Es una de las figuras más innovadoras del flamenco y lo ha llevado por senderos contemporáneos mientras agarraba con fuerza sus raíces. «Donde me encuentro bien bailando es encima del riesgo. No es porque tenga una estrategia, ni me he planteado ser el más vanguardista. Sale», ha dicho Israel Galván (Sevilla, 1973) en alguna ocasión.

Por eso dio un paso más allá y se baja del escenario para actuar en espacios de arte, con los pies en el suelo, para despojar de ataduras, de elementos superfluos y adornos su baile. Lo hace con Solo, espectáculo concebido para espacios singulares, con el que el próximo día 7 pisará la Caja Blanca de Las Cigarreras, rodeado por las obras de la exposición Ensayo antes de la actuación.

Solo, porque así estará ante el público, pero también porque la ausencia de música, de micrófonos y de escenografía le despojan de todo lo externo para concentrarse en su baile. El cuerpo será su instrumento, de danza y de música, porque el sonido que produce con sus movimientos, con el roce de los pies en el suelo, con la respiración, se convierte en la única banda sonora con la que cuenta el artista.

El Premio Nacional de Danza 2005 realiza así una reflexión personal sobre el baile flamenco con esta propuesta que le llevó a conseguir el Premio Ciudad de Barcelona de Danza. Galván ha actuado con su Solo en espacios como la Fundación Calder de Nueva York, el Centro Cultural Aristóteles Onassis de Atenas, la Bienal de Flamenco de Sevilla o el Corral de Comedias de Alcalá de Henares, además de la Cinémathèque de la Danse de París, que es donde lo estrenó en 2007.

Baile para cien personas

Israel Galván, que en Solo sigue los pasos de Vicente Escudero que ya bailó sin música hace casi un siglo, llegará a Alicante en plena pandemia para ofrecer una actuación con la que las Cigarreras celebrará su décimo aniversario, que se ha visto eclipsado en este año tan complicado. Será en el espacio central de la Caja Blanca, en una zona acotada de 7 x 7 metros, donde mostrará su danza silenciosa, ante un máximo de cien personas (12 euros, entrada anticipada y 15, en taquilla).

«En principio -asegura el concejal de Cultura, Antonio Manresa-, surgió por el décimo aniversario de las Cigarreras, que ha sido este año, y aunque con la pandemia no se ha podido hacer todo, sí quedan algunas actuaciones que consideramos importantes para el discurso que mantengo para este centro cultural, de que no es solo un espacio de arte contemporáneo sino que hay que abrirlo a otras disciplinas, como, en este caso, el flamenco, pero no flamenco al uso, sino acorde a la filosofía de este espacio».

La llegada de Galván a este centro cultural «es una apuesta por los lenguajes heterodoxos que surgen en torno al flamenco y que llenan los espacios de exhibición y producción contemporánea, y lo hace a través de actuaciones que muestran la pluralidad de puntos de vista en torno a la danza y al cante, en un contexto de interrelación con el público», destaca el edil.

Esto, según sus palabras, «complementa el discurso argumental de las Cigarreras, le vamos dando más contenido y damos un paso más al traer a Israel Galván para romper el molde de las artes contemporáneas».

Israel Galván se incorporó a la Compañía Andaluza de Danza, dirigida por Mario Maya, en 1994 y este fue el comienzo de una carrera imparable en la que ha conseguido los premios más importantes en el flamenco y la danza a nivel nacional y numerosos reconocimientos internacionales. Con Lo Real / Le Réel / The Real (2012), una particular reflexión sobre el holocausto gitano, recibió en 2014 tres premios Max.