Entre Srta. Bebi, user con el que comenzó a reinar en las redes sociales, y Bebi Fernández, hay seis años de diferencia y 200.000 lectores. Lo que se ha mantenido en la trayectoria de esta alicantina nacida en 1992, de la que se desconoce su verdadera identidad, es el discurso feminista y crudo contra la violencia de género y la explotación sexual en una sociedad que cree que «no hace nada».

Con su primera novela, Memorias de una salvaje, vendió más de 85.000 ejemplares. Ayer saltó a las estanterías de las librerías Reina (Planeta), aunque desde que se anunció la preventa se ha convertido en la novela más demandada en Amazon. Esta es la segunda parte y última, dice, de un «thriller trepidante» que aborda una historia en defensa de las mujeres, como un retrato crudo de una sociedad que esconde «grandes dosis de violencia y crueldad».

El confinamiento impulsó a esta graduada en Crimonología, especializada en violencia de género y delincuencia organizada, a dar forma a esta novela que tiene dentro «mucha verdad». Dice que cuando puso el punto final a Memorias de una salvaje «ya tenía pensada» la segunda parte. «Tenía claro que la historia quedaba inconclusa, tenía mi propio final pero decidí no contarlo, así que en este año extraordinario me puse a escribir... soy una autora impulsiva, yo no escribo, yo vomito». Y así fue porque en tres meses daba por finalizada Reina.

En ella narra la historia de dos jóvenes colombianas que vuelven a España en febrero de 2020 tras irse a estudiar un tiempo a Bogotá. Ambas son supervivientes de una trama de esclavitud sexual y, a su regreso, el pasado vuelve dando lugar a una cruenta guerra fría, «donde los límites del bien y el mal se difuminan». Esta novela es conclusiva, cierra la trama de la primera entrega, «aunque he querido centrarme más en el thriller, en la acción, en explicar cosas que no explicaba antes y considero muy necesarias; abundo más en lo criminal para hacer descubrir al lector no solo la violencia de estas organizaciones sino que cuento cómo se gestan y quiénes son esos hombres y eso pone al lector en un aprieto emocional grande».

El tema que centra sus novelas, y también su actitud vital, es «la denuncia social, no solo el feminismo». Como experta en organizaciones criminales durante diez años, la documentación en archivos no era muy necesaria. «Mi documentación está en mi experiencia y con mi faceta de artista lo que hago es ficcionar toda esa realidad». Además, «una cosa es documentarse y otra es estar ahí y verlo, y yo he estado en ese campo de batalla».

El anonimato ha sido algo «necesario» debido a los temas que trata y conoce, aunque sería fácil pensar que se puede ser irreverente y valiente desde un seudónimo. «Yo creo que dar la cara no sería más valiente, sería un error porque si diera la cara con el peligro que eso conlleva no podría dar un discurso tan potente como el que doy». Afirma que «contar una verdad como la que cuento en mis novelas, que es muy peligrosa, sería un problema... me matan, vamos; ser valiente es contarlo todo, salir a la palestra no me conduce a nada».

Por eso empezó siendo Srta. Bebi. «Me puse ese user en las redes porque las monjas del colegio siempre me reñían con el señorita antes y cuando descubrí el feminismo me di cuenta de que ese señorita es una forma de infantilizar a las mujeres». Y por eso firma sus novelas como Bebi Fernández. «Yo siempre digo que soy muchas mujeres en una, soy polifacética y en mi vida la contraposición de funciones, e incluso mi carácter, es una antítesis».

Una de esas mujeres es la que se convirtió en fenómeno en redes por sus alegatos feministas ácidos y descarados. «En redes soy muy crítica, muy humorística, pero como escritora soy muy seria». Dice que no se considera influencer porque no monetiza su presencia en redes -«los propios influencers no me consideran como tal»-, pero sí activista.

Si piensa en qué aportan sus libros, afirma que contar algo «que existe hoy en día, con mafias dentro de nuestra estructura social, prostíbulos clandestinos en nuestras ciudades, y hacerlo desde la emoción, algo que aporta más espíritu de lucha a la persona que lee esta novela porque es un thriller con una reivindicación social importante».

Considera que algo ha mejorado la situación, «al menos en cuanto a la lucha contra la violencia de las mujeres, pero los cambios sociales no se consiguen en un día; los efectos de esta generación de activistas se vaa a a ver más adelante».

Puede confundir que una feminista acompañe las entrevistas con fotos con escote, minifalda y las piernas entreabiertas. Pero afirma que «es un prejuicio». «Es la sociedad la que hace que una mujer se vea como un objeto, creo que es al revés, siempre he dado juego con mi físico y mi forma de ser. Lo hacemos incompatible pero nunca lo ha sido».

Bebi Fernández, una guerrera literaria contra la trata de blancas |

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