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Qué necesidad había

Una imagen de Pau Donés.

Parece que sea pecado mortal, incluso sacrilegio, discrepar acerca de esa corriente de opinión favorable unida a la figura de Pau Donés. Pero yo lo voy a hacer. Con todo el respeto del mundo, faltaría más. Hacia el artista y hacia la persona.

Nunca me gustó su música, lo siento. Yo me lo perdí. Dichosos aquellos que veían alternativo lo que a mí me parecía comercial, los que percibían genialidad en algo tan inocuo. Pero el motivo que provoca estas líneas es el estreno de Eso que tú me das, la entrevista de Jordi Évole que llega a La Sexta después de haber sido el documental más visto en salas en los diez últimos años. Para mí, y es una opinión personalísima, una apoteosis de exhibicionismo llevada al extremo. Que denota el talante del personaje tras padecer la maldita enfermedad. Los conceptos de fama y éxito son muy complicados de gestionar, y cada cual es muy libre de afrontarlos a su manera. Évole, que con su productora está escribiendo algunas de las páginas más relevantes del audiovisual reciente, y hablo del que se empieza a estudiar ya en las universidades (el falso documental del 23-F, la entrevista al Papa Francisco, la España de la crisis, la del confinamiento) se apunta otro tanto importante. ¿Pero era necesario? Yo creo que no. Las entrevistas póstumas se inventaron hace mucho. Y precisamente Canal +, la matriz de Movistar +, inventarió una colección interesantísima en Epílogo, serie dirigida por Begoña Aranguren. A mí me parece lamentable que TVE con sus 6.400 trabajadores en plantilla y todas las productoras con las que trabaja, y con un gobierno progresista en la nación, carezca de programas como los de Évole. En eso pensaba mientras veía a Pau con un rictus terminal y a mi compañera de asiento, Yolanda Flores, de la modélica RNE, alejando la mirada de la pantalla, cuando en agosto compartimos el pase de prensa en Málaga.

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