El jueves tuvo un día movidito. Recibió el Premio Alumni del Consejo Social de la Universidad de Alicante y casi al mismo tiempo el Planeta.

Imagínate, el mismo día y a la misma hora tenía las dos cosas. El premio Alumni me lo iban a dar justo cuando fue el confinamiento y no se pudo hacer. A la vez, tenía que volar a Barcelona. Pero me hubiese gustado mucho estar.

El año 2020 va a pasar a la historia y su nombre va a estar ligado a él. No creo que nadie se olvide de quién ganó el Planeta...

Sí, es un año atípico, tremendo para toda la humanidad; no hay nadie a quien no le haya influido esta realidad, pero el mensaje que se dio el jueves es que el mundo de la cultura sigue, el mundo de la literatura sigue... los escritores siguen escribiendo, los lectores siguen leyendo y los editores siguen publicando. Yo estoy contenta de que el Planeta se haya celebrado y ser yo la representante del mundo de las letras en España este año me hace sentir muy orgullosa.

Ha dado vacaciones al comisario Kraken y ha elegido a Leonor de Aquitania. ¿Por qué este personaje histórico?

Tuvo una influencia enorme en el siglo XII y desde una edad muy prematura, porque con 13 años es no solo la mujer más rica de la cristiandad sino la persona más rica y con territorios que van desde Pirineos a Normandía. Aunque yo solo reflejo su historia desde los 13 a los 23 años porque no es una biografía, a lo largo de sus 82 años de vida cambió varias veces el equilibrio de poder de lo que luego es Europa y es la única persona que ha sido reina de Francia e Inglaterra. La influencia ha sido enorme en todos los ámbitos. En literatura gracias a ella tenemos el Ciclo Artúrico. Era una persona cultísima, con una inteligencia política excepcional. Era un personaje muy potente para convertirlo en protagonista de un thriller histórico.

La novela arranca cuando Leonor hereda el ducado de su padre, tras morir envenenado. Una niña de 13 años obsesionada con la venganza, una mujer avanzada a su época que pidió la anulación de su matrimonio con Luis VII y mantuvo una relación carnal con su tío. ¿Reivindica el papel histórico de las mujeres a través de su figura?

Yo creo que sí, que tenemos que hacer un poco de revisionismo histórico, en el sentido de que cuando veo que en los libros de historia y literatura de mis hijos el noventa y tantos por ciento de los nombres son masculinos me da mucha pena. Vamos a seguir transmitiendo que los hombres han hecho la historia, la política, y no. Hay que reivindicar a estas grandes figuras históricas. Que una mujer con 13 años se impusiese a reyes y papas en el siglo XII es algo inusual. Por eso es importante que las nuevas generaciones sepan que la Historia se hizo también con grandes mujeres.

Ha dicho que su novela es un homenaje a El nombre de la rosa. ¿Por qué?

Porque es un thriller, igual que El silencio de la Ciudad Blanca, que hay un asesinato, un culpable, una explicación del asesinato... Tiene de El nombre de la rosa todo eso de venenos y contravenenos, investigaciones en abadías, plantas venenosas, ejecuciones... Tiene mucho de homenaje al bestseller culto de calidad con mucho didactismo. Tú te metes en la novela y caminas y hueles la Aquitania medieval.

También la ha comparado con el estilo de Juego de tronos.

Mucho, en el sentido del maquiavelismo de las cortes, de estos cortesanos traicioneros, esas ejecuciones sumarias, de asaltos a castillos, de asedios, de batallas... salvo que lo que yo cuento es histórico, no es una novela fantástica.

Ha escrito un thriller histórico con misterio e intrigas. ¿Qué aporta al género?

Creo que aporto mi voz narrativa, lo que los lectores han visto en La saga de los longevos o la trilogía. Esa manera de escribir esos personajes que hace que los lectores se queden con ellos años después de leerlos. Hay personajes que el lector va a abrazar enseguida y quedarse con ellos.

La Trilogía de la Ciudad Blanca tiene más de un millón de lectores y ha sido traducida a más de quince idiomas. ¿Puede seguir la estela Aquitania y convertirse en una nueva trilogía?

No, no me lo he planteado ni quisiera, porque me ha llevado dos años y cuatro meses de mucha documentación y planificación. Tenía que estar muy bien hilada por lo que tiene de mestiza entre dos géneros. A día de hoy te digo que este año va a ser para tomar un descanso creativo. Es cierto que esto de la pandemia nos ha recolocado y nos ha obligado a cambiar nuestra perspectiva vital. No sé cuando pase esto qué me va a apetecer contar. Entiendo, anticipándome a los hechos, que dentro de un año todos seremos personas muy diferentes.

Después de la experiencia con El silencio de la Ciudad Blanca, que hizo película Daniel Calparsoro, ¿ve Aquitania en el cine?

Más que en el cine sí que lo vería como serie porque necesita mucho metraje. Pasa lo mismo que con El silencio de la Ciudad Blanca, tienen muchas capas de lectura. Eso no se reflejó en la película y eso hizo que muchísimos lectores se quedasen decepcionados. No quiero que suceda lo mismo con Aquitania. Si se hiciese algo audiovisual tendría que reflejar eso porque si no, sería de nuevo una historia sesgada.

El Planeta lo dedicó a las víctimas del covid, en unas circunstancias en las que la cultura especialmente está muy dañada.

Ahora mismo las cifras del sector del libro nos dan pie al optimismo. Ha ayudado a que haya más lectura y hay hambre de novedades. Pero es cierto que estamos en la mitad de la tormenta perfecta y queda mucha incertidumbre.

Fue muy activa en redes durante el confinamiento, más de lo que ya lo es normalmente. En general, la cultura fue muy solidaria. ¿Cree que tenemos una deuda social con el sector?

Yo sí lo pienso. Creo que ha sido muy importante la función que ha tenido cualquier segmento del mundo de cultura porque hace de evasión, nos enseña, nos educa, nos da perspectiva, nos hace más empáticos. Es la base de cualquier país que pretenda estar un poco en el siglo XXI. Ahora no debería estar tan desprotegida. Se necesitan ayudas reales, que las autoridades estén presentes. Al final, seremos los escritores, los lectores y los libreros los que sigamos tirando de nuestro sector.

¿Esta pandemia dará mucho juego a nivel literario?

Yo creo que va a haber literatura de la emoción, es decir, se publicarán escritos realizados en pleno confinamiento y también habrá literatura desde la reflexión con el paso de cinco o diez años, con la perspectiva de cómo acaba esto y hasta qué punto se vuelve al mundo que conocemos. Con esa perspectiva, la literatura nos explicará qué ha pasado ahora y cómo nos hemos comportado como sociedad. Habrá alguna buena novela revisionista, el efecto Patria, que años después nos explica lo que pasó desde dentro.