La Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) tiene que renovar un tercio de sus representantes cada cinco años. El organismo está formado por 21 académicos y siete de los actuales dejarán la Acadèmia en el primer pleno de diciembre, pero para cumplir la Ley de Igualdad de la Generalitat deberán ser necesariamente siete académicas.

El presidente de la AVL, Ramon Ferrer, lo confirmó en su último discurso en el acto inaugural del curso académico. Porque aunque puede permanecer en la institución, sorteo mediante, se ha agotado su segundo y último mandato presidencial.

«La AVL finalmente, conseguirá la paridad», explicó Ferrer en su alegato de despedida. Además dejó claro que «la Acadèmia Valenciana de la Llengua, desde siempre y en reiteradas ocasiones, se ha manifestado categóricamente a favor del requisito lingüístico en la futura Ley de la Función Pública». «Así se lo hemos manifestado al Consell y a la propia consellera Gabriela Bravo. Sin estridencias, pero con firmeza, consideramos que el requisito lingüístico es una obligación y una necesidad si queremos proteger el valenciano», dijo el presidente.

Ferrer aseguró que la Acadèmia es partidaria de que la futura Ley de la Función Pública sea clara. «De esa manera, se podrá evitar que un reglamento posterior recorte o retoque el espíritu de la propia ley y que el requisito final no consiga su objetivo». «Los valencianos, sobre todo aquellos que queremos la lengua, debemos tener claro lo que nos jugamos», aseguró.

La AVL empezó a caminar en 2001 con la tutela de las Corts Valencianes, que elegía a los académicos en su pleno. Con la llegada del Botànic, la Acadèmia abandonó la dependencia política y en diciembre de 2015 se produjo la primera remodelación interna.