El poeta y académico Francisco Brines manifestó, tras recibir la noticia de que había sido galardonado con el Premio Cervantes 2020, que está contento de que su poesía, la que ha hecho «desde siempre», haya llegado «a su destino». Brines hizo estas manifestaciones en una conversación telefónica con Efe, desde su vivienda de su localidad natal, Oliva (Valencia), en la que señaló que, aunque es un reconocimiento que «no esperaba», lo recibe «con mucha emoción».

En la primera persona en la que pensó tras recibir la llamada del ministro de Cultura y Deportes, José Manuel Rodríguez Uribes, fue su madre y en cómo reaccionaría ante el premio, ya que cuando le dijo que quería ser poeta «pensó en qué rumbos cogería» su hijo y hacia dónde le llevaría.

Brines, cuyo estado de salud es muy delicado, animó a las generaciones actuales de poetas a continuar su labor y se mostró convencido de que «Garcilaso y un poeta de hoy sentirían igual la poesía y cuando les salía un verso logrado la alegría que tenían era enorme». Para el poeta valenciano, la poesía debe servir además en un momento tan difícil como el actual, ante la crisis generada por la pandemia de la covid-19, de «refugio», porque tiene el poder de «sanar» el alma.

El jurado, que presidíael director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, decidió ayer otorgar por mayoría este premio y consideró que la poesía de Brines, de 88 años, «va de lo carnal a lo metafísico y espiritual, a la aspiración de belleza».

Brines es uno de los pocos poetas supervivientes de la Generación de los 50 y que cuenta ya con otros premios como el Nacional de Literatura, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, el Internacional de Poesía Federico García Lorca y el Nacional de la Crítica. Un poeta intimista y «entrañable» de la generación del 50 que es uno de los maestros de la poesía española actual y cuyo magisterio es reconocido por todas las generaciones que le han sucedido, indicó el jurado, según el acta leída por el ministro, quien leyó en la rueda de prensa un fragmento del poema El otoño de las rosas, destacó que está muy orgulloso de que haya sido galardonado un gran poeta español, un escritor de una «una importancia enorme que debe ser reconocida». Ha sido una decisión «sabia y justa», señaló el ministro,.

El president de la Generalitat, XImo Puig, subrayó que Brines es el primer poeta valenciano en recibir el Cervantes y dijo que nos ha «enseñado que somos un paréntesis entre dos nadas». «Es el autor de la melancolía y de la mirada a un pasado que ni la poesía ni el recuerdo pueden restituir», agregó Puig, quien dijo que Brines «es una gran persona».

El respeto a lo desconocido fue la «mejor lección» que le dio su padre porque fue lo que le llevó a amar la literatura a Francisco Brines, el poeta de las emociones, el hacedor de todo un catálogo de versos llenos de tolerancia donde disecciona la soledad, el amor, el tiempo, la vejez o la muerte.

Aunque es uno de los últimos supervivientes del «Grupo poético de los años 50», no se puede hablar de poesía social cuando se habla de él, pese a que este sea el santo y seña de esta generación. Brines es solo Brines. Porque el escritor defiende la poesía como un «ejercicio de tolerancia» fruto de la identificación emotiva del lector con el poema, aunque su contenido sea ajeno a sus convicciones.

Una convicción que le ha llevado a escribir versos como éste: «Como si se tratase de algo ajeno hablamos de nosotros y nos vimos inciertos, unas sombras». Versos con una mirada poética metafísica, ese arte que ayuda a «vivir mejor, pues educa y afina la sensibilidad para percibir el goce y experimentar el dolor, y podemos vivir gracias a ella experiencias que no nos corresponderían», según sus palabras.

Figura decisiva en la recuperación de Juan Gil-Albert

Francisco Brines fue una figura decisiva en la recuperación del poeta alcoyano Juan Gil-Albert en los años 70, tras «volver» de su exilio interior. Entre 1969 y 1971, Brines llevó al alcoyano a visitar a Jaime Siles y a Gillermo Carnero. En 2004, asistió a la apertura de los actos por el centenario del nacimiento de Gil-Albert en Alcoy, organizados por el instituto que lleva su nombre. Y el año pasado, Brines fue presidente el Congreso Internacional sobre Gil-Albert, organizado por el IAC y la UA, aunque no pudo asistir por su delicado estado de salu.