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Eduardo Boix Escritor

Eduardo Boix: «Cualquiera de nosotros somos el monstruo de alguien»

El autor Eduardo Boix (Elche, 1980) presenta hoy en el Centro Cultutal Clarisas de Elche La estirpe, un libro sobre la maldad y los monstruos, escrito desde sus recuerdos y sus fantasmas, sus soledades y sus miedos infantiles. El monstruo puede estar en la casa de al lado o en nuestro interior.

El escritor ilicitano Eduardo Boix. | INFORMACIÓN

Tras los poemarios Últimas jornadas en el paraíso (2009) y Prozac, Trankimazin y otros parques infantiles (2012) el escritor exploró otros géneros en prosa en Mi funeral (2014), Los confinados (2020) y Columna del miedo (2020). Ahora publica La estirpe. Autobiografía del monstruo, un libro que transita por la memoria, el ensayo y la autoficción.

Viendo los títulos de tus obras se podría hacer una lectura de tu vida.

Sí. Mi mundo es la infancia, el desarraigo, la muerte, la familia, la maldad.

¿Tu obra es autoficción?

Sí. Como dice Mariano Sánchez Soler toda literatura es del Yo.

¿Son biográficos?

Sí, todo lo que escribo es biográfico. Siempre incluyo partes de ficción aunque la realidad siempre supera a la ficción.

La maldad está en todas partes y aveces nos resulta inexplicable, ¿qué te ha llevado a meterte en el horror?.

Llevo años pensando en escribir La estirpe. He estudiado Filosofía en la UNED y podríamos decir que la idea primigenia era hacer una tesis doctoral sobre la maldad, basándome en los nazis que se instalaron en Dénia. La carrera no la acabé pero eso se quedó como un parásito dentro de mí. Hasta que surgió la chispa en plena pandemia.

¿Por qué nos fascinan los malos?

Porque tal vez son menos aburridos que los buenos, ja ja. Pero yo hago otra pregunta ¿Todos somos buenos? ¿Quién dictamina el bien o el mal? Es tan fina la línea que separa la afabilidad de la crueldad. Es difícil ser un ser puro. Todos escondemos un pequeño demonio.

Además últimamente el buenismo tiene muy mala prensa.

Porque nadie se lo cree. Te viene alguien que es bondadoso, simpático, etc y sospechamos. ¿Qué esconderá este? Nos preguntamos. El ser humano es un animal que sospecha. El hombre es un lobo para el hombre.

¿Quienes son los monstruos de La estirpe?

Cualquiera de nosotros somos el monstruo de alguien y muchas veces somos nuestros propios monstruos. Esta sociedad competitiva hace que seamos auténticos salvajes. Nos machacamos a nosotros mismos. Somos nuestro peor enemigo.

¿La estirpe es un ensayo, una recopilación de historias de gente perversa...?

Es un híbrido de ensayo con tintes de novela de no ficción. Un libro en el que narro de lo universal a lo local cuáles han sido mis monstruos, suelen ser universales, y cómo los he ido enfrentando, hasta llegar a definir al monstruo.

En tu libro aparecen asesinos como Antonio Anglés y José Bretón y escritores como Virginia Wolf o Reinaldo Arenas, ¿qué les une?

Les une la vida. Virginia Woolf, Sylvia Plath, Reinaldo Arenas y Primo Levi fueron cuatro suicidas. Woolf era una enferma mental, Plath se deduce que algo también, además de que Plath tenía un marido celoso de su éxito como poeta y la intentaba anular. Arenas y Levi vivieron el horror del Holocausto y el ostracismo por ser anticastrista y homosexual. Son cuatro ejemplos de personas que se suicidaron porque no pudieron con sus monstruos, más bien el monstruo les engulló.

¿Las pesadillas infantiles aún te acompañan?

Algunas sí. He purgado muchas, pero nos rodea tanta envidia, tanto egoísmo y tanta avaricia que eso hace que los monstruos no se extingan, siempre surge alguno nuevo.

¿Hay un monstruo dentro de ti?

Todos tenemos un monstruo dentro. Nosotros somos nuestro propio monstruo y siempre surge en cada prueba a sortear, cada problema a resolver. Normalmente está dormido pero cuando despierta es demoledor.

O sea, que pasarse al lado oscuro no es descartable...

Nunca digas de este agua no beberé. Pero hoy día no creo que pueda, ja ja. Eso sí, cuando veo una injusticia o se meten con un ser querido sale el demonio que llevo dentro...

¿Qué te aterra ahora mismo?

La enfermedad, las consecuencias del covid, que me dé un ictus y quedarme más tonto de lo que soy. Creo que lo mismo que a casi todo el mundo.

¿Por qué has elegido como título La estirpe, es como si ennoblecieras la maldad?

Tengo a los malos enmarcados en una misma familia. Como un clan. En parte lo de La estirpe vino por la película El padrino, una familia de malos que se matan entre ellos, como Caín y Abel. Creo que somos descendientes de Caín y su estirpe.

¿A cuál de tus monstruos salvarías de la quema?

A los impostores. Nunca sabré si lo hicieron por falta de cariño o por maldad. Voy a darles el beneficio de la duda.

¿Este libro es más un ajuste de cuentas con tu memoria que una bajada a los infiernos?

Son las dos cosas. Un ajuste de cuentas conmigo mismo y una bajada a los infiernos. Tenía la necesidad de contar esta historia y he exorcizado parte de mis demonios.

¿Hay belleza en el mal?

Claro que hay belleza en el mal. Hay malos muy bellos, muy elegantes, con porte. Mira las chicas que acompañaban a Charles Manson, hippies, rubias, cándidas. O los nazis con esos uniformes, esos trajes elegantes.

Después de Mi funeral, un diario sobre la pandemia, un libro sobre el bombardeo del Mercado de Alicante y ahora uno sobre monstruos, ¿qué será lo siguiente?

Una novela sobre mi infancia en el barrio de El Toscar. Me he criado en el barrio donde estaban las fábricas de Kelme. Me he visto en la necesidad de homenajear a las aparadores y a mis compañeros de colegio con los que viví los años convulsos de la Transición. Esas mujeres (las aparadoras) con un pie en la máquina y otro en la cuna levantaron Elche y no se les ha reconocido.

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