Veinte años no son nada para algunas cosas. Paras otras sí. Ese es el caso de la lámina de agua del Museo de la Universidad de Alicante. Dos décadas después de su construcción, la renovación del suelo del estanque se ha convertido en una necesidad en prevención de que las pequeñas filtraciones registradas hasta ahora se conviertan en un problema de envergadura y pueda afectar a las salas del centro.

«No era cuestión de seguir poniendo parches», asegura el vicerrector de Campus y Tecnología, Ferrán Verdú, departamento que se encarga del mantenimiento de los edificios de la UA. «La lámina de agua estaba dentro de sus previsiones de vida normales, había que tomar una decisión y decidimos arreglarla completa».

A la espera de esa reparación integral, el estanque que rodea el museo diseñado por Alfredo Payá, con 14.000 metros cuadrados de superficie, permanece vacío desde antes del confinamiento. Y así seguirá hasta que se finalice el proyecto y se saque a licitación por un coste estimado de unos 300.000 euros.

Las filtraciones no son importantes aunque las obras tendrán un coste de alrededor de 300.000 euros

«Nos ha pillado la pandemia y el presupuesto de la reparación nos obliga a irnos a la convocatoria de un concurso», apunta el vicerrector que asegura que ya se está preparando el pliego de condiciones y para ello ya se han realizado fotografías y mediciones para tener los datos necesarios con el objetivo de elaborar el documento. «La Oficina Técnica tiene cuestiones más importantes ahora, pero esperamos poder sacar la obra a licitación a comienzos del próximo año».

Verdú aclara que se ha vaciado «por precaución, ya que está muy dañado» y no «porque haya filtraciones importantes». En su opinión, «cuando ha llovido tampoco ha habido problemas mayores y en caso de lluvia intensa tampoco tiene por qué ocurrir nada».

El vicerrector de Cultura, Carles Cortés, del que depende el MUA, afirma que después de 20 años se han ido acometiendo diversas remodelaciones, «la última hace cuatro o cinco años, cuando se cambiaron las láminas de madera del edificio grande».

Cortés asegura que «no peligra ninguna sala», pero es cierto que «hay filtraciones que no son graves, pero para prevenir que vaya a más avisamos». Es el caso del almacén, donde por la zona de las juntas sí se han registrado entradas de agua.

La impermeabilización está realizada con tela asfáltica que hay que cambiar entera. «Hasta ahora se han ido poniendo algunos parches en la tela asfáltica y arreglando alguna grieta estructural». No obstante, «al funcionamiento del museo no le afecta nada esto, es una cuestión más estética» a la hora de ver el edificio.

El responsable de Cultura deja claro que incluso «si hay gota fría», donde entrará agua será en el almacén «seguro». «En las salas no afectará nada porque es un tema de las fisuras y de las juntas».

El arquitecto Alfredo Payá concibió este proyecto con el objeto de singularizar el edificio dentro del Campus. El solar lo ocupó con una lámina de agua interrumpida por un gran patio excavado desde donde emerge la caja de madera que refleja su imagen sobre las aguas del estanque.

Este edificio ha sido galardonado con el Premio Architecti y fue finalista en otros galardones como el Mies Van der Rohe de arquitectura europea, la V Bienal de Arquitectura Española y los FAD de Arquitectura.

La lámina de agua y la gran caja de madera que reciben a la comunidad académica en el Campus se han convertido en la imagen de la Universidad de Alicante por su arquitectura y por ser pionero entre los centros universitarios del país. Este edificio cambió la imagen de la UA y también el concepto académico.