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cineasta y músico.
Carlos Salado cineasta y músico.

Carlos Salado: «Nuestra rumba es contemporánea, pero sigue siendo muy cañera»

Primero fue la película Criando ratas y ahora Uña y carne, un disco en el que el alicantino ha volcado sus rumbas a las que pone voz Antonio Clavería. Hoy se cuelga en las plataformas online.

El músico y cineasta Carlos Salado. | HÉCTOR FUENTES

¿Cuánto tiempo llevas esperando que la gente pueda escuchar Uña y carne?

Es un poco el objetivo después de dos años. Por mucho que disfrutes del camino, que ha sido largo, ahora el momento es puro nervio. Ya no hay más hipótesis, más suposiciones, esto es lo que hay y tenemos que esperar a lo que el público diga. Lo primero es hacerlo por y para ti porque es terapéutico, pero no se puede negar que quieres compartirlo y ver la reacción de la gente.

¿Por que elegiste la rumba como vehículo de expresión?

Independientemente del género, la música es un lenguaje universal, si sabes tocar las notas adecuadas vas a conmover al que lo escucha. El género es lo de menos, por eso yo también escucho muchos tipos de música. Lo importante es lo que trasciende, la columna vertebral de tus obras y yo creo en Uña y carne. Ha sido mi sueño desde que tenía 18 años y tengo 34. He compuesto rumbas toda mi vida y mientras he hecho otras cosas, pero lo fundamental era encontrar la voz y un equipo como Grupoidex, que me ha ayudado con la producción.

Cruzarte en el camino con Antonio Clavería fue fundamental para que hoy este proyecto sea realidad.

Sí, hacía cine, componía bandas sonoras, proyectos publicitarias, pero mi sueño era sacar esto a la luz. Después de buscar un montón de cantantes que no me convencían, conocí a Antonio a través de una amiga. Nos pasamos una noche entera tocando en Malasaña y me dijo que esas rumbas estaban hechas para él.

¿Y cuáles han sido tus referentes?

Yo siempre he tenido a Estopa, Los Delincuentes, El Canijo de Jerez... Antonio bebe más de los clásico, como Bambino, Pata Negra, Peret... Todo eso está en el disco. Nuestra rumba es contemporánea, pero sigue siendo muy pegadiza, muy cañera.

Ahí empezó la fase de más trabajo para vosotros...

Sí, empecé a recuperar los temas a escucharlos de nuevo, a desarrollarlos de verdad, a acoplarlos a su voz, a mis guitarras, ver con qué instrumentos íbamos a trabajar... Empezamos a grabar en verano de 2019, también a crear, a inventar Uña y carne. Ha sido un proceso muy bonito, mágico, de muchas horas, con mucha gente involucrada. Músicos como Fernando Lamadrid o Enrique Heredia que lo mezcla y lo masteriza.

Cada tema del disco lo acompañas con un audiovisual, todos protagonizados por Ramón Guerrero, El Cristo, protagonista de tu película Criando ratas.

Yo soy cineasta y mi reto era unir música y cine. Entonces rescaté a Guerrero que va a protagonizar todos los videclips. La parte visual es un complemento para que sea un proyecto transmedia. Eso me permite mandar un mensaje de reflexión. No hay ni una sola canción de amor, hay mucho de reflexión social, de establecer líneas de debate, las drogas, la cárcel y hablo mucho de perdón. Es un disco duro.

¿Qué recorrido tiene Uña y carne?

Es el principio de un camino largo y fructífero, esperemos. De muchas aventuras, de recoger lo sembrado durante muchos años. No lo concebimos como un grupo sino como un proyecto.

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