Wolfang Amadeus Mozart

(Salzburgo,1756-Viena,1791)

Concierto para piano número 20, en re menor (K 466)

Es la primera vez que vamos a escuchar a Maria Joao Pires con orquesta en la ya amplia presencia de la pianista portuguesa en Alicante, siempre, hasta ahora, de la mano de la veterana Sociedad de Conciertos. Interpretará uno de los conciertos más conocidos de toda la producción mozartiana. Esta composición fue finalizada y estrenada el 10 de febrero de 1785, cuando Mozart se encontraba en la cima de su gloria como compositor y virtuoso del piano. Ese mismo día llegaba a Viena su padre, Leopold, quien escribiría cuatro días después a su hija: «El día de mi llegada hemos ido al primer concierto por suscripción…Además de las sinfonías, una cantante de teatro italiana ha cantado dos arias y después ha habido un excelente concierto de piano sobre el que aún trabajaba el copista cuando llegamos y del que tu hermano no había tenido tiempo de componer el rondó porque debía revisar la copia».

Por lo tanto, en su estreno no se escuchó el Rondó, que Mozart incluyó en una audición días más tarde. Haydn, que se encontraba esos días en Viena, le diría poco después a Leopold: «Os lo digo, delante de Dios, como hombre de honor: vuestro hijo es el compositor más grande que conozco, en persona o de nombre. Tiene gusto y también la más grande ciencia para la composición».

Beethoven admiraba tan profundamente este concierto que compuso para él las dos cadencias que se suelen interpretar en los movimientos segundo y tercero, dado que las originales de Mozart se perdieron. Es una obra que por su duración, tonalidad menor (más dramática, la misma que la de la obertura de su ópera Don Juan), y la amplitud de su desarrollo abre nuevas perspectivas en la evolución estética del compositor.

Camille Saint-Saëns

(París,1835-Argel, 1921)

Andromaque, overture

Saint-Saëns compuso varias obras de música incidental, es decir, para acompañar representaciones teatrales. como haría también para el cine, siendo un pionero, en los primeros años de Hollywood. La gran actriz Sarah Bernardt, que había representado la tragedia en cinco actos «Andromaque» de Jean Racine, le encargó a Camille Saint-Saëns que compusiera una música para ballet de esta obra. La misma Sarah Bernardt la bailaría en París el 7 de febrero de 1903.

Spartacus, overture

Espartaco es un ejemplo temprano del uso innovador de la forma y la transformación temática de Saint-Saëns, rasgos que probablemente extrajo de las obras de su admirado Franz Liszt. La obertura de «Spartacus» pudo ser el comienzo de una ópera que nunca retomó. Data de 1869 y merece ser estudiada como precursora del poema sinfónico, siendo tanto el primer intento de Saint-Saëns en este género como el primer ejemplo de un compositor francés. Dos años después, en 1871, inició una serie de preludios sinfónicos, tomando temas literarios como inspiración, que se iniciaría con «La Rouet d’Omphale» (La rueca de Omfalia).

Danse macabre (opus 45)

Camille Saint-Saëns se inspiró en un poema de Jean Lahor, seudónimo de Henri Cazalis, para componer este poema sinfónico en 1874, que fue estrenado el 24 de enero de 1875 en los Conciertos Colonne, en París. El músico se inspiró en una melodía para canto y piano como la que había evocado Berlioz en el final de su «Sinfonía fantástica».

Los versos sobre los que se desarrolla la obra hablan de «la cadencia de la muerte/golpeando una tumba con sus talones/ la Muerte, a medianoche, toca una danza/ en el violín…se oyen crujir los huesos de los danzantes…/Pero, ¡chis! de repente abandonan el corro/se empujan, huyen, ha cantado el gallo».

La obra fue acogida con silbidos el día de su estreno pero Liszt, lleno de admiración, realizaría unos meses después una transcripción para piano de la «Danza macabra».