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Una escultura de Pablo Bellot viaja a la Bienal de Cerámica de Corea

La pieza del alicantino es una de las 79 obras seleccionadas entre 2.500 de todo el mundo

El megáfono con la pieza de gres de Pablo Bellot que participa en la Bienal de Corea.

Un megáfono de mano que se cierra con una pieza de gres es la obra del artista alicantino Pablo Bellot elegida para participar en la Bienal Internacional de Cerámica de Corea (KICB), un festival de artes cerámicas que reúne a artistas cerámicos de más de 70 países de todo el mundo y que se celebra cada año impar desde hace dos décadas en la provincia de Gyeonggi-do, el corazón de la industria y la cultura de la cerámica surcoreana.

El certamen, que inyecta 80.000 dólares distribuidos entre siete premios, ha seleccionado 79 piezas de 28 países dentro de las 2.500 propuestas recibidas y Bellot no puede estar más contento de su selección, ya que se presentó atraído por el montante económico en premios, «pero luego vi la dimensión de la convocatoria, la mayoría de ceramistas potentes, famosos, mega-reconocidos, que han pasado y expuesto en la bienal. Y pensé que me encantaría ser uno de esos artistas, que quizás les podría llegar a interesar mi planteamiento y la conceptualización de mi obra, y que no pasaba nada si no me cogían porque era casi imposible», bromea Bellot, que debe enviar en junio su pieza para formar parte de la exposición virtual y presencial que se realizará en octubre, cuando se desvelen los siete premiados.

«Es chulo porque te anima a seguir adelante y es una posibilidad de que se vea tu trabajo, ya que van galerías de arte muy potentes», comenta Bellot sobre su obra, Grito 6b, dentro del proyecto Materializar Gritos_ Acto de comunicación nº35, que transmite dos conceptos, la fragilidad y la incomunicación, y materializa gritos para expresar la imposibilidad de comunicación.

«Las cerámicas tienen una doble función: la de visibilizar el sonido, aquello que no vemos pero si percibimos, y la de imposibilitar el sonido ahogando el mensaje en este proceso de captura», explica el artista, que ya participó con una obra similar en la Bienal de Cerámica de Manises de 2019 pero, en este caso, la ha modificado añadiéndole un dispositivo electrónico para que sea el espectador el que pueda participar y gritar por el megáfono. Será una acción en vano, porque su grito se queda atrapado en la cerámica.

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