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El Cosmos desde un ático de Alicante

El catedrático de Bioquímica Luis Miguel Gutiérrez capta espectaculares imágenes del Universo desde su casa del Pla cultivando su afición por la astrofotografía y el arte

La nebulosa Rosetta del cielo de invierno, una de las formaciones más bellas de la Vía Láctea. | LUIS MIGUEL GUTIÉRREZ PÉREZ

Captar la sobrecogedora belleza del Universo en las noches de Alicante desde el ático de su casa en el barrio del Pla. A eso se dedica en su tiempo libre Luis Miguel Gutiérrez Pérez, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Miguel Hernández de Elche y miembro de la Asociación Astronómica de la Universidad de Alicante -Astroingenio- que dirige el profesor Enrique Aparicio. Su pasión por la astrofotografía comenzó diez años atrás y la espectacularidad de sus imágenes ha sido admirada en varias exposiciones. Incluso en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, en una muestra donde explica la historia del Cosmos y la vida combinando ciencia y arte a través de la imagen.

Júpiter con la mayor tormenta del sistema solar. | LUIS MIGUEL GUTIÉRREZ PÉREZ

Después de treinta años de experiencia como científico, dedicándose a estudiar la porción más pequeña de la vida, un buen día decidió adentrarse en la astronomía urbana. Un mundo complejo que dominó con rapidez gracias a sus bagaje como investigador. Así pasó el polifacético profesor del microscopio al telescopio, de lo más grande a lo más pequeño, mezclando ambos mundos desde su faceta de artista plástico. Comenzó con un equipo de cámaras y filtros muy sencillo -600 euros- para escudriñar el cielo en busca de los 500 cuerpos celestes más impactantes que un astrónomo urbano puede llegar a contemplar. Confiesa que en los primeros años se dejó llevar por la fiebre de los planetas, las estrellas, las nebulosas y los quásares. Pero con el paso del tiempo y los descubrimientos fue racionalizando su pasión hasta dedicarle, al menos, una o dos noches a la semana entre tres y cuatro horas siempre que no haya nubes ni viento.

Júpiter con la mayor tormenta del sistema solar. Luis Miguel Gutiérrez Pérez

«La luz es lo que une lo grandioso con lo minúsculo y nos permite observar unas texturas que se parecen muchísimo. De hecho, las imágenes del Universo me recuerdan a las células porque en ambos casos el comportamiento de los líquidos y gases sigue un patrón de difusión», explica el catedrático mientras muestra con ilusión cinco de las mejores imágenes que ha obtenido en los dos últimos años y que son especialmente llamativas por su calidad. Son concretamente la galaxia de Andrómeda, la hermana mayor de la Vía Láctea y en rumbo de colisión con ella; el gigante gaseoso del sistema solar, Júpiter, mostrando su Gran Mancha Roja, la mayor tormenta del sistema solar; la gran nebulosa de Orión, uno de los objetos astronómicos más icónicos y donde están naciendo nuevas estrellas; la nebulosa Rosetta del cielo de invierno, en la actualidad en el zenit de medianoche y uno de los objetos más bellos de la galaxia y, por último, la ocultación de Marte detrás de la Luna, un suceso astronómico excepcional que también logró «cazar» con su objetivo.

Luis Miguel Gutiérrez Pérez

Tras tantas horas de observación del firmamento Gutiérrez Pérez describe nuestro planeta como «una pequeña mota de polvo suspendida en la inmensidad». Por eso considera «sumamente valiosos» al ser humano y a la Tierra. Y aunque está convencido de que en el Cosmos tienen que existir más formas de vida, «las distancias son tan lejanas -subraya- que estamos completamente solos». La misma soledad con la que él cada noche viaja por el espacio-tiempo con la ayuda de su telescopio.

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