La Concatedral de San Nicolás ya vuelve a tener órgano. O casi. El pasado miércoles llegaban al templo las cerca de 25.000 piezas que conforman el puzzle creado por Frédéric Desmottes para que, una vez colocada cada parte en su lugar preciso, la música vuelva a sonar. Dos camiones trasladaron desde el taller de organería ubicado en Cuenca hasta Alicante el nuevo órgano que supone «la culminación de un sueño», tal como afirma el párroco Ramón Egío, artífice de esta lucha que comenzó en 2005 cuando este mismo experto construyó el instrumento pequeño que suena desde la nave central de la iglesia, ante la precaria situación de la pieza histórica.

«Para nosotros es la culminación de un sueño, para la concatedral y para la ciudad, porque se hicieron inversiones en el órgano existente para mejorarlo, pero cada vez iba a peor. Como dice Desmottes, era un enfermo en la UCI». De hecho, el instrumento estaba totalmente destrozado por dentro «y además tenía serias limitaciones porque muchos registros no iban y el pedaleo era de seis notas, por lo que impedía la interpretación de determinadas piezas, como algunas de Bach».

Fue a finales de 2018 cuando la Diputación de Alicante se comprometió a financiar el coste del nuevo órgano, que alcanza los 470.000 euros, algo más de lo previsto «al tener que restaurar y reponer elementos de la caja -que es lo único que se va a conservar, ya que es la más antigua de la Comunidad Valenciana-, que estaban en malas condiciones y no se habían contemplado». En mayo del pasado año el organero Frédéric Desmottes se puso manos a la obra y lo que iba a ser una reconstrucción paso a ser una construcción completa.

Dice que han sido alrededor de 14.000 horas las que se han invertido en el taller para realizar este órgano, con un equipo de entre dos y siete personas. «Lo fundamental fue hablar con quienes van a utilizar el órgano y la función que se le quiere dar», destaca Desmottes que llegó el miércoles a Alicante con todo el material. «Era importante saber el lugar donde está, el uso que va a tener y quién lo va a tocar».

Son alrededor de 2.900 tubos los que lleva el nuevo instrumento, la mayoría de madera aunque también los hay de metal. Estos últimos no llegarán hasta la próxima semana en dos camiones más. «En el flautado de fachada, los tubos grandes tienen más de 4 metros de altura».

«Es un trabajo artesanal que toca muchas disciplinas, dibujo técnico, artístico, acústica, carpintería, forja, fundición de metales, física y cálculo». Para Desmottes, responsable de la restauración de los órganos de las catedrales de Cuenca o Segovia, entre otros, lo más importante es que es «un trabajo de equipo».

Afrontar la construcción de un instrumento nuevo no es igual que hacer una restauración. «En una obra como esta hay complicaciones porque haces un órgano nuevo que no tiene nada que ver con la estructura que existe del siglo XVI y hay que ver cómo te adaptas a esos espacios irregulares».

Aunque a la hora de plantearse el trabajo, «no se trataba de hacer la reconstrucción histórica hipotética sobre materiales que no existían ya, había que hacer un órgano más flexible, más abierto a la música, respetando la caja de 1580, que es la más antigua de la Comunidad Valenciana». Además, lo que sí se ha hecho es emular los tubos de madera labrados típicos del Renacimiento.

El órgano se montó primero en el taller para asegurar que estaba todo bien. «Ahora tenemos que adaptarlo al espacio con los desajustes del edificio».

Momento en el que se sube uno de los tubos de madera. | RAFA ARJONES

Primer concierto

El trabajo de montaje se espera que esté terminado y el órgano listo para afinar el próximo día 23. Pero será, en principio, a finales de enero cuando se tocará por primera vez. Y lo hará un músico de excepción, Juan de la Rubia, organista de la Sagrada Familia de Barcelona. «Es todo un lujo que el primer concierto lo ofrezca él y además tenemos organistas de primer nivel que quieren tocarlo, así que hemos tenido que hacer un ciclo», afirma Egío.

De esta forma, tras la inauguración por parte de De la Rubia, le seguirán músicos tan destacados como Francis Chapelet, Uriel Valadeau o Thomas Hospital. «Todos están esperando para tocar aquí».

A partir de ese momento, la Concatedral de San Nicolás pretende compartir programación de conciertos de órgano con la Basílica de Santa María de Elche. «Allí he visto el templo lleno para escuchar los conciertos y Alicante, que es la capital, no tenía un órgano donde interpretar un amplio repertorio, incluidos los grandes maestros».

Además, el párroco contempla la posibilidad de llegar a un acuerdo con la Diputación y el ADDA «para que se puedan programar en la concatedral conciertos de órgano abiertos a la ciudad».

Imagen de todas las piezas del órgano, tras ser descargadas en la concatedral. | INFORMACIÓN

Dos operarios trabajan en el interior de la caja del órgano. | RAFA ARJONES