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Nativel Preciado Ganadora del premio Azorín 2021

Nativel Preciado: «He seguido las instrucciones de Azorín a la hora de escribir esta novela»

Ganar el jueves en Alicante el premio Azorín ha sido para la periodista y escritora hacer un sueño realidad, porque lleva el nombre de un autor «de mis lecturas escolares».

Nativel Preciado

Un cuento para adultos, simple pero no simplista. La más alegórica de sus historias. Una novela de aventuras y de viajes. Así es, según Nativel Preciado El santuario de los elefantes. novela con la que ha ganado el Premio Azorín 2021.

Hoy ha compartido habitación con Azorín. Por fin...

Sin duda. Es que Azorín era de mis lecturas escolares porque tenía un profesor de literatura maravilloso. Lo tengo ahí desde la infancia. Y es muy emocionante ver lo que vi en la entrega del premio, la lectura de sus textos, con los que yo me identifico tanto.

Ha ganado el Premio Fernando Lara, el Primavera de Novela, fue finalista al Planeta... ¿Tanta ilusión le hacía que el siguiente fuera el Azorín?

Después de una trayectoria muy larga, que escribas algo con la ilusión de cumplir un objetivo que llevas pensando muchos años, ya es importante. No voy a decir que cierra un círculo porque voy a seguir dando guerra, pero era una especie de sueño que se ha hecho realidad.

Dice que esperaba a tener la obra adecuada para mandarla a este premio. ¿Por qué esta lo era?

Pues mira porque es una narración muy ajena a mi vida; todas mis novelas tienen mucho de experiencia vital y sobre todo profesional. Pero en El santuario de los elefantes los personajes me son ajenos. He procurado que fuera una novela muy clara, muy concisa, sin ningún tipo de hipérbole, sin adjetivos de más. La he trabajado mucho para que fuera así y pensé que era un gran homenaje a Azorín, tratar de seguir sus instrucciones a la hora de escribir. Un texto desprovisto de todo lo superfluo. Precisamente estamos en una época en la que la reflexión fundamental es tratar de desprendernos de lo superfluo para que haya un sentido más justo de la vida y del planeta. A ver si la especie humana no se cree la elegida y puede abusar de la naturaleza. Estamos en el límite

«Ojalá los africanos puedan vivir de su riqueza y no tengan que venir a suplicar nada, que es algo aberrante»

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¿Por qué África y por qué los elefantes?

Me fascina. La gente está muy acorde con el medio en el que vive. Los africanos viven con responsabilidad, naturalidad y alegría teniendo muy poco. Lamentablemente les privamos de todo, hemos esquilmado todo y se sigue sacando su riqueza. Tendríamos que mirarnos un poco en ese continente. Es más, ahora hay una serie de países subsaharianos que están creciendo por encima de la media. Yo creo que para afrontar el futuro hay que fijarse mucho en lo que esta sucediendo allí. Ojalá los africanos puedan vivir de su riqueza y no tengan que venir aquí a suplicar nada y que nos sentamos superiores, que es algo aberrante. El elefante lo elegí porque es el animal que encarna el espíritu de África.

Como «un canto a la naturaleza» ha definido su novela.

Yo he sido desde niña muy amante de los animales y lo que se llama ahora animalista. En mi familia hemos sido así siempre, les tengo un respeto inmenso. He tenido de todo, hasta serpientes, y defiendo los derechos de los animales desde hace mucho. Igual me he identificado con ellos porque las mujeres no teníamos alma hasta hace poco.

Usted es jurado de muchos premios, incluido el Planeta. ¿Pensó como jurado a la hora de escribirla?

No, tuve los mismos miedos que cuando he optado a otros premios. A este me presenté como si fuera la primera vez, cuando fui finalista del Planeta. Era aspirante y novelista, no jurado.

No debió ser fácil viajar con su historia a África mientras la situación era tan complicada.

Fue un refugio. Tener todos los días la necesidad de recordar, de hacer viajes imaginarios, de escribir... y nunca he tenido tanto tiempo como en esta ocasión. Pero he escrito rodeada de mucho desconcierto, dormía mal y me faltaba concentración, como les ha pasado a todos los escritores. El encierro nos ha alterado el cerebro seguro, unos saldrán indemnes y otros, tocados.

Ha pasado el covid. Eso sí es una realidad que supera la ficción.

Afortunadamente lo pasé leve y sin secuelas. Pero es impensable que ni un solo rincón del planeta se haya librado del ataque de un virus más poderoso que todos los ejércitos, que todos los misiles. Es el arma más poderosa al que se ha enfrentado la humanidad. Y no nos ha ganado gracias a los científicos. Hemos visto lo que es necesario y lo que es superfluo. Hay una serie de profesionales imprescindibles y luego hay cosas que están de más.

Hablando de que la naturaleza es sabia, parece que el continente más maltratado ha vivido esta pandemia de forma mas liviana. ¿Justicia poética?

La población es muy joven, pero también es verdad que se ha ocultado en muchos sitios. En Tanzania concretamente el gobierno ha negado absolutamente que había covid porque vive esencialmente del turismo, pero su presidente murió del virus.

«El covid es el arma más poderosa a la que se ha enfrentado la humanidad, más que todos los ejércitos»

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Usted es tertuliana en diferentes cadenas. ¿Qué responsabilidad tienen los políticos y los ciudadanos en este desastre?

Hay que dar la vuelta y pensar en nuestra responsabilidad como ciudadanos y electores; tenemos que forzar situaciones porque cuando se llega al poder y se pelea por ganar unas elecciones la gente se olvida de los proyectos a medio y largo plazo, que es para lo que tiene que servir la política. No debemos dejarnos llevar por los juegos de artificio. La democracia es día a día no es votar en las elecciones.

Nativel Preciado ha vivido la Transición, numerosas elecciones... ¿Cómo ha cambiado la forma de hacer política?

Yo veo un punto y a parte desde la Transición. Digan lo que digan fue un momento muy importante en la que no solo los políticos dieron la talla, también los periodistas y, sobre todo, la ciudadanía porque todos queríamos un objetivo común que era la democracia. Eso debería ser la política, ceder los intereses personales por el objetivo común. Hay que vivirlo para ver que mereció la pena y que se hizo un esfuerzo muy notable y solidario. Ahora es todo lo contrario, la solidaridad es el sectarismo, el egoísmo y el individualismo, y mirar los propios intereses y no los de todos, ni siquiera contra el covid.

¿Y después de El santuario de los elefantes?

Como decía Azorín, ya me he despedido de los personajes, ahora son de los lectores. Ya estoy en otro libro, que mezcla narrativa y no ficción. Vuelvo a los orígenes.

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