Una delegación compuesta por expertos del Museo del Prado, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y de la Dirección General de Patrimonio de la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid han inspeccionado por primera vez la supuesta obra de Caravaggio que se encuentra en Madrid.

La visita, que se realizó este martes y ha sido confirmada a Efe por fuentes de la Consejería de Cultura del Gobierno madrileño, forma parte de los pasos a seguir para su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) iniciada por la Comunidad de Madrid a instancias del Ministerio de Cultura para proteger la obra.

Los informes de esta primera visita se abordarán en una reunión del Consejo Regional de Patrimonio Histórico, que celebra hoy una de sus reuniones habituales. El expediente del cuadro ha sido "informado favorablemente", lo que supone que el procedimiento sigue adelante.

Una vez se analicen todos los informes, se responderán las posibles alegaciones que se registren, y se preparará la resolución de declaración de BIC, que debe ser aprobada por Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid en el plazo máximo de 9 meses desde que se abrió el expediente, es decir, antes de mediados de enero de 2022.

La declaración de BIC de la obra no tiene nada que ver con el proceso de atribución de la obra, que será lento, según todos los expertos consultados por Efe, aunque cada vez parece más claro que la obra se trata de un auténtico Caravaggio.

Poco después de su retirada de subasta, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando dio a conocer que había intercambiado una obra del pintor italiano a un antepasado de la familia de los actuales dueños.

El cuadro, un Ecce Homo, aparece en el inventario de Evaristo Pérez de Castro, político y académico, que tenía una gran colección de arte integrada por cuadros de Goya, Alonso Cano y otros maestros.

Este tipo de obras que permanecen ocultas durante siglos se conocen como durmientes. Hace unos años, en 2014, otra obra de Caravaggio fue encontrada en un ático en Toulouse, se trataba de 'Judith y Holofernes' del maestro italiano.

La obra alcanzó en una compra privada un precio entre 100 y 150 millones de dólares y fue adquirida por un coleccionista estadounidense, J. Tomilson Hill, ligado al Metropolitan Museum.

El durmiente español de Caravaggio no alcanzará una cifra tan elevada, ya que el Ministerio de Cultura ha prohibido su exportación y solo podrá ser adquirido por un coleccionista español o por el Estado, que tendrá derecho de tanteo sobre la posible operación.