«Para mí la novela policíaca se resume en una historia de amor, una doble historia de amor». Así comienza el primer capítulo de El laberinto y la Diosa Triple, un compendio y una reflexión sobre el género policíaco con el que Ignacio del Olmo Fernández pretende meter al lector en «un laberinto». El comisario principal de la Policía Nacional en Alicante, que presenta este libro mañana, a las 19.30 horas en Casa Mediterráneo, tira de experiencia, tanto por su trabajo como por su condición de lector, y habla de los orígenes del género, de la tradición oral para contar historias, de los autores, de la novela policiaca, de la que no lo es, de los detectives y sobre todo de Edgar Allan Poe, «un genio incomprendido».

«Esa doble historia de amor es la mía personal con la novela policiaca cuando la descubrí a los 15 años y la de la esposa de Poe, Virginia Clemm, por el amor que profesaba a su marido».

Para Del Olmo, Allan Poe «en vida lo paso mal y ahora es un autor reconocido, por los escritores y por los lectores, y ha creado el último género clásico», afirma. «Poe crea la novela policiaca para dar vida al personaje del detective y a través de su figura devuelve el orden y la seguridad a la sociedad, se convierte en un héroe; por eso digo que antes de la novela policiaca aparece el mito de la novela policiaca».

Con prólogo del periodista Manu Marlasca, el libro, que lleva como subtítulo Del origen de la imaginación creativa y la novela policiaca, construye ese particular laberinto a través de capítulos relacionados entre sí, pero con distinta extensión. «Este libro es un laberinto y el hilo de Ariadna es el índice; el lector tiene que tener la libertad de abrirlo por donde quiera y que tenga sentido».

Dice que primero fue la novela policiaca y luego la vocación para entrar en el cuerpo, pero su inquietud le hizo ir recogiendo estas reflexiones y documentarse para dar vida a este volumen. «O lo publicaba o quemaba el manuscrito», asegura Del Olmo, que ha cedido los derechos de autor a un colegio de huérfanos de policías.

Vázquez Montalbán, Dostoievski, Dickens, Dashiell Hammet... Todos aparecen en estas páginas en las que defiende la novela policiaca frente a la novela negra «porque no sigue todo el ciclo; hay que descubrir al culpable, pero sobre todo hay que atraparlo y hay que juzgarlo».

Ignacio del Olmo, que pertenece al Clan del Crimen, un grupo de profesionales liberales amantes del género, no ha pensado si esto le abrirá un camino hacia la literatura. «No me siento escritor, me siento lector», asegura.