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A hombros de la nostalgia

El público arropó a los toreros, que honraron la memoria del Maestro

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El Juli y Manzanares salen a hombros en la primera tarde de homenaje al maestro de Alicante RAFA ARJONES

A más de uno se le erizaría el vello ayer cuando a las siete en punto salía de la puerta de cuadrillas el perfil de Manzanares embutido en un terno barquillo y oro, colores que acompañaron a su progenitor en sus últimos años en activo. Cincuenta años después de que aquel anduviera el mismo camino para trenzar el que sería el paseíllo de su doctorado. Luego ya vendría la historia a golpe de toreo caro y lo de convertirse en maestro de maestros, como casi todo el taurinismo le reconociera tras su temprana muerte en octubre de 2014.

La emoción anudaba gargantas mientras Juli y Manzanares recorrían la arena con los sones del himno de Alicante adivinándose entre la ovación atronadora. El madrileño abrazó a su compañero, visiblemente emocionado. Luego llegó la entrega de una placa conmemorativa a los cuatro hijos del llorado maestro de manos del alcalde, Luis Barcala, con los sones de «A la llum de les fogueres» de fondo.

Cuatro orejas se llevó el torero alicantino, mientras El Juli logró dos en tarde de más emotividad que toreo

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Y hasta ahí la emoción contenida, el recuerdo al maestro, la voz nublada y la nostalgia de aquel tiempo pasado. Solo con el quite por chicuelinas «de la escoba» interpretado por el diestro madrileño en su primero (único de la tarde, cuidado con el dato) volvieron las memorias del maestro. Bajando al ruedo de lo estrictamente taurino, pocos pasajes hubo para la evocación. Y en gran parte por la corrida lidiada con el hierro de Garcigrande, que no abundó precisamente en emociones. La mayoría de ellos salieron ya de toriles sin celo, como a medio gas, y claro, si no pone la emoción el toro, ya me dirán ustedes... El cuarto fue el tuerto en el reino de los ciegos, se movió con más bríos y repitió con cierta codicia sus embestidas a la planchada muleta de Manzanares, que no lo vio claro con la zocata, pero que en su mano derecha tiene un látigo de poder. Hubo más mando que compás, más ligazón que profundidad, pero un par de tandas brotaron rotundas y calentaron los tendidos. La rúbrica del trasteo fue colosal: una estocada casi perfecta en la suerte de recibir. Por ello, dos orejas de ley. Lo de la vuelta al ruedo a Compositor ya tiene menos argumentos, se mire por donde se mire.

El sexto fue el otro astado que salvó a medias el honor del hierro. Sin exageraciones, eso sí. Saludó en banderillas Daniel Duarte. Lo apretó por bajo el alicantino al llegar a la muleta, con un cambio de mano genuflexo de alta nota. Otro ya erguido surgiría al final de la faena para rematar una serie de derechazos contundentes y volver a traer los aromas manzanaristas. El almíbar lo había destilado en un par de tandas de naturales y en los de pecho. Derecha de azote y zurda de seda. Una oreja tras estocada algo trasera. Había brindado a una amiga de la familia. En el nombre del padre, seguramente, como toda la tarde. Casi como toda una vida.

El Juli durante uno de los lucidos momentos que logró. | RAFA ARJONES

Con el primero, un mansote rajadito, anduvo decoroso y le cortó la oreja por un soberbio volapié. Había volteado feamente a Domingo Siro en banderillas.

El Juli anduvo sobrado toda la tarde. Brindó el primero a los cuatro hijos del maestro, y estuvo tan pulcro como frío con un astado tan noble como soso. Saludó una ovación.

Igual de fácil se mostró ante el tercero, otro flojeras que le permitió alardes en las cercanías, como el péndulo, y algunos naturales a media altura, por apuntar algo. Estocada trasera ladeada y oreja. Otro trofeo se llevó del quinto, rajado desde los comienzos, al que aguantó en el terció y azuzó con la voz para sacarles tandas meritorias por ambos lados. Muy sobrado, sí, pero ¿con qué?

Todo valía ayer en memoria del maestro Manzanares y para celebrar la vuelta a la plaza. Todo vale, entonces, como casi siempre. Nihil novum sub sole. Ea.

Manzanares instrumentando un buen muletazo en la tarde de ayer RAFA ARJONES

Tarde de emociones contenidas 

El paseíllo abrió una tarde de recuerdos a flor de piel que llevaron a Manzanares a emocionarse ante la evidencia de ver al público asistente entregado tanto con él como con su familia y, sobre todo, con la memoria de su padre. Incluso El Juli se dio cuenta de la emotividad del momento y se fundió en un abrazo con su compañero José Mari cuando acabó el paseíllo entre la atronadora ovación de los tendidos. 

Recuerdo para la familia. RAFA ARJONES

Un trozo de la Explanada para el maestro

La familia de Manzanares vivió ayer una emotiva jornada en la que recibió un cuadro con teselas de la Explanada con la leyenda En homenaje a José María Manzanares padre. El alcalde, Luis Barcala, fue el encargado de hacer la entrega tras el paseíllo, junto a la vicealcaldesa Ma Carmen Sánchez y la concejala Ma Carmen de España. 

Tampoco se lo quiso perder la Bellea. RAFA ARJONES

Tampoco se lo quiso perder la Bellea 

A pesar de no lucir las galas de novia alicantina, como suele ser habitual, la nueva Bellea del Foc y sus damas no quisieron faltar a la tradición de vivir el festejo del día de San Juan en el palco presidencial de la plaza. Como antaño, se echó en falta el brindis de rigor de algún espada a quien representará a nuestra ciudad y nuestras fiestas estos meses.

Recargando energías. RAFA ARJONES

Con merienda todo es mejor 

Finalmente los aficionados pudieron disfrutar del momento de la merienda, típico de los festejos en las plazas del mediterráneo. Con el estómago lleno, todo se ve de otra manera.

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