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CRIMEN

La farmacéutica de Olot: Historia de un crimen cruel, chapucero y casi perfecto

Carles Porta revive desde el punto de vista de la víctima el secuestro de la farmacéutica de Olot

El periodista Carles Porta, autor de «Farmacéutica».

El de Carmen Feliu fue el secuestro no terrorista más largo de la historia de España. Un libro reconstruye el suceso para mostrarnos a una heroína involuntaria enfrentada a un ejército de imbéciles.

A María Àngels Feliu la introdujeron en un armario empotrado de unos 150 centímetros de ancho, 160 de alto y 160 de largo, sin luz natural ni eléctrica, con filtraciones de agua, hormigas y ratas, provisto de un colchón que no cabía extendido, y cerraron la puerta metálica. Era noviembre de 1992. La farmacéutica de Olot permaneció 492 días encerrada en ese agujero. Lo que iba a ser un secuestro exprés para arrancarle un buen botín a una de las familias más ricas de Girona, se convirtió en una pesadilla interminable gracias a la torpeza de los criminales y, sobre todo, de los investigadores. Cuando ya se le daba por muerta, uno de los raptores liberó a Feliu en un polígono. Ni él ni sus compinches -entre los que había dos policías locales de Olot- fueron detenidos, juzgados y encarcelados hasta unos años después gracias a un hallazgo casual. Hoy tanto la víctima como los criminales son libres y hacen una vida, digamos, normal.

Responsable de la exitosa serie «Crims» de TV3 (que podría recalar dentro de poco en À Punt), el periodista Carles Porta acaba de publicar ‘La farmacéutica’, la narración de aquel crimen tan estremecedor como surrealista y un intento, asegura el autor, de «hacer justicia social» a una mujer que, una vez liberada, tuvo que enfrentarse al sensacionalismo mediático y a la desconfianza social.

El agujero en el garaje de uno de los secuestradores donde Feliu permaneció encerrada durante 16 meses.

El agujero en el garaje de uno de los secuestradores donde Feliu permaneció encerrada durante 16 meses.

«Feliu ha tenido dos secuestros, el físico del agujero y el de la sociedad -señala Porta-. La sociedad no le ha acompañado como víctima porque seis horas después de salir del agujero en el que prácticamente había sido enterrada viva se mostró demasiado digna, bien vestida, simpática y llena de energía. El pueblo quería una víctima que lo pareciese, sucia y harapienta, y en cambio ella salió con una dignidad que le pasó factura».

"Feliu ha tenido dos secuestros, el físico del agujero y el de la sociedad"

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Tal como recuerda el periodista, de Feliu se dijo incluso que había fingido su desaparición para obtener un dinero que su padre no le quería dar. «Es un crimen que retrata una época y una sociedad que trata muy mal a las víctimas, que las criminaliza y las estigmatiza».

Maria Àngels Feliu fue liberada por uno de sus secuestradores el 27 de marzo de 1994.

Maria Àngels Feliu fue liberada por uno de sus secuestradores el 27 de marzo de 1994.

‘Farmacéutica’ es, como el propio Porta enfatiza, una historia «absolutamente real», un trabajo de investigación de tres años basado en el sumario del juicio a los captores de Feliu y en los testimonios de sus protagonistas, incluidos los que la secuestrada ofreció a los investigadores, psicólogos y forenses tras su liberación. Pero ella, tal como se escribe Porta en el prólogo del libro, no ha querido colaborar con el autor. «Hemos hablado mucho, pero no ha participado porque aún le duele que esto exista», reconoce el periodista.

"Somos una sociedad a la que le gusta ver el dolor de los otros y las teles descubrieron que este tipo de casos generan mucha audiencia"

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De aquel suceso se habló mucho en su día y durante años, una época en la que el tratamiento del crimen de Alcàsser (contemporáneo al caso Feliu) marcó la pauta de un periodismo tremendista, sucio y visceral. «Estos dos casos significaron la explosión de la televisión como elemento multiplicador del dolor de los otros. Somos una sociedad a la que le gusta ver el dolor de los otros y las teles descubrieron que este tipo de casos generan mucha audiencia porque no hay nada que venda más que la muerte en directo». Porta asegura que el tiempo y el oficio a él le han permitido «acercarse a la frontera de la curiosidad pero no a la del morbo». Lo ha hecho «limitando los adjetivos y los adverbios al máximo» y «siendo muy fiel a la realidad».

Los responsables del crimen fueron detenidos, juzgados y condenados años después de la liberación de Feliu.

«No sabían ni cómo cobrar»

Feliu es la única heroína posible en esta historia trágica y descabellada que, como Porta subraya, «podrían haber escrito Berlanga y Azcona». Tiene incluso algo de la ‘Fargo’ de los hermanos Coen, con la salvedad de que en este caso los secuestradores no son los únicos que demuestran una ineptitud considerable.

«Es muy difícil encontrar tanto inútil, imbécil, negligente concentrado en una sola historia. Nadie hizo nada con coherencia», proclama Porta. El secuestro de Maria Àngels Feliu, resume, «es un cúmulo de absurdidades». Por eso defiende la conveniencia de la distancia del tiempo para revivir la historia: «Los periodistas que se encontraron con esto en el momento en el que pasaba no era consciente de la negligencia colectiva que tenían delante. Comenzando por la de los secuestradores, que no sabían ni cómo cobrar el secuestro, hasta la Guardia Civil».

INFORMACIÓN se hizo eco del secuestro de la farmacéutica de Olot.

INFORMACIÓN se hizo eco del secuestro de la farmacéutica de Olot.

El caso es que, chapuceros como eran, los responsables del cautiverio de la farmacéutica de Olot estuvieron a punto de echar por tierra décadas de malvados inteligentísimos porfiando el crimen perfecto en novelas, películas y series. Ellos consiguieron mantener oculta a la víctima durante 16 meses sin que recayese la más mínima sospecha sobre ellos. «Si en vez de haber sobrevivido, Maria Àngels hubiera muerto en el agujero, quizá si hubieran conseguido el crimen perfecto, porque la hubiera enterrado y ya está. Pero la chapuza y la suerte les aproximó al crimen perfecto».

Si tras el secuestro de Maria Àngels Feliu no hubo más motivo que el dinero, uno se pregunta cómo una gente aparentemente normal no mostró hasta el día 492 un mínimo de piedad con una mujer con tres hijos pequeños a la que no conocían ni, por supuesto, les había hecho nada. «Mi humilde conclusión es que la imbecilidad les llevó a la maldad -dice Porta-. No eran malos per sé, eran burros. Pensaban que esto duraría dos días, después un mes y después ya no supieron volver atrás. Se liaron de tal manera que al final no eran conscientes de lo que habían hecho ni de cómo habían llegado hasta allí».

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