Una referencia en la Enciclopedia Británica de 1902 incluía a Joaquín Agrasot (Orihuela, 1836-València, 1919) entre los cuatro artistas españoles más importantes de finales del siglo XIX y principios del XX. Dicha referencia histórica consideraba que la pintura moderna en España comenzaba con Mariano Fortuny, continuaba con Agrasot y seguía después con Joaquín Sorolla e Ignacio Zuloaga. De estos cuatro artistas, el pintor alicantino es el menos conocido y su reconocimiento no es comparable al de sus compañeros, a pesar de la aportación a la pintura de la segunda mitad del siglo XIX.

La exposición inaugurada ayer en el Museo de Bellas Artes Gravina (Mubag), gestada en colaboración con el Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana desde hace más de un año, pretende saldar esa deuda con el artista oriolano, «hacer justicia» y ofrecer una «revisión importante» de su obra con esta muestra «magnífica», como recordó ayer el director del Consorcio, José Luis Pérez Pont, quien felicitó al nuevo responsable del Mubag, Jorge Soler, y agradeció la labor realizada por su antecesora en el museo, Joserre Perezgil.

El comisario Rafael Gil explica la obra Vista del puerto de Alicante.

La muestra Joaquín Agrasot. Un pintor internacional, que se podrá contemplar hasta el 24 de enero de 2021, contiene más de un centenar de obras –93 pinturas, dibujos y acuarelas de Joaquín Agrasot y otras 10 piezas de artistas coetáneos como los antes citados para señalar las diferentes corrientes de las que formó parte– con la que «se recupera al pintor alicantino en toda su extensión», subrayó Mª José Argudo, de Cultura de la Diputación, cuya colección contiene ocho obras del oriolano, seis en la exposición, como la Vista del puerto de Alicante, que pintó en Alicante a su vuelta de Roma en 1875.

El resto de piezas procede de 28 colecciones privadas y públicas, con muchas obras inéditas y otras propiedad del Museo del Prado –las dos más conocidas, Las dos amigas y Lavandera de la Scarpa, que se encuentran en el Mubag desde su reapertura–, del Museu Nacional d'Art de Catalunya (Mnac), del Thyssen de Málaga o los museos de bellas artes de Castellón, València, Murcia o Bilbao.

La exposición, comisariada por Rafael y Esther Alba, ha sido instalada «a la romana» (con cuadros encima y a los lados aprovechando el espacio), como en la época de Agrasot, y se acompañan de fotografías, medallas logradas en exposiciones nacionales y elementos personales del pintor.

«Es la primera vez que vemos a Agrasot desde una amplia perspectiva que ahonda en su aportación al arte español de la segunda mitad del siglo XIX y primera del XX», apuntó el comisario, que destacó su influencia «nacional e internacional». La exposición, contextualizada con la de sus compañeros artistas, evidencia que su obra «no es un hecho aislado», sino que conectó con otras corrientes artísticas, desde el preciosismo al impresionismo, más allá del realismo costumbrista y muestra que «su pintura se consolidó en el siglo XIX», dijo Gil.

«Agrasot no es un mero pintor costumbrista ni regionalista, profundiza más allá», indicó el comisario, que explicó que la pintura costumbrista «era muy demandada en el mercado internacional», pero también se adentró en el orientalismo, cultivó el retrato, los desnudos y la pintura religiosa.

Jorge Soler, en su primer acto como director, declaró su compromiso para situar al Mubag «como referente en primera línea» continuando la labor realizada de Joserre Perezgil.