Los desnudos y Antoni Miró suelen ir acompañados de polémica. Su Suite Eròtica Grega (A Grècia fa 2.500 anys) provocó algunas críticas cuando se expuso al aire libre en la Marina de València y sus esculturas eróticas de hierro forjado sufrieron actos vandálicos el pasado año en Altea. Ahora, su nueva exposición de pintura, Suite Havana, instalada desde ayer en el hall del Palau Altea, ha sufrido la censura de Instagram antes de su inauguración en la sala.

El propio pintor alcoyano denunció ayer en sus perfiles el veto de esta red social sobre algunas de sus obras, retiradas por «desnudos o actividad sexual», además de amenazar con cerrar la cuenta del artista en Instagram, según expuso Miró.

Su Suite Havana, precisamente, está integrada por entero a desnudos femeninos pintados en Cuba.

«Una danza, un ritual, una magnífica oportunidad para disfrutar» de esta serie, apunta en su texto Josep Sou sobre la serie de Miró, donde «la liturgia de la sensibilidad, de la sensualidad y del erotismo, conviven alegremente en la geografía mediata de los lienzos que las inscriben».

Altea y el artista se profesan lealtad desde hace mucho tiempo, como indica Sou, ya que antes de instalarse definitivamente en su masía de Sopalmo, el alcoyano vivió y montó su estudio en Altea, donde permaneció entre 1970 y 1980 y donde coincidió con Antonio Gades. Hacía 25 años que no exponía en esta localidad y esa ausencia se rompió hace un año con su exposición De mar a mar y se renueva con esta muestra.

En palabras de Sou, la Suite Havana de Antoni Miró «es una maravilla. Es un canto a la desacomplejada manera de mirar. Es un momento mágico donde se resuelve la teúrgia de la memoria de tiempos remotos. Es un mundo de miradas, de posiciones, de erótica comprensión de lo que resulta ser la Humanidad».