La pandemia de covid-19 ha modificado un sinfín de aspectos de la vida diaria, y el juego de los más pequeños no ha sido una excepción. La imposibilidad de salir a la calle igual que antes y de relacionarse de la misma manera ha hecho que también cambien muchos aspectos en la forma de disfrutar del ocio. El confinamiento propició que hubiera más tiempo que dedicar a las actividades lúdicas, las cuales permitieron a niños y niñas evadirse de la incertidumbre que atenazaba a los adultos. Eso sí, con unas pautas distintas para cumplir con las medidas de seguridad impuestas por la situación.

El papel del juego como factor de evasión durante el confinamiento, a la vez que de diversión y aprendizaje, es uno de los principales aspectos del estudio que ha hecho el Instituto Tecnológico de Producto Infantil y de Ocio (Aiju), a través de más de 2.500 entrevistas a familias realizadas antes de la pandemia, en pleno confinamiento y ya en la desescalada. Se ha dado a conocer junto la Guía de juguetes que anualmente elabora el centro de investigación, que llega ya a su edición número 30. Ayer se presentó en la sede de la entidad en Ibi, con la asistencia, entre otros, del conseller de Economía Sostenible y Servicios Productivos, Rafael Climent, y el presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ), José Antonio Pastor.

El tiempo de ocio diario de los niños con juguetes ha pasado de tres horas antes de la pandemia a cuatro horas y media. Eso sí, el confinamiento y la inseguridad que puede producir el salir a la calle por el riesgo de contagio del coronavirus ha contribuido a que los pequeños jueguen aún menos que antes en espacios abiertos. También los obligados cambios en la manera de relacionarse ha hecho que aumente un 67% el número de niños que juega con sus padres, y un 46% los que lo hacen con sus hermanos. Asimismo, ha crecido un 59% la cifra de pequeños que juegan solos. Sin embargo, la actividad lúdica con los amigos se ha reducido en un 72% durante estos meses.

El tiempo de ocio extra se ha dedicado fundamentalmente a manualidades, juegos de mesa, construcciones y muñecas. Sin embargo, se ha incrementado en sobremanera la exposición de los más pequeños a las pantallas. El uso de los videojuegos se ha disparado hasta un 79% en los niños de entre 10 y 12 años. Los menores pasan ya hasta una hora y media diaria frente a un dispositivo digital. También ha aumentado el consumo de televisión en una media hora. La relación a distancia mediante videollamadas ha crecido de manera muy significativa, como en los adultos, y también el uso de la red social Tik Tok, como consumidores y como creadores de contenidos. No obstante, sí se ha detectado que los pequeños hacen más visitas a espacios naturales en familia, compensando así en cierta forma la pérdida de actividad física y juego al aire libre.

La Guía de Aiju contiene este año 126 artículos, elaborados por 31 grupos de empresas diferentes. El presidente del instituto tecnológico, Manuel Aragonés, destacó durante la presentación que «el juego sigue siendo una de las principales herramientas de distracción» para los más pequeños, y más aún en las circunstancias actuales. También el conseller de Economía destacó «la importancia del juguete como refugio y vía de aprendizaje», así como de «gran aliado de muchos hogares durante el confinamiento». Rafael Climent incidió en que éste es «un momento disruptivo, de resiliencia y de cambio de hábitos». Además, defendió que las jugueterías sean consideradas establecimientos esenciales en caso de que vuelva a haber un confinamiento. «Desde mi punto de vista lo son», remarcó. Recogía así el guante lanzado hace unos días por la AEFJ, que destacó que el juego ha sido «una forma de normalizar la situación» para los pequeños en estos últimos meses.