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Sonia Almarcha: «Tenía unas ganas locas de trabajar con Javier Bardem y fue muy fácil»

La actriz de Pinoso Sonia Almarcha da vida en El buen patrón a la esposa del empresario de balanzas que encarna el actor con un Óscar - La intérprete, premiada por A la cara de Javier Marco, simultanea papeles en teatro, cine y series

La actriz alicantina protagoniza el corto A la cara, de Javier Marco.

Sonia Almarcha es una corredora de fondo nacida en Pinoso hace 53 años. Ha interpretado más de cien papeles en teatro, cine y televisión y no le duelen prendas afrontar personajes de reparto o secundarios porque no hay papel pequeño para ella. 2021 ha sido uno de sus mejores años: retomó la gira de Siveria iniciada en el Teatro Español, está terminando de grabar la serie Heridas para Atres Media y ha estrenado dos películas recientemente: Las consecuencias, de Claudia Pinto, y hace unos días El buen patrón, la comedia de Fernando León de Aranoa en la que forma matrimonio con Javier Bardem.

Almarcha ya había trabajado con León de Aranoa en Amador y hace unos años le dijo que estaba escribiendo un guion sobre una fábrica de balanzas y que había pensado en un papel para ella. «Yo dije ‘ojalá’, pero pasó el tiempo hasta que me llamó el director de casting para hacer la prueba de ese personaje que me había contado (Adela, la esposa del empresario de balanzas Julio Blanco, al que da vida Bardem) y a los dos días me dijo que era mío», relata la actriz, que ya conocía a su compañero de rodaje «porque estudiamos juntos hace mucho tiempo con [Juan Carlos] Corazza y teníamos amigos comunes».

«No había trabajado nunca con él pero tenía unas ganas locas de hacerlo porque para mí es increíble cómo trabaja este hombre, cómo arriesga, cómo curra. Hicimos mucho trabajo de ensayos previos y fue muy fácil, muy fácil, tanto en los ensayos como en el rodaje. Fernando decía: ‘‘Joder, parecéis un matrimonio aburrido de verdad’’, así que nos lo pasamos muy bien», ríe Almarcha, a quien no le impresionó en exceso trabajar con el único actor español premiado con un Óscar: «Igual es por inconsciencia o por edad, pero no trabajé con ese peso en absoluto, iba muy tranquila y lo disfruté mucho. Obviamente, como todo lo que tengo en pantalla es solo con él hay una responsabilidad, pero no trabajé con susto, qué va. Y como hubo mucho ensayo previo, cuando llegamos a rodaje el matrimonio ya estaba hecho», destaca.

Lo que sí le ilusiona sobremanera es la posibilidad de llegar a los Óscar con la película, elegida para representar a España por la Academia de Cine. «Para mí eso es un sueño. Realmente es muy difícil que quede entre cinco de todo el mundo, es como que te toque el Euromillón, pero la peli está ahí, bien posicionada y estoy entusiasmadísima con eso. Y me ha pillado con una edad -53 años- en la que puedo disfrutar más las cosas y me tomo el tiempo para darme cuenta de lo que me está pasando».

Ella, que ha trabajado con directores como Mario Camus (Adosados), Gerardo Herrero (Las razones de mis amigos), Rodrigo Sorogoyen (El reino) o Paco Plaza (Verónica), es consciente de un antes y un después en su carrera audiovisual con La Soledad de Jaime Rosales, que protagonizó en 2006. «Los proyectos que me llegaron a partir de ahí eran muy interesantes, hubo un respeto de la profesión. He podido elegir, y como siempre he tenido el teatro eso me lo ha facilitado», apunta.

Sonia Almarcha y Javier Bardem son un matrimonio en la película El buen patrón de Fernando León de Aranoa, ahora en cines. | FERNANDO MARRERO

Con su paisano Fran Ruvira protagonizó Orson West, que lo recuerda como «un regalo» porque «¿quién hace una peli en su pueblo con la gente de allí? Fue una experiencia preciosa», y del alicantino Javier Marco ha sido actriz fetiche en sus últimos cortos. Con el más reciente, A la cara, ganador de un Goya, ha sido premiada con el Fugaz y la Biznaga de Plata. «Hemos trabajado muy a gusto y seguiremos porque ahora viene el largo», avanza.

También tiene pendiente de estreno una película de Ignacio Tatay producida por Alex de la Iglesia y cuando acabe la gira de Siveria empieza un proyecto con Focus. Se reconoce «privilegiada» porque «esta profesión es muy dura, intermitente, a veces tienes mucho y otras nada, y con las mujeres de cierta edad es muy injusta porque hay pocos personajes interesantes. Y saber que estoy en la terna lo tengo presente todos los días. Una parte me la he ganado a pulso, pero también hay cierta parte de suerte».

Almarcha confiesa que es actriz «por culpa» de Taules Teatre, de Pinoso, «porque empecé con ellos a los 12 años a hacer teatro, todos los veranos y navidades hacíamos una obra, y ya nunca me bajé del escenario. Siempre me he sentido profeta en mi tierra, mi gente sigue allí, y les admiro mucho porque hacen un trabajo extraordinario, una cantera de gente increíble».

Esta intérprete, que se mueve por proyectos, no espera una película definitiva que la encumbre: «Llevo 35 años trabajando y cómo explicar que a mí me pagan por hacer lo que más me gusta, que vivo de ello, elijo lo que quiero y me entusiasmo con ello. Esa falsa percepción de que si no consigues cierta fama no has llegado donde querías no la comparto. Yo tengo trabajo y el respeto de la profesión y eso es oro», concluye.

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