud, ingeniería de producto y terapia ocupacional. Su sede está en la UA, pero también participan profesores de la Universidad Miguel Hernández de Elche y de la Universidad Politécnica de Valencia.
Su fin es crear dispositivos que, o bien no se encuentren en el mercado o los que haya sean caros, para mejorar la calidad de vida de personas con algún tipo de discapacidad. Así, la mayoría de sus diseños se pueden encontrar en código abierto para que cualquiera pueda bajárselos y fabricarlos con sus propias impresoras. Cuando se trata de una patente, como es el caso, en Artefactos se comprometen a que se pueda adquirir por un precio «justo y accesible, el mínimo».
Durante el confinamiento desarrollaron una mascarilla utilizando una máscara de buceo para aportar soluciones en un momento en el que escaseaba el material de protección contra el covid-19.
Dentro de la filosofía de simplificar los procesos y abaratar costes, Esclapés indica que existen diferentes sistemas para ayudar a mover los dedos a aquellas personas que no pueden hacerlo. Hay exoesqueletos convencionales compuestos por materiales rígidos y con un mecanismo complejo para su accionamiento. «Su volumen es muy grande y pesado y, por tanto, poco funcional para el usuario.
Por otro lado, existen los guantes para rehabilitación que detectan señales musculares, pero solo permiten el movimiento de tres dedos, pulgar, índice y medio. «Otro sistema es el exoesqueleto neumático que presenta un problema común a las anteriores opciones como es su elevado coste, convirtiéndose en un producto poco accesible y con una tecnología y montaje complejos para el usuario», asegura el director de Artefactos.
Por este exoguante ya han mostrado su interés dos asociaciones, pero cualquier empresa o persona podría pagar este precio mínimo y fabricarlo. Las asociaciones son la de parálisis braquial -una lesión en los nervios periféricos que sobreviene durante el parto y limita la movilidad de las extremidades superiores- y la de hemiparesia -disminución de la fuerza motora o parálisis parcial consecuencia de una lesión cerebral-.
