Sin escenografía, sin atrezzo, sin vestuario, sin cambio de luces y sin transiciones. Treinta escenas y solo dos actores con la palabra para subir a las tablas otras tantas historias sobre el desamor, filtradas en su mayoría por el tamiz del humor ácido. Eso es El amor debería estar prohibido, obra que se estrena hoy en la Muestra de Teatro Español de Autores Contemporáneos de Alicante. Tres alicantinos han sacado a flote este montaje: Juan Luis Mira firma y dirige el texto, mientras Inma Mira e Iván Gisbert lo interpretan ante el público.

El escritor comenzó a fraguar la obra antes del confinamiento, pero la acabó durante el encierro. «No podía hacer una obra para muchos actores, por eso es un texto sencillo para dos personajes, como un homenaje a los actores, que era lo que siempre había querido hacer, para mostrar que aunque no haya medios, aunque estemos en una situación precaria, mientras haya un actor, un texto y un público se pueden contar cosas y se puede revivir la emoción del teatro».

Son 30 escenas con la temática común del amor y el desamor, «en clave de humor ácido, aunque también con momentos serios», apunta Juan Luis Mira. «Unas duran 30 segundos, otras 3 minutos, y siempre hay un amante y un amado». Para ello, asegura, «necesitaba dos grandísimos actores». Y los encontró. «A Iván lo conozco desde hace muchos años, después se fue a Madrid, pero es el tipo de actor que me gusta, maleable, muy fresco; y a Inma, que además toca el violín, la conocí en Madrid, en el casting de Todo Lope hace 3 años y resultó que era de Castalla».

Ambos se ponen en la piel de 30 personajes cada uno: un niño de 8 años que hace un dibujo a su amor platónico, una compañera de clase; un cura pederasta, un matrimonio que no lo parece, un héroe de guerra... «Lo que distingue a cada personaje es la palabra, pero necesitamos que el espectador termine las historias».

Juan Luis Mira propone este juego escénico, «que es contarle al público la magia del teatro», en el que los actores «se van a cambiar de piel 30 veces delante de los espectadores, por eso no hay personajes, hay actores». Y el único elemento en el escenario es un perchero en el que cuelgan las mascarillas. «Una metonimia de estos tiempos».

El reto de interpretar 30 personajes distintos y crearlos a partir de un texto, «para un actor es maravilloso», afirma Iván Gisbert que también produce el montaje y que no actúa en su Alicante natal desde hace 7 años.

«Cuando uno tiene un buen texto, lo que tiene que hacer es poner la voz y el alma; y este texto es una maravilla». Para el actor, que acaba de terminar el rodaje de la serie Servir y proteger de Tirso Calero, «son 30 historias, pero cada una podría desarrollarse y ser una obra única».

Los ensayos comenzaron siendo presenciales y acabaron en la pantalla a través de Zoom. «Como hemos ensayado mucho tiempo a través de esa plataforma hemos hecho todo como muy orgánico y muy medido, y creo que muchísima gente se va a sentir identificado con muchos de los personajes que interpretamos».

Gisbert comienza la próxima semana el rodaje de la nueva película de Imanol Uribe, con Karra Elejalde como protagonista, sobre el asesinato de seis jesuítas en El Salvador, y también trabaja en el doblaje de una serie de Netflix.

El estreno de El amor debería estar prohibido en la Muestra de Autores supone para Juan Luis Mira «estar donde llevo participando desde hace 28 años, pero sobre todo, la emoción de que el teatro es posible». El sábado se representa en Castalla y la vista la tienen puesta en Madrid.