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«Desencantos», el pasado oscuro de un padre a través de sus ex

La estudiante alicantina de cine Mar González reúne a las parejas de su difunto progenitor, Damián, un profesor con bache en la heroína, para rodar un documental sobre una «etapa cancelada»

Mar González, la joven estudiante de cine que desarrolla Desencantos, junto a su padre Damián, el protagonista de la historia.

El día del funeral de Damián González, un profesor de Alicante, alguien leía una memoria cuando, al llegar a los años 80, un allegado interrumpió y dijo: «Aquí para». Su hija Mar, una joven estudiante de cine, no pudo dejar a un lado ese silencio, se preguntó qué habría detrás y empezó a mover cielo y tierra para descubrir cuál era ese pasado que no podía ni tan siquiera recordarse. Estiró y se encontró con una historia que tenía un bache en la toxicomanía, una fuerte caída en las drogas que ahora recoge en Desencantos, el documental que recorre los 70, 80 y 90 a través de los testimonios de las ex parejas de su padre. Su proyecto ha conseguido el objetivo de recaudación en una campaña de crowdfunding a falta de 30 días de la fecha límite y es uno de los elegidos para llevarse a cabo entre todos los proyectos presentados en la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña (ESCAC).

Damián González junto a otros profesores y amigos, en los años 70. | INFORMACIÓN

Lo primero que hizo fue localizar a un profesor que había trabajado con Damián. A través de él, dio con la primera pareja. Y desde ese punto de partida, que tuvo lugar hace cerca de dos años, Mar ha ido navegando por el pasado de su padre hasta lograr identificar un total de siete antiguas relaciones. Cada una de esas mujeres conforma ahora una etapa de la historia de su documental, que se rodará durante la última semana de este mes de junio.

«Desencantos», el pasado oscuro de un padre a través de sus ex

Damián había sido siempre el primero. Siendo tan solo un chaval, en los 60, este profesor quedó finalista en Cesta y puntos, el programa de Televisión Española que premiaba respuestas correctas a preguntas de cultura. Se licenció, se sacó la oposición de profesor y estuvo enseñando hasta que, como en el funeral, la historia se interrumpe. «¿Por qué se tiene que cancelar una historia de alguien como si fuera un castigo?», plantea González.

«Desencantos», el pasado oscuro de un padre a través de sus ex

Rosa, la primera novia, pone voz al «encanto total: muerte de Franco, cantidad de libertades, expansión sexual y demás», apunta la joven. Marisa, otra de sus parejas, acompaña el relato de la segunda etapa, «en la que se dieron cuenta de que todas estas libertades acabaron sin realizarse» y, como muchos otros jóvenes de la época, se encontraron sumergidos en las drogas, con una fuerte adicción a la heroína. En los 80, Damián entra en un centro de desintoxicación en Córdoba, hasta el que Mar se ha acercado para recuperar una serie de vídeos. Allí conoció a otro de sus amores, ahora también protagonista de Desencantos.

«Me he dado cuenta de que tienen muchas ganas de hablar. Este tema había sido silenciado durante mucho tiempo y conversar conmigo les ha servido para repararse y repararnos», señala la joven cineasta, quien pronto se dio cuenta de que lo que su progenitor era, tras haber logrado reconducir su vida y volver a la enseñanza, «era todo un superviviente». «¿Por qué estas cosas se tienen que obviar?», se cuestiona al tiempo que muestra su voluntad de romper con la cultura de la cancelación.

La pieza transcurre en El Lobo Marino, un bar de El Campello al que el docente, curiosamente, llevó a comer a todos sus romances, con excepción de la madre de Mar, a quien conoció justamente allí mientras trabajaba como camarera. En el documental, la joven encarna el papel de su madre y aprovecha su rol en el establecimiento para entrevistar sobre la barra a cada una de ellas, quienes se encuentran juntas y conversando. «Este bar fue mi guardería», bromea González.

Cercano y motivador docente

Damián González terminó sus años como docente en el IES Cabo de la Huerta poco tiempo antes de su fallecimiento. Allí impartió la asignatura de Biología durante muchas generaciones, destacando siempre por su empeño en la enseñanza, su cercanía con el alumnado y un trato de tú a tú que lograba motivar a todos los jóvenes. Su gran capacidad para transmitir los valores del entorno que rodea al centro logró concienciar a una gran cantidad de generaciones sobre vital la importancia de cuidar y proteger los rincones naturales de la zona. Los estudiantes le recuerdan con mucho cariño.

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