María Moreno fue una de las «superheroínas» cotidianas (la Dama de Hierro, concretamente) en Los increíbles, la ópera prima que David Valero estrenó en 2012 en el Festival de Cine de San Sebastián. Ahora, en una suerte de spin-off, ella es la protagonista absoluta del último largometraje documental firmado por el realizador de San Vicente del Raspeig, La vida más larga, producida por Jaibo Films y Polars Films, que se encuentra ya en la última fase de posproducción.
María Moreno es, además, tía abuela del director y esta película es, en parte, un homenaje a ella -que vivió la guerra y la posguerra, la muerte de su marido y de dos de sus hijos, la superación de un cáncer, varias enfermedades y multitud de caídas- y a la familia de Valero en San Vicente, donde está rodado todo el documental.
Valero define el filme como «una tragicomedia sobre la muerte», o también «un canto a la vida desde los ojos de alguien que sabe que la muerte está cerca», que nace del abundante material descartado de Los increíbles y centrado en su tía abuela. «Estuve tres años y medio rodando su vida y llegué a tener 35 horas de película que quedaron fuera de Los increíbles y ese material era muy valioso para mí», explica el director, que además ha grabado imágenes nuevas para completar la producción.
La vida más larga es la historia de una mujer que cumple 94 años rodeada de su familia y unos días antes muere su vecino con su edad, «ella se da cuenta de que la muerte está cerca y decide hacer un pacto con Dios para cumplir los 95 y luego llegar hasta los 100 años», explica Valero, para quien «no ha sido fácil» reencontrarse «con todo ese material, con el pasado de mis abuelos y de parte de mi familia, donde muchos de ellos ya no están».
Pese a abordar la muerte, el tono de comedia lo da la propia María con su «desparpajo y alegría innata» ante la cámara. Esa mezcla de drama/comedia, de ficción/documental es lo que mueve al director: «Lo que me fascina del cine es ese juego con las polaridades, que hace que la película sea muy emotiva. Creo que el cine no debe ser una vía de escape, sino que debe ayudar al espectador a reconectar con la vida y sus emociones y eso sí lo consigue esta película», subraya Valero, que ha hecho un ejercicio de tijera al recortar de 35 horas iniciales de metraje a 8 horas en el primer montaje para, después, junto a Aurora Sulli, darle forma a esta historia de 80 minutos. Una película «donde el espectador pueda seguir a su protagonista huyendo un poco del cine de autor pero con un estilo de realización muy dinámico, con el que todo el mundo puede sentirse identificado», matiza Valero, que prevé que en 2022 la película, que ha contado con ayudas del Ayuntamiento de San Vicente, del IVC y de À Punt, llegue a los cines.
