El escritor norteamericano Paul Auster rescata del olvido al escritor y periodista Stephen Crane, que vivió a finales del siglo XIX, «sin el cual Ernest Hemingway no habría sido el mismo, ni tampoco Joseph Conrad», aseguró ayer en la presentación de su último libro. Tras la publicación de su novela, 4 3 2 1, Auster se adentra en su azarosa vida en La llama inmortal de Stephen Crane (Seix Barral), donde no oculta su «admiración» por «haber sido capaz de hacer tantas cosas que no he podido nunca hacer».

En un encuentro virtual con la prensa desde su casa en Brooklyn, Auster describe a Crane como «fenomenólogo», capaz de ver cosas que cualquier otro escritor no podría: «Tenía una percepción visual que luego transformaba en un lenguaje hermoso, potente, lleno de metáforas y símiles, a veces difíciles de digerir para el lector». Empujado por la falta de dinero, Crane malvivió durante el último tercio del siglo XIX escribiendo artículos, novelas, relatos y poesía, trabajó como corresponsal de guerra y defendió los derechos de los más desfavorecidos. Estuvo en Cuba tras la Guerra de 1898, y murió en Alemania de tuberculosis con 28 años.

En esta biografía, Auster ha aunado dos objetivos iniciales, «contar la vida de Crane con la mayor precisión y presentar su obra, pero no como haría un crítico literario, que es aburrido, sino intentando dar respuestas como autor y como lector que expliquen qué transmite al lector».