Estuvo al frente del Centro Dramático Nacional entre 1989 y 1994. Ahora dirige algunas de sus producciones y también es dramaturgo. José Carlos Plaza (Madrid, 1943) se ha puesto al frente de más de un centenar de montajes. Ópera incluida.
El teatro no atraviesa su mejor momento...
El teatro va con la sociedad, pero incluso va mejor que otros negocios. Dentro de la pandemia, el teatro está sobreviviendo como puede.
La habitación de María al menos se mantiene en cartel en algunas ciudades.
En estos momentos es un milagro. Tenemos mucha gira, año y pico. Y de momento, se mantiene.
En este monólogo se reencuentra con Concha Velasco. Son un buen tándem.
Yo creo que sí. Hemos hecho obras de muchos tipos juntos, tragedias, comedias... hay un entendimiento mutuo muy rápido, muy fácil, con un gran respeto. Estamos muy contentos de trabajar juntos.
Concha es una actriz incombustible.
Como actriz, como mujer y como ser humano. Es una persona que mantiene energía, que sigue trabajando, que sigue dando lo mejor de sí. Es una parte de la imagen de España desde los 50 hasta ahora.
¿Alguna vez pensó en la posibilidad de que cerraran los teatros, que hubiera solo medio aforo y que los espectadores fueran con mascarilla?
Pues no. Nos ha pillado de sorpresa a todos. A muchas generaciones les han tocado guerras y a nosotros, esta pandemia tremenda para la que nadie estaba preparado.
¿Ha tenido algo positivo este recogimiento a la hora de desarrollar más su faceta de dramaturgo?
Pues no. Todo lo que es impuesto es malo. Se pueden sacar cosas buenas, pero a priori es malo. Te quita toda la influencia exterior, el contacto con la gente, la relación con el exterior que es fuente de vida. No hay que olvidar que es una catástrofe, una hecatombe.
¿Cree que la salud de la creación y calidad del teatro es inversamente proporcional al momento de salud social ?
Está sobreviviendo, como tantas profesiones. Pero es un momento malo. Las cosas malas no producen mejores cosas artísticas. Lo que ocurre es que la gente tiene que sobrevivir como puede.
Su último proyecto es Divinas palabras, de Valle-Inclán, dirigiendo al Centro Dramático Nacional. El horror, la muerte, la corrupción, el fanatismo... ¿Está de actualidad?
De muchísima actualidad y no por la pandemia. Tiene que ver con la avaricia, la corrupción, la podredumbre de la gente. Es una función que no caerá nunca. Es de las grandes obras del teatro contemporáneo.
Corrupción es una palabra totalmente introducida en nuestro vocabulario y en nuestras vidas. Valle-Inclán ya hablaba de ello en su novela. ¿Hasta cuándo cree que tendremos aguante?
Es una enfermedad terrible de la sociedad; es un ejemplo de cómo puedes hacer daño a los demás. El dinero que se ha llevado el PP va en contra de los jubilados, de la sanidad, de las carreteras... Es un dinero que han robado y que tienen que devolver. Es una situación de falta de pudor. Eso significa escuelas, camas de hospital, que no se olvide la gente. A ver si la sociedad es lo suficientemente generosa y solidaria para dejar de pensar en uno mismo y empezar a pensar en los demás.
¿Cuando pase esto se va a quedar mucha gente del teatro por el camino?
Sí. Generalmente en el teatro siempre queda mucha gente en el camino. También es verdad que mucha gente empieza en teatro o cine porque parece fácil y luego lo van dejando. Ya de por sí hay una criba continua. Pero es verdad que ahora van a quedar más porque hay falta de producciones y equipos de trabajo, y también porque no hay medios. Ahí tiene que estar el Estado para ayudar.
¿Qué será lo próximo para José Carlos Plaza?
He empezado a trabajar en La Casa de Bernarda Alba. Un grupo de mujeres también confinadas.
