Para los que añoran los festivales; para los que estuvieron y ahora no pueden estar; para los que les gusta verse; para los fetichistas. Para todos ellos y para los que sienten debilidad por la música y la fotografía, la agencia de creativos Madafaka & The Toxic Kiwis ha dado una vuelta de tuerca y ha recuperado la última edición de diez de sus festivales favoritos en la Comunitat Valenciana. «Revivir esos momentos, si estuviste allí, no tiene precio».

Páginas del de Polze de la Mort. INFORMACIÓN

Music, pose & attitude es el nombre con el que los creativos Sandra Moscardó y Fran Pons, afincados en Xàtiva, han bautizado este proyecto documental que funciona como antídoto ante el «mono» por la falta de estas citas musicales. Y lo han hecho a través de una serie de libros, en formato fanzine con el tamaño de un single y 20 páginas en las que se recogen algunas de las imágenes (siempre en blanco y negro) más representativas o extravagantes de la última edición que se pudo celebrar de estos encuentros musicales, además de una crónica tal como lo vivieron sus autores. El objetivo, dicen, «divertirse e intoxicar con ironía el mundo de la música».

Entre esos «big ten» seleccionados, todos ellos «un poco underground», dos de la provincia de Alicante: el Sin City de El Campello y el Polze de la Mort de Benissa. Uno temático, en torno al Oeste americano, y otro, alrededor del punk.

Imagen con el libro de Sin City.

«Sin City es muy especial», apunta Fran Pons. «Para empezar por su temática, por su ubicación, en un poblado que simula el Oeste, la gente va disfrazada y se mete en el papel, se implica de una manera muy realista». En cuanto al Polze de la Mort, que este año alcanzaría su décima edición, «es gente muy joven, muy undergroung, en petit comité, para ellos y gente de su entorno... para nosotros es el más underground al que hemos ido; es como un balón de oxígeno».

Interior del de Polze de la Mort.

El proyecto nació primero como un archivo fotográfico para subir a las redes sociales, «relacionado con nuestras vivencias en los festivales a los que asistimos». Siempre desde el punto de vista de los que acuden a ellos. «La fotografía es documental, nos fijamos más en la gente que va a los festivales, en sus vivencias, que en los grupos». Asegura que conciben la fotografía como algo «muy directo», que puede resultar «chocante porque vamos directamente a sacar imágenes expresivas y contundentes». Pero llegó la pandemia y todo se paró. «Decidimos entonces coger este material y hacerlo físico; ya teníamos las imágenes y las crónicas, así que hicimos la selección de fotografías y le dimos el formato».

Esos diez festivales, entre ellos, el Punch Fest, el Dabba Dabba Doo o el BIF Festival, «nos hicieron viajar por la Comunitat Valenciana durante cerca de un año. Existen muchos más, e igual de buenos, pero el destino decidió empujarnos por este camino», destaca.

No obstante, Music, pose & attitude no acaba aquí. «El proyecto sigue abierto, en cuanto tengamos posibilidad de funcionar seguiremos adelante e iremos a más festivales de interés». Y lo enfocan como un homenaje a sus públicos. «Ha sido una manera de agradecer a toda la gente con la que hemos topado, el trato que han tenido con nosotros».

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