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Óbito

Eterno Francisco Brines

El poeta valenciano, que murió el jueves, será enterrado el domingo en Valencia junto a sus padres | El Ayuntamiento de Oliva acogerá la capilla ardiente

El poeta Francisco Brines

Los poetas sobreviven a la muerte. Francisco Brines (Oliva, 1932) dejó de respirar el jueves alrededor de las diez de la noche pero sus versos ya son eternos. El poeta de Oliva, cuya capilla ardiente estará instalada el sábado en el Ayuntamiento de Oliva, falleció en el Hospital Francesc de Borja de Gandia a los 89 años donde ingresó el pasado jueves, un día después de recibir el Premio Cervantes en la mítica L’Elca de manos de los reyes. Los monarcas se desplazaron a la morada de la poesía hispana para homenajear a un poeta único que fue capaz de escribir los mejores versos de los últimos años.

Una complicación del postoperatorio de una hernia provocó la muerte justo una semana después de su ingreso. La salud del autor de ‘Las brasas’, que será enterrado el domingo en Valencia junto a sus padres por expreso deseo suyo, era escasa en los últimos meses, con un invierno pegado a la bomba de oxígeno pero con días felices, como el del pasado noviembre cuando el ministro valenciano de Cultura José Manuel Rodríguez Uribes le comunicó que había ganado el Premio Cervantes 2020.

Desde entonces no paró de recibir el cariño de todo el mundo, empezando por sus vecinos, orgullosos de un olivense universal. Pese a la felicidad de acoger en su casa alguna visita privada, entre ellas la del poeta y director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, su delicado estado de salud ya le impidió acudir a Alcalá de Henares para recibir la medalla el 23 de abril, así que los monarcas acudieron a la finca familiar L’Elca, paisaje que inspiró muchos de sus poemas, para entregársela. Ya por su fragilidad y para evitarle los nervios, su entorno no le contó hasta el día de antes la visita de Felipe y Letizia.

Ese inolvidable miércoles 12 de mayo se le vio contento y feliz. Pese a su halo de voz, gracias al micrófono que amplificaba sus palabras, agradeció el gesto de todas las instituciones -desde la Zarzuela y la Moncloa, pasando por la Generalitat y el Ayuntamiento de Oliva- y estaba orgulloso de la admiración que despertaba L’Elca ese territorio íntimo que supo convertir en mítico.

Tras la marcha de los reyes, Brines participó en la paella que la Fundación que lleva su nombre organizó para los más íntimos, donde Àngels Gregori y Fernando Delgado ejercían de los mejores padrinos del poeta. La celebración del Cervantes se alargó hasta el anochecer.

Las emociones desbordaron su cuerpo y al día siguiente tuvo que ser ingresado de urgencia para ser operado de una hernia. Desde entonces, hubo días de optimismo para su recuperación, pero desde el miércoles su estado empeoró. Tanto que a primera hora de la tarde del jueves tuvo que ser sedado. Una comunicación muy restringida para los más íntimos alertando del desenlace final se confirmó horas después.

Nada más conocer la noticia de su fallecimiento el Rey telefoneó al presidente de la Generalitat, Ximo Puig, para trasladarle, y a todos los valencianos, el pésame de la Casa Real por el fallecimiento de Francisco Brines. Puig desveló en su mensaje de duelo las dos palabras de despedida de poeta antes de perder la conciencia: "Os quiero".

L’Elca, Oliva, la Safor y Valencia, España, Europa, Latinoamérica y el resto del mundo vivirán este fin de semana unas jornadas de homenaje eterno a Francisco Brines, poeta, lo que siempre quiso ser, y lo hizo con un arte supremo. Un escritor comprometido con la mejor literatura y una persona con una sensibilidad única que supo trabar complicidades con literatos, oficinistas, futbolistas, toreros y con toda la buena gente.

Otoño rezagado

"Vives ya en la estación del tiempo rezagado:/lo has llamado el otoño de las rosas./Aspíralas y enciéndete. Y escucha/cuando el cielo se apague, el silencio del mundo". Pocos escritores han expresado tan bien el paso del tiempo.

Antes de recibir el Cervantes, el máximo galardón de las letras hispanas, Brines fue reconocido con el Premio Nacional de Literatura, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, el Internacional de Poesía Federico García Lorca y el Nacional de la Crítica.

Francisco Brines era hijo de agricultores y consiguió estudiar Derecho y Filosofía y Letras en Madrid para, ya en los años cincuenta, empezar a destacar. Fue profesor de Literatura Española en la Universidad de Cambridge y después de Lengua Española en la de Oxford.

En el año 2000 fue elegido miembro de la Real Academia de la Lengua para ocupar el sillón ‘x’, en sustitución de Antonio Buero Vallejo. Ese año fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad Politécnica de València.

Alejado de la poesía social de los miembros de su generación, Brines escribía una poesía elegíaca que se movía entre la celebración de la belleza y la melancolía por el paso del tiempo y la caducidad de la vida.

En 1960 fue premiado con el Adonais por su poemario ‘Las brasas’, donde mostraba la carnalidad y sensualidad de su poesía y en 1966 publicó el poemario ‘Palabras a la oscuridad’, versos de amor y de encuentros con el que obtuvo el Premio Nacional de la Crítica.

Con 'El otoño de las rosas', considerado una de las cimas de la poesía española de la segunda mitad del siglo XX, recibió en 1987 el Premio Nacional de Literatura y con ‘La última costa’, en 1998, el Premio Fastenrath 1998. En Ensayo de una despedida (1997) recoge su producción poética desde 1960 a 1997. En 1999 recibió el Premio Nacional de las Letras Españolas por el conjunto de su obra, y en 2010 el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.

Poemario inédito

Desde la concesión del Cervantes hasta la entrega de la medalla, Àngels Gregori, la poeta, amiga, confidente e impulsora de la Fundación que lleva su nombre ha encontrado poemas inéditos, y en valenciano. Ha organizado la exposición y el catalogo sobre la trayectoria vital y poética de Brines que se inauguró el 23 de abril en la Universidad de Alcalá de Henares, que también se verá en unos días en Oliva.

Fernando Delgado, uno de los más próximos a Brines desde hace años escribe en el prólogo de ‘Desde Elca’ -la antología seleccionada por el propio poeta en Pre-Textos-: "Querido Paco: nos has inventado un mundo y te lo agradecemos. Y por eso hoy, hablo contigo más que de ti, y unos paisanos tuyos del mundo de la amistad y de las letras te agasajan en tu Valencia tan querida y en tu Oliva tan originaria y hermosa".

El escritor ha legado la finca familiar en Oliva, los 30.000 volúmenes de su biblioteca y su colección de arte a la Fundación que lleva su nombre para impulsar la poesía, que ya ha convocado la primera edición de sus premios de poesía, en valenciano y castellano.

En diciembre de 2019 el presidente Puig se desplazó a L’Elca para otorgarle laAlta Distinción de la Generalitat y dijo: "Francisco Brines es un homenot de la cultura de nuestro país". Poeta en su tierra.

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