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TRIBUNA

Documento inédito sobre la Santa Faz

Antonio Ramos Ayús, protagonista de la custodiade la reliquia durante la Guerra Civil

Antonio Ramos Ayús el 17 de mayo de 1967. |

Cuántos documentos, manuscritos y fotografías de valor histórico se habrán perdido en la basura al vaciar una casa para su venta o demolición y hacer limpieza de papeles tomados por inservibles.

El caso que nos ocupa tiene un protagonista principal, Antonio Ramos Ayús, un alicantino que ocupó diversos cargos durante la II República y fuera represaliado por el franquismo aunque es probable le valiera en parte, para su rehabilitación civil posterior, el escrito que ahora damos a conocer.

Hay otros protagonistas secundarios, Antonio Mataix Molina, un ciudadano del municipio alicantino de Cañada así como su esposa, que lo encontró en un cajón de la casa de su recién fallecida tía abuela y madrina llamada Amalia Bellido Subils, y se lo entregara para, conscientes de su interés, valorar ambos qué hacer con él. Esta señora que lo conservó hasta su muerte era ahijada de Ramos Ayús, a su vez muy amigo de su padre, Francisco Bellido Calvo, perteneciente a la masonería (logia Constante Alona) y militar mutilado en la guerra de África que llegara a teniente coronel Jefe del Centro de Instrucción Premilitar de Alicante en noviembre de 1937.

Y Antonio Mataix halló en las redes sociales un artículo del que esto suscribe, publicado en INFORMACIÓN el 17 de abril de este 2020 bajo el título de El comunista que salvó la Santa Faz donde citaba a Antonio Ramos, poniéndose en contacto conmigo y ofreciéndome gentilmente los datos que precisara.

Imagen del documento inédito. |

El documento en cuestión escrito en papel Vilaseca y con un formato grande, algo superior al DIN A3, deteriorado por el tiempo y que aquí reproducimos, refleja el siguiente texto mecanografiado:

«En la ciudad de Alicante a veintinueve de Marzo de mil novecientos treinta y nueve, y en el edificio de la Diputación Provincial, el ciudadano ANTONIO RAMOS AYÚS hace entrega de la Reliquia de la Santísima Faz, en perfecto estado de conservación.

Esta Reliquia la ha tenido en su poder desde el mes de septiembre del año 1936, recogida entre varios objetos de culto.

Y para que así conste, firman la siguiente acta de recepción».

Bajo y manuscrito se añade:

«En la fecha me hago cargo de la Sagrada Reliquia de la Santa Faz, que queda en mi poder para su custodia. Alicante, 29 de marzo de 1939».

Firma el cónsul argentino que era Eduardo Lorenzo Barrera.

Y al pie lo hacen Ambrosio Luciáñez Riesco (consta Riesgo), primer alcalde franquista de Alicante, y Francisco Alberola Such, ex diputado provincial que entre 1949 y 1954 también ocuparía el primer sillón municipal alicantino.

Ahora cabe hacer un resumen de lo que acontecido con la Santa Faz durante la guerra civil y a la conclusión de esta así como algunas matizaciones, centrándonos en el papel desempeñado en este periodo por Antonio Ramos Ayús.

Documento inédito sobre la Santa Faz

Nacido el 12 de abril de 1900 y dependiente de comercio, lo mismo que su padre Antonio Ramos Martín, como primera profesión conocida, militó en Izquierda Republicana siendo miembro de su Junta Municipal de Alicante, según ficha de represalias que figura en el Archivo Histórico Provincial. Tras la elección el 5 de febrero de 1934 del radical centrista Agustín Mora Valero como presidente de la Diputación Provincial, fue nombrado por este su secretario particular. Hagamos constar que desde el 27 de enero de ese mismo año era diputado provincial Francisco Alberola Such y ambos fueron facultados meses después por la institución para acudir a un acto de confraternización con Orán que se celebró en esta ciudad los días 9 y 10 de mayo. De ello se deduce que se conocían bien.

En unos años de convulsa actividad política, en enero de 1936 es nombrado secretario particular del presidente de la Diputación José Langucha Royo, sustituido por Teodomiro López Mena el 9 de marzo de ese año, tras la victoria del Frente Popular.

El 26 de julio de 1936 fue saqueado e incendiado el monasterio de la Santa Faz, siendo salvada la reliquia por vecinos del caserío, trasladada a la Diputación y guardada en un mueble del Museo Arqueológico hasta el 21 de septiembre en que fue depositada en la caja fuerte de la institución provincial por Antonio Ramos Ayús, miembro de la Comisión de Orden Público y también del Comité Popular de Defensa.

Buen conocedor de la casa, el 29 de julio de 1937 sería nombrado oficial de la secretaría de la Comisión Político Social de la Diputación Provincial.

Llegamos a los estertores de la contienda y José Mallol Alberola, primer y fugaz gobernador civil del nuevo régimen, entra en la Diputación el 28 de marzo de 1939 y tras solicitar un rastreo, le muestran intacta la Santa Faz, mandando guardarla.

Los testimonios escritos del sacerdote, historiador, antiguo archivero-bibliotecario de la Diputación y cronista provincial Gonzalo Vidal Tur, yerran cuando afirma que la reliquia fue salvada de manera heroica por Luciáñez y Alberola, escondida bajo un abrigo antes del control franquista de la ciudad de Alicante.

El documento hallado, lo mismo que el testimonio de Mallol, demuestran que la Santa Faz se encontraba a buen recaudo. Sí es cierto que Ramos Ayús, autoerigido en su guardián para intentar salvarse de previsibles represalias por su actividad política, sabía dónde estaba y la entregó para ser a su vez custodiada en Villa Marco, la finca de Campello entonces residencia del cónsul de la República Argentina donde estuvo Alberola escondido durante la guerra al estar amenazado por su militancia política conservadora.

Hay una anécdota curiosa que cuenta el precitado Vidal Tur que hemos de dar por buena ya que dice que fue testigo directo de la misma. Se encontraba diciendo misa ante la Santa Faz en la capilla de Villa Marco cuando, según él, se produjo un milagro por la súbita conversión del agnóstico Antonio Ramos Ayús que se puso de rodillas a llorar ante ella y lamentar cuán engañado había vivido.

La sin duda histriónica afectación no le sirvió en principio de mucho ya que fue procesado por la Justicia Militar en 1940, tras su liberación de nuevo detenido y encarcelado el 6 de noviembre de 1944, pero puesto en libertad quince días después. Es posible que el documento que guardaba con celo como salvoconducto, acabara sirviéndole.

Hay que hacer constar también que su primo hermano Francisco Ramos Molins fue un político igualmente izquierdista de muy azarosa y novelesca vida del que poco se ha hablado por estos lares quizás por marchar muy joven desde Alicante a la Ciudad Condal a estudiar Ingeniería Mecánica y quedarse a vivir allí donde se hizo piloto de aviación. Fue diputado socialista a Cortes Generales por Barcelona entre 1977 hasta su muerte en 1983.

Ramos Ayús estuvo casado con Milagros Ferrándiz Fernández y no tuvo hijos. Una vez liberado de todo proceso judicial, poseyó dos tiendas en el mismo centro de Alicante, calles Mayor y Bailén, dedicadas a la venta de juguetes y menaje, labor en la que colaboraron con él su hermana Leonor, la ya citada Amalia Bellido y la hermana de esta de nombre Adela.

La esposa de Ramos fallecería en Alicante el 21 de noviembre de 1975 y él en la residencia San José de Alcoy el 5 de noviembre de 1987, más de medio siglo después de convertirse en guardián de la Santa Faz.

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