La historia se repite, esta vez con el Benidorm Fest. Corría el año 1952, en una España en blanco y negro, cuando un alcalde se puso el mundo por montera y se enfrentó a Franco y a la Iglesia para defender su pueblo. Aquel regidor fue Pedro Zaragoza Orts y el motivo de todo el escándalo, un decreto para autorizar el uso del bikini en las playas de un Benidorm que aspiraba a convertirse en una potencia turística. Y, además, se atrevió a coger una Vespa para plantarse en Madrid, tras un viaje de ocho horas, con el fin de hacer entender al mismísimo caudillo su propósito.

Ahora, 70 años después de una reunión que marcó un antes y un después en la ciudad que se convertiría en el epicentro del turismo de playa de nuestro país, el protagonista cambia, pero el objetivo se mantiene: impulsar el turismo en la ciudad de los rascacielos y mantener a flote la economía de una urbe castigada, en este caso, por la pandemia. Fue así como se forjó el Benidorm Fest, que arranca este lunes con una semana llena de actividades, dos semifinales y una gala final que tendrá lugar el próximo sábado, 29 de enero.

En este caso el viaje ocurrió a la inversa y sin Vespa, pero con un plan que rondaba por la mente del presidente de la Generalitat Valenciana. Ximo Puig recibió en junio en el Palau a José Manuel Pérez Tornero, presidente de RTVE, para tratar asuntos como la futura sede de la televisión pública en la Comunidad. Quiso el azar que el encuentro se produjera apenas unas semanas después de que Italia ganara Eurovisión 2021. Måneskin, el grupo de glam rock que se alzó con el galardón, se había elegido a través del renovado Festival de San Remo, un certamen muy arraigado entre los italianos que impulsó desde 1951 la carrera de artistas tan reconocidos como Al Bano & Romina, Eros Ramazzotti o Laura Pausini. Y, aunque la reunión tenía otros propósitos, cuentan que Puig lanzó la pregunta clave del encuentro, una cuestión que fue el trampolín del Benidorm Fest: si Italia puede recuperar San Remo, ¿por qué no hacemos lo mismo con el Festival de la Canción de Benidorm?

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El Festival de Benidorm en los años 60 y 70 Diario Información

Y es que, si el decreto en favor del bikini forma parte de los cimientos de la capital turística de la Costa Blanca, las sucesivas ediciones del Festival de la Canción de Benidorm son los muros de carga. Este evento musical, que cada año desde 1959 reunía a los cantantes de moda y destacados miembros de la sociedad valenciana, fue el empujón hacia el estrellato de artistas como Raphael, Julio Iglesias o Karina. De hecho, aunque el concurso no suponía un pase directo hacia Eurovisión, muchos de ellos acabaron representando a España en el festival europeo tras triunfar en Benidorm.

El resto, como suele decirse, es historia. La maquinaria se puso en marcha tras la reunión de Puig y Tornero y los equipos empezaron a trabajar en la creación de un festival que pudiera renovar la ilusión por Eurovisión, que en los últimos años había perdido fuerza por los fracasos encadenados, lo que se conoce como «eurodramas». Pero este concurso no podía entenderse sin el apoyo de el Ayuntamiento de Benidorm, por lo que se iniciaron una serie de encuentros con la administración de Toni Pérez, que culminaron en julio con la firma de un convenio a tres bandas para volver a poner a la ciudad en el mapa de los concursos musicales, para devolver la gloria a España en Eurovisión con el Benidorm Fest.

Entre rascacielos y «brillibrilli»

Desde congresos políticos a las míticas discotecas. El skyline más famoso de la Costa Blanca ha sido escenario de las vacaciones de los Alcántara y de media España y de los eventos más sonados. Ecléctica como pocas, Benidorm fue entre los años 70 y 90 la ciudad donde había que estar. El punto de encuentro de la diversidad en el que se fusionan las lentejuelas de su Gay Pride con los jubilados del Imserso y los bolos del famoseo con el acordeón de María Jesús. Una ciudad de abrigos de visón, de «guiris» con chanclas y, por supuesto, calcetines. Todo a la vez. La urbe espera recuperar sus «twelve points» con la selección del representante de España en el festival de Turín.

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«El Benidorm Fest es un evento único en cuanto a promoción turística que está teniendo una repercusión mediática increíble», explica Nuria Montes, secretaria general de Hosbec. La patronal hotelera confía en que las próximas ediciones del festival puedan tener un importante impacto en las reservas, ya que este año no ha sido posible al coincidir con el pico de contagios de la sexta ola del covid y no ponerse a la venta entradas para el público. «Eurovisión mueve un gran fenómeno fan y estamos contentos de que la marca Benidorm se pueda ligar a este mercado musical y a este nuevo público joven y cosmopolita». Y en eso anda Benidorm, en conquistar a los eurofans, porque ya se ha coronado como la capital española de Eurovisión. Y por muchos años.