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Un libro y un documental para reconocer a Niño de Elche

El cantante y artista publica Llamadme Amparo, un acercamiento en prosa poética a las sensaciones que han marcado su vida, y se presenta Canto cósmico, una película sobre su figura

Portada del libro, con ilustración de Aryz. | INFORMACIÓN

Toca todos los palos. Nunca mejor dicho. Niño de Elche es un cantaor que quiso ser guitarrista, un poeta que canta, un cantante que escribe, un inconformista por vocación y un erudito por devoción. Ese cóctel transita por la cabeza de este artista multidisciplinar de nombre Paco Contreras, convertido por obra y gracia de su creatividad en un insurgente llamado Niño de Elche.

Proin euismod quam at tellus adi

Y esa mezcla de inquietudes, miedos y protestas han confluido en un momento dulce en el que presenta libro y disco, donde vierte sin pudor parte de sí, y en el que un documental abre la caja de Pandora para que sean los demás los que le miran y los que le cuentan.

El libro es Llamadme Amparo. El disco, La exclusión. El documental, Canto cósmico. Como si fuera una trilogía para conocer y reconocer al personaje y a la persona que se encierra dentro y fuera de Niño de Elche.

Aunque Amparo sea nombre de mujer, el título del poemario, que se presenta el día 10, en realidad hace referencia a la sensación de cobijo, de refugio. Por eso, cuenta las sensaciones del hogar, del calor familiar, los olores, los recuerdos, las voces. «Empecé a hacer unos textos con el concepto de hogar como amparo, inspirado en la lectura del filósofo Josep María Esquirol», asegura el incansable lector que entra en barrena cuando, dice, es consciente de sus carencias.

Son siete capítulos, «como los pecados capitales», en los que habla de sus antepasados «de una forma muy personal». Sus padres, la cocina, el comer, la voz, el cantar, la religión, la soledad, «la relación con ese mundo de pequeñas cosas», pasan por esos capítulos. «Más que recuerdos de situaciones en concreto, son las personas las que recojo en esas reflexiones». Dice que este libro, con portada del artista y amigo Aryz, «le sonará melancólico o nostálgico a mucha gente, pero en realidad es seguir dándole vueltas a la memoria y al olvido». Dos temas, sin duda, recurrentes en su obra.

Hay mucho de Angélica Liddell y también de Ramón Andrés, reciente Premio Nacional de Ensayo, en este texto. Inspiración y lectura. También del espacio de experimentación que vierte a diario en Instagram. «Siempre me he fijado en las pequeñas cosas, en el montón de sal que se ponía en la mesa para comer, en el plato donde dejaban el aceite, en mi madre cortando la verdura, la imagen de un Cristo en la puerta o el olor de la ropa de mi padre cuando volvía de la fábrica de calzado de Elche donde trabajaba».

Recuerdos, dice, «más sensoriales que físicos; el gusto, el olfato y la voz... la voz es lo primero que se olvida de un ser que ha muerto. Esa forma de reconstruir y poder hablar de esas voces me interesa mucho». En realidad, «es el ejercicio de la memoria, de reconstrucción de uno mismo; no es tanto recordar para decir quién eres, es un revisar y un reconstruir, y lo que más me interesa es el acto contemporáneo que hago a partir de ahí», asegura Niño de Elche que también se ha unido a la familia de Radio 3 con su programa Extrañas heterodoxias.

Llamadme Amparo es su mirada. Luego están los que le ven y le conocen. Ellos son los que hablan en Canto cósmico, el documental que dirigen Marc Sempere-Moya y Leire Apellaniz, que se estrena hoy en el Festival de Sevilla. Por él pasan y hablan C Tangana, Angélica Liddell, Pedro G. Romero, Raúl Cantizano, Israel Galván y Paqui Molina y Aladino Contreras, los padres de Niño de Elche. Y también su voz, la de Paco Contreras. Todos contribuyen a construir su retrato. O al menos, uno de ellos.

Es un disco, pero también una propuesta escénica. Eso es La exclusión, el último trabajo musical de Niño de Elche. Ramón Andrés vuelve a ser una figura fundamental en su trabajo. Como director artístico y como autor del libro que ha inspirado los cuatro movimientos de los que consta este álbum, que cuenta con la producción de Xabier Erkicia.

«Se escuchan textos de John Donne, Borges o T. S. Elliot; es un disco multidisciplinar, con muchas referencias a las formas sonoras del cine», asegura el artista ilicitano que ahora exhibe en el Reina Sofía una pieza sonora realizada a partir de la obra de Val del Omar.

La exclusión parte de la idea «del instrumento como prótesis, del mundo de la muerte, de Europa como civilización cosificada y decadente, del cuerpo, del dolor...».

La propuesta escénica, paralela a la puramente de concierto, incluye también imágenes del cineasta Lois Patiño.

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