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Chema García Ibarra DIRECTOR DE CINE

«Me interesa insertar la ficción en lugares lo más reales posible»

Entre el humor absurdo y el thriller más siniestro, entre el costumbrismo ilicitano y lo paranormal se mueve el debut cinematográfico más original del año, Espíritu sagrado, de Chema García Ibarra, que llega este viernes a los cines.

Chema García Ibarra, en una parada del rodaje. | ANTONIO AMORÓS

García Ibarra (Elche, 1980) es autor de varios cortos (El ataque de los robots de Nebulosa-5, Protopartículas, Misterio o La disco resplandece) que han sido seleccionados y muy premiadas en festivales internacionales como Cannes, Sundance o la Berlinale.

Espíritu sagrado, rodada en un barrio obrero de Elche, Carrús, debutó en el Festival de Locarno y se llevó una mención especial. La trama gira en torno a un grupo de aficionados a la ufología que se reúnen semanalmente para intercambiar información cuando su líder muere inesperadamente. En paralelo, el vecindario está volcado en la búsqueda de una niña desaparecida.

La originalidad de su cine ¿tiene que ver con que es autodidacta?

Las escuelas de cine son carísimas y era imposible que mi familia se pudiera permitir eso. Sabía que si quería hacer cine -y lo sabía desde muy pequeño- lo único que tenía a mi alcance era la cinefilia, ver películas a saco y leer sobre cine.

Espíritu sagrado es un filme a la vez fantástico y muy apegado a lo real. El barrio en el que rodaron es el suyo ¿cierto?

Viví en Carrús desde que nací hasta el año 94, luego me fui a dos calles, estoy al lado. Sí, es una especie de retrato documental del barrio, su gente, las calles, las casas, el mobiliario, el gotelé... No creo que sea muy diferente a otros barrios obreros de España. Me interesa insertar la ficción en lugares lo más reales posible.

Imagino que por el mismo motivo eligió actores no profesionales.

Exacto, quería rostros reales, no reconocibles. Hicimos un casting sin usar esa palabra e indicando que no era necesario un físico particular, insertamos el anuncio entre las ofertas de empleo normales y se presentaron tres mil personas.

¿Así encontraron a Nacho Fernández, el protagonista?

De Nacho me encantaron sus ojos y su voz, en un vídeo de un minuto a cámara que les pedimos decía que solo leía libros de misterio y que había trabajado toda la vida en el bar de su padre. En aquel momento trabajaba como vigilante nocturno, ahora está en un Leroy Merlín.

¿De dónde salen las ideas principales: la asociación ufológica y la desaparición de una niña? ¿Son referentes reales?

La idea de la niña que desaparece y tiene una hermana gemela la tenía desde hace tiempo y la combiné con ese grupo de aficionados a la ufología que sí tiene un referente real, un grupo en Elche llamado Centro ilicitano de parapsicología. Lo vi en la televisión local, salían a grabar psicofonías y a preparar avistamientos, lo que más me gustó es que eran personas muy distintas entre ellas en un paraje fuera del núcleo urbano mirando al cielo, se me quedó eso.

En sus cortos anteriores también está muy presente lo paranormal, ¿cual es su relación personal con esos temas?

Soy muy escéptico y me interesa la gente que no lo es, entender qué te lleva a esas creencias desaforadas. También me interesa desde siempre la ciencia ficción y lo que encuentro en nuestra realidad lo más parecido a la ciencia ficción son estas personas con visiones de ovnis o apariciones religiosas. Todo lo paranormal lo englobo ahí, pueden dar lugar a cosas poéticas, bellas o visualmente interesantes.

¿Qué le atrae de ese contraste entre lo cómico y lo oscuro?

Como espectador me gusta cuando estoy viendo una película y pierdo el lugar donde agarrarme. Me interesaba una película indefinida en cuanto a género, esta película es muy divertida, pero no es una comedia, ¿un drama? ¿un thriller?... La idea es que no se pudiera definir.Como espectador me gustan las sensaciones contradictorias, ese vaivén emocional entre la carcajada y una hostia, son tierras de nadie muy interesantes para explorar.

¿Con qué película se ha sentido así?

Con muy pocas. Me pasó con El mejor padre del mundo (World’s greatest dad, 2009), una película con Robin Williams dirigida por Bobcat Goldthwait, que era ese actor de Loca academia de policía que hacía sonidos con la boca... Bueno, pues luego dirigió películas. Esta trataba de un profesor que tenía un hijo que era un cabrón y le caía mal a todo el mundo. El hijo muere accidentalmente por asfixia durante una masturbación, se ahorca de verdad y el padre falsea una nota de suicidio para ocultarlo. Es divertido y terrible a la vez, soy muy fan de esa película.

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