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Crítica de circo

Misión cumplida

Alcántara rememora las pantomimas de Chaplin, Harold Lloyd, Buster Keaton (Pamplinas o Cara de Palo) y, más cerca de nuestro tiempo, Marcel Marceau

Déjà Vu, de Manolo Alcántara

Déjà Vu

Auditorio Muelle 12 de Alicante

***1/2

Cía Manolo Alcántara

Visitó el coliseo alicantino el 13 de septiembre de 2020, en el marco del festival provincial Circarte, y ahora, como cierre de Fresca!, se ha visto en el Muelle12 del puerto. El título de Déjà vu le viene ahora, especialmente, muy bien al espectáculo, ya que se refiere a la sensación de haber vivido el mismo momento en el pasado. Realidad o ficción. Sueño o despertar. Ese es el dilema. Ser o no ser. De un modo u otro, el circo-teatro de la compañía catalana del destacado Manolo Alcántara nos sitúa, con onírica expresión y su personal huella, en el medio de la contrariedad. Un ámbito más poético que narrativo, donde reside el absurdo.

Alcántara rememora las pantomimas de Chaplin, Harold Lloyd, Buster Keaton (Pamplinas o Cara de Palo) y, más cerca de nuestro tiempo, Marcel Marceau. Acrobacias, ternura e ingenio alrededor de una cama balancín. Desnudo y cubriendo su parte inferior delantera como puede. ¿Qué somos y qué nos gustaría ser? ¿Sueños muy ambiciosos que traen desánimo y melancolía? Intervienen Andreu Sans, Laia Rius y el propio Alcántara principalmente, el creador y director del premiado montaje por su adaptación de técnicas circenses a la nueva dramaturgia. Transforma el circo e imprime impulso visual a la ligera historia.

El número del espejo, con alguien que imita las acciones con desmadre, recuerda a los Marx de Sopa de ganso, o un bombín gigante. Una estantería con cajones y puertas que se abren. Y el protagonista trepa, baja, entra y sale. La breve aparición de un títere le representa a él de manera alegórica. El gran mueble avanza hacia el borde del escenario. Pese a que la obra dure solo 60 minutos, todo se estira a falta de introducir nuevos detalles.

Sobresale la plasticidad con su economía del movimiento y del gesto. La escenografía de Alcántara propone una innovadora y simbólica estructura, y la composición musical es de Laia Rius, que canta y refuerza ese ambiente de ensoñación. Así ha terminado el primer Festival d’Arts Escèniques d’Alacant. Con soplo de aire fresco y la misión cumplida.

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