En 1363, el rey Pedro IV obligó a la nobleza a defender el Reino de Valencia del asedio de las tropas castellanas de Pedro I, en la conocida como Guerra de los dos Pedros, y recuperar algunas de las plazas perdidas en la batalla. Dos años más tarde, Pedro I acampó en las llanuras del castrum de Calpe con el objetivo de asediar y destruir Ifach, el principal núcleo urbano que dominaba y vertebraba a toda la población.

El ataque no se hizo esperar. El asedio a este enclave se prolongó durante un mes y aunque las tropas castellanas se retiraron ante la presión aragonesa, Ifach quedó semidestruida y comenzó su ocaso, con el paulatino abandono del asentamiento.

El puzzle de esta historia resumida tan brevemente ha ido colocando sus piezas gracias a un grafito, lo que podría ser un grafiti medieval. En 2014, los trabajos arqueológicos del MARQ en la pobla de Ifach, dirigidos por José Luis Menéndez, sacaron a la luz un fragmento de muro en el que aparece el dibujo de un caballero dirigiéndose al combate, que las investigaciones han identificado, por el escudo y el estandarte, como Juan I de Aragón.

La importancia de esta pieza, que desde ayer se expone documentada en el hall del museo alicantino, radica no solo en que es «la primera representación de una figura humana aparecida entre los restos de la pobla», aseguró ayer Menéndez durante la presentación de la exposición que él mismo ha comisariado. Lo más significativo es que ha permitido recomponer la historia del ocaso de la pobla de Ifach. «En muy pocas ocasiones, una única pieza arqueológica es capaz de contar una historia completa. Sin embargo, en aquellas ocasiones en las que una pieza o fragmento nos permite recuperar un momento histórico determinado, es como si hiciéramos una fotografía fija de un paisaje, de una comunidad, y, a partir de ella, revivir un momento histórico».

Esto es lo que ha ocurrido con este hallazgo, aparecido entre los restos del derrumbe de la Domus Lauria, centro de poder de la Casa de Lauria durante el siglo XIV. La escena muestra a un caballero que va al combate, portando toda la panoplia propia de su rango y los distintivos linajes de su casa. Según el arqueólogo, «aunque solo contamos con el tramo superior del cuerpo, la posición de perfil y la existencia del escudo y del estandarte, lo relacionan con toda la sigilografía medieval de la Corona de Aragón» y muestran a un caballero «de alto rango social».

Escudo y estandarte

Precisamente son esas dos figuras, el escudo y el estandarte, las que han permitido identificar al personaje dibujado. «El blasón que ostenta el caballero de Ifach no surge del capricho del dibujante sino que tiene dueño: la Casa de Ampurias; en concreto, coincide con las armas de la rama ampuritana del Casal de Barcelona, perteneciente al Condado de Ampurias desde la primera mitad del siglo XIV».

Y ahí es donde aparece la figura de Juan I de Aragón, apodado El Viejo, cuyas armas se corresponden con las del grafito. «Parece claro que la imagen realizada por una persona anónima es la figura del mismo Juan I de Aragón, blandiendo su escudo y portando el estandarte del Condado de Ampurias». Con toda probabilidad, el dibujo fue realizado por alguno de los miembros de su hueste de desplazados con un fragmento de carbón del brasero que se encontraba en el cuerpo de guardia, como «una acción totalmente espontánea, dirigida a generar una iconografía que mantuviese el espíritu combativo de los defensores frente a una situación desesperada».

Para el director del MARQ, Manuel Olcina, en los últimos tiempos el grafito ha adquirido «un valor de testimonio histórico destacado al ser un modo de transmisión gráfica no creado por instancias oficiales o académicas y, por tanto, manifestación espontánea, libre, de un entorno histórico-social».

Olcina destacó que «el libro editado sobre el caballero, producto de la investigación científica, es una prueba de que la ardua documentación que se genera en una excavación, bien tratada y pensando en la difusión a la sociedad, puede producir una gran historia que no es local, sino general».

La diputada de Cultura, Julia Parra, que asistió a la presentación junto al director de la Fundación MARQ, José Alberto Cortés, y el teniente de alcalde de Calpe, Juan Manuel del Pino, destacó que esta pieza «merece la pena que la conozcan todos los alicantinos, incluidos los más jóvenes a través de los talleres y actividades programados desde la Unidad Didáctica del museo, especialmente dirigidos a nuestros escolares».