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Entrevista a Espido Freire, escritora

Espido Freire: «La literatura tiene voluntad de perdurar, es una ventaja frente a las modas»

En la actualidad se encuentra inmersa en la presentación de su obra más reciente, Tras los pasos de Jane Austen, en la que explora la trayectoria de la gran escritora del siglo XIX

La escritora Espido Freire, el jueves pasado en A Coruña. | VÍCTOR ECHAVE

Formará parte del jurado de la primera edición del premio Asubío, que busca fomentar la inclusión social en la literatura. ¿Es la literatura un vehículo para cambiar ciertas realidades?

Es uno de los vehículos más eficaces, sobre todo cuando se destina a niños y adolescentes. Cuando somos adultos, el gusto por la literatura se diluye, hay otro tipo de aficiones e intereses, y nadie está encima de nosotros para que leamos. Es curioso, hay un consenso general de que es bueno que los niños lean, pero de adultos se pierde. Una historia puede ser transformadora, pero también puede ser inspiradora. La primera te transforma, la segunda te anima a ser algo diferente.

La inclusión puede manifestarse de múltiples maneras: el lenguaje, la incorporación de personajes diversos... ¿Qué se valora?

La Fundación María José Jove trabaja con niños y personas en riesgo de exclusión extrema. El lenguaje es importante, por supuesto, pero no deja de ser la punta del iceberg. El lenguaje define las realidades, pero cuando sufres hambre, frío, pobreza energética o carencias, hay que ir más allá, a la realidad que nos duele, de la que desviamos la mirada por la calle. La literatura tiene voluntad de perdurar, lo que nos da una gran ventaja frente a las modas y las tendencias, que son más pasajeras que reales.

La obra de Espido Freire, ¿aprueba en inclusión o suspende?

Si se mira la literatura desde un largo plazo, yo tengo una ventaja, que es que siempre he querido hablar de la parte más oscura del ser humano, de lo que nos avergüenza, de lo que nos da miedo. Eso está cerca de quienes quedan fuera de la sociedad. He escrito sobre enfermedad mental, trastornos alimenticios, la generación que vivía con menos de mil euros y que no tenía aspiraciones de lograr un ascenso social; he hablado de mobbing, de bullyng, de maltrato alas mujeres. No soy una persona particularmente cercana al mundo de la ONG, y aunque el aprobado me lo tendrían que dar otros, yo creo que en este caso no suspendo.

Su última obra publicada, Tras los pasos de Jane Austen, elabora una radiografía de la genial escritora. ¿Qué tal ha envejecido su obra, si se mira a largo plazo?

Maravillosamente bien, yo firmaba ahora mismo tener su repercusión. La suya es una obra reducida, seis grandes novelas y obra menor, pero que entró inmediatamente en el canon literario, que está viva y tiene reinterpretaciones audiovisuales a nivel mundial cada dos años. A cualquier lector, aunque no esté muy formado, le preguntas y te sabe nombrar Orgullo y Prejuicio, Sentido y Sensibilidad o Emma. Hay muy pocas autoras a ese nivel, tienes a Rosalía de Castro, a Virginia Woolf, incluso en su momento a Santa Teresa de Jesús, o a las hermanas Brontë.

En el caso de Jane Austen, no es que la obra haya envejecido bien, sino que parece que sigue ganando vigencia con los años.

Es muy moderna, no por adelantada a su tiempo, sino porque no ha envejecido. Mi teoría es que más que por los temas, que son universales, es por la magnífica descripción que hace de los vicios y las debilidades humanas, que es algo que no envejece. Lo que cambia es cómo lo expresamos; pero la decepción frente al engaño, el aburrimiento, eso lo tenían los griegos, los egipcios antes que ellos y, mucho antes, cualquier homínido. Ella es capaz de hablarnos de todo eso y hacerlo sin amargura, sin cinismo.

¿Es fácil expresarse con ironía sin caer en el cinismo?

En la época en la que ella escribe, la sátira y la ironía eran géneros muy apreciados, sobre todo en los novelistas varones. La mujer escribía una novela, generalmente, más rica en valores. Austen tiene la habilidad de mezclar la crítica sin la amargura o sin la bilis que podía tener un Swift o cualquier autor de la época al que consideramos imprescindible. Ella rehuye el sentimentalismo.

Usted no solo escribe: actúa, divulga, da clases, viaja... ¿cómo ha lidiado todo ese potencial creativo con la parálisis de la pandemia?

Menos en el tema de viajar, he renunciado a poco. Es una suerte que he tenido, y así lo valoro cada día. Han fallecido amigos y familiares, pero la pandemia no me ha golpeado particularmente cerca, mi entorno inmediato está bien. Tengo la suerte de poder escribir en mi casa y de haber apostado por las redes, porque me permitió tener una comunidad fiel y consolidada. Ha habido viajes, premios y firmas que se han retrasado. La parte de docencia la reforcé desde el primer año, la colaboración con los medios se está llevando con normalidad... aún así, el cansancio, la fatiga pandémica, no son bulos. Hay una sensación de saturación alrededor de dos o tres temas. Hay una falta de estímulos. Es como si hubiésemos centrado nuestra atención en dos líneas del periódico y hubiésemos dejado de leer el resto. Yo he intentado mantener activa mi mente, cuando he podido, he ido al Prado, pero cuando no, he visto los directos en redes sociales. Se nos ha privado del directo para muchas cosas, pero las redes ofrecen una oportunidad. Yo he visto óperas en streaming, tenemos mucho por ver y por leer.

Usted ha sabido adaptarse con directos en Instagram, creando contenido a través de Twitter...

Sí, ahora tenemos una serie de encuentros con historiadores del arte, que pasan por mi cuenta de Twitter e Instagram. El último, en el que estuve con Ignacio Martín Lerma hablando de prehistoria, tuvo más de mil visitas en una hora, y sigue acumulando. Las redes nos dan la posibilidad de acercarnos a nichos reducidos, pero que están ahí, y también de acercarnos a mundos diferentes. Hay gente que no puede salir de sus casas porque es mayor, o personas con discapacidad que pueden visitar un jardín botánico a través de las redes. Se ha popularizado tanto el uso del móvil que eso nos permite, sin que sea universal, el tener una mayor entrada en esos hogares,. Para mí no solo es importante crear, sino compartir. Saber que hay alguien al otro lado del libro o de la pantalla.

PRIMERA edición del premio Asubío

La escritora Espido Freire ejercerá como jurado en la primera edición del Premio Asubío de Novela FMJJ Infancia y Juventud, convocado por la Fundación María José Jove y la editorial Hércules de Ediciones. El galardón, que estará dotado con 10.000 euros más la publicación de la novela, tiene como objetivo promover la creación de obras literarias que fomenten la inclusión social.

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