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Un viaje por la provincia en busca de un tesoro

Raúl García diseña un juego de aventura online para resolver un enigma con pistas del patrimonio histórico y arquitectónico alicantino - Los participantes pueden optar a un premio de mil euros

Uno de los acertijos con ilustración y versos del juego de la búsqueda del tesoro creado por Raúl García, junto a otras pistas.

Raúl García es un funcionario alicantino de 41 años que tuvo la «mala suerte» de leer a Stevenson y Dumas en su infancia y a través de novelas como La isla del tesoro o El conde de Montecristo se inoculó el virus de la aventura en vena. Ha participado en búsquedas del tesoro organizadas en Estados Unidos, Francia o Inglaterra, países con tradición en estos juegos que en España escasean, y ha decidido crear el suyo propio siguiendo un itinerario de pistas por la provincia de Alicante.

La búsqueda del tesoro: Mary Solves y la senda perdida es el nombre de la aventura que propone resolver al público recorriendo, sin moverse de casa, distintos lugares entre la Marina Alta y la Vega Baja pasando por L’Alcoià y Comtat, l’Alacantí o el Alto, Medio y Bajo Vinalopó.

«La historia de la provincia esconde las respuestas a esta búsqueda del tesoro y el juego está pensado para buscar las respuestas a través de internet, ya que todas las pistas y todas las líneas de investigación se encuentran en la red y no es necesario desplazarse a ninguna ubicación real», explica el creador del juego, cuyo interés es ver qué respuesta tiene en nuestro país el proyecto, que tenía en mente hace tiempo y que ideó en estos meses de pandemia.

El juego fue lanzado el pasado mes de noviembre y en él ya hay jugando más de medio centenar de personas -pueden incorporarse nuevos jugadores aún- que tienen de plazo hasta el día 15 de marzo de 2022 para enviar sus respuestas con la posible solución al enigma.

Los participantes deben descifrar las preguntas planteadas a partir de un extraño manuscrito encontrado por el personaje creado por Raúl García, Mary Solves, para alzarse con la solución final. El manuscrito se puede adquirir en la web labusquedadeltesoro.es por 9,95 euros y quienes encuentren la solución optan a alzarse con el premio único de mil euros en un sorteo ante notario.

«La idea es que se financie con las participaciones, pero puede que no se cubra del todo y tengo asumido que el resto lo pago yo, pero creo que merecía la pena lanzarlo», considera el artífice, que opina que la búsqueda del tesoro es una manera entretenida de fomentar el interés por la cultura y la historia más cercana: «¿Qué provincia no tiene patrimonio que poner en valor? El nuestro da mucho juego y esta es una experiencia que puede hacer el turismo patrimonial algo más atractivo».

La búsqueda del tesoro: Mary Solves y la senda perdida parte de una historia de ficción a partir de elementos y monumentos históricos reales alicantinos. La protagonista es una investigadora cuyo doctorado en iconografía mariana le ha llevado hasta la biblioteca de la familia Salvetti en Alicante y entre los libros encuentra un texto misterioso que debe descifrar con ayuda de los participantes.

Los jugadores comienzan la aventura con el manuscrito, que les pone en contexto con la historia y con el reto de resolver seis capítulos o acertijos que contienen unos versos acompañados de ilustraciones. Además, en la cuenta de Instagram @marysolves se van aportando pistas cada semana para hacer el juego más accesible.

«Parece complejo pero es mucho más fácil de lo que parece. Mi propuesta es de nivel de iniciación y solo tienes que dedicarle tiempo y echarle horas delante del ordenador», apunta este buscador de tesoros, que hace unos años llegó a viajar a Estados Unidos con su pareja para buscar un cofre en las Montañas Rocosas con un millón de dólares. «Hace poco lo descubrieron y nosotros estuvimos cerca. Ahora estoy participando en una búsqueda francesa que se estima de dos años de duración para resolverla, con un premio de 50.000 euros», relata.

El creador indica que en este juego hay participantes de dentro y fuera de la provincia y añade que los locales quizá tengan alguna ventaja si viven delante alguno de los elementos incluidos en las pistas, pero tampoco es determinante. El geocaching (búsqueda con coordenadas) o los escape rooms (en un lugar cerrado) son otro tipo de búsquedas similares. En la suya hay «gente interesada en la historia, el patrimonio, la literatura o el turismo familiar», concluye.

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