Y llegó el turno de los tangos clásicos y, sobre todo, de homenajear a quien enriqueció e innovó el género, que dio origen a una nueva era en este tipo de música. El mundialmente famoso, influyente bandoneonista y compositor argentino Astor Piazzolla, cuando se cumple el centenario de su nacimiento, sale a la luz a través del bandoneón de Orlando Dibelo y de la guitarra de Mariano Gil, dos destacados y habladores músicos. Las formas tangueras tradicionales junto al tango de vanguardia que promovió Piazzolla, a partir de los años 50, apoyándose en elementos del jazz y de la música clásica. Las innovaciones contrapuntísticas, en el ritmo, el timbre y la armonía (disonante) chocaron contra el muro de aquella vieja guardia, rígidos defensores de su propia orquestación melódica, no de la contemporánea música de Buenos Aires. El «villano» musical hoy es un héroe en su país. Desfilan tangos, valses criollos, milongas, zambas y piezas del universal Astor Piazzolla y de sus maestros. Fusionó el temperamento sudamericano con la música europea. Ya lo ven. Divulgación de la historia del tango en el concierto que hemos visto en el ADDA. La sensualidad y el tono nostálgico de temas clásicos como La cumparsita, El choclo, Milonga de mis amores o el valsecito Un placer. El cóctel de lenguajes, técnicas y estilos da forma a la extraña belleza de Astor Piazzolla con pasión y melancolía. Milonga del ángel, una de las cinco piezas de Acentuado, Libertango o Guardia nueva. Mantuvo las esencias, pero renovó el tango popular. Dibelo reside en Alicante, y ambos se conjuntan perfectamente, estableciendo un hermoso contraste entre los instrumentos. La penetrante sonoridad del bandoneón y Orlando viviendo la música, inquieto, igual que hacía Piazzolla. Mariano Gil interpreta un solo de guitarra, Transatlántica, una peculiar composición suya como música del mundo. O el célebre tema de Astor Piazzolla, Adiós, Tonino, tras la muerte de su padre. Los muchos aficionados quedaron contentos.
