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El desnudo integral de Niño de Elche en «Canto cósmico»

El documental sobre su vida, dirigido por el alicantino Marc Sempere y Leire Apellaniz, se estrenó ayer en Madrid - El artista ilicitano asegura que su «fe ciega» en el arte le ha llevado «a terrenos insospechados»

Niño de Elche, en la presentación, junto a los directores del documental, el alicantino Marc Sempere Moya y Leire Apellaniz.

Canto cósmico. Niño de Elche es un documental creado por el alicantino Marc Sempere y Leire Apellaniz, cuya premier tuvo lugar ayer n Madrid, que acerca al mundo a uno de los artistas españoles más originales y transgresores del momento, cantaor de voz prodigiosa, estudiante disciplinado, buen hijo y, por encima de todo, un ser libre.

Pero no siempre fue así. Niño prodigio, el alicantino ganó premios de cante desde que podía subirse a una banqueta. «Me considero una persona con suerte -dice el artista en una charla telefónica-pero hace cinco o seis años no entraba en mis cálculos poder dedicarme a lo que me dedico».

«Me veía como un cantaor de flamenco, de tablao, de compañías de baile de guiris, que es lo que yo hacía, y pensaba que mis excentricidades muy poco comprendidas por la mayoría, y menos por el mundo del flamenco, iban a tener muy poco espacio; eso no daba ningún tipo de economía, ni ningún interés».

Niño de Elche con su padre, en una imagen del documental. GRAF706. MADRID, 03/02/2022.- "Canto cósmico. Niño de Elche" es un documental creado por los cineastas Marc Sempere y Leire Apellaniz que acerca al mundo a uno de los artistas españoles más originales y transgresores del momento: Niño de Elche, cantaor de voz prodigiosa, estudiante disciplinado, buen hijo y, por encima de todo, un ser libre. EFE/Márgenes Distribución SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)

Al final, «esta fe ciega que me acompaña -afirma-, y reflejándome en experiencias de otra gente, me ha llevado a territorios insospechados», como dar un concierto de villancicos en Matadero Madrid estas navidades con todas la entradas vendidas, cantar a medias con C. Tangana o unirse a Los Planetas para crear Fuerza Nueva.

Francisco Contreras Molina, Niño de Elche, Paco para los amigos, Fran o Francis para la familia, es todos esos nombres e igual de múltiple es en su trabajo. Apellaniz y Sempere le muestran en el documental de chico, con no más de cuatro años, cantando flamenco junto a su padre, Aladino, y una seguridad pasmosa.

Y mientras, su madre, Paqui, posa orgullosa ante las decenas de premios ganados por su hijo, entre lágrimas cuando le extraña porque viene poco a verla. «Las relaciones familiares son complejas y cuando eso se acentúa porque tu te dedicas a algo, y te dedicas en cuerpo y alma, y ese algo sobrepasa no solo el entendimiento de tus seres queridos sino las lógicas vitales, es muy complicado a veces, porque no tenemos mecanismos», explica.

Su admirada Angélica Liddell, pone palabras a su pensamiento: «¿Qué leyes tiene que seguir una hija, o un padre, qué mecanismos debe seguir?». «Pues no sabemos -responde Contreras-, vamos aprendiendo poco a poco y hasta que llegamos a ese punto de comprensión, atravesamos territorios de dolor». «Pero, paradójicamente -confiesa-, a mi el arte, que también me ha ido separando, me ha ido dotando de esos mecanismos».

Canto cósmico. Niño de Elche es sólo un punto de arranque para conocer a Contreras; ahí están su obsesión por el arte, por la formación y el estudio, por la investigación y la apuesta, por el ensayo, la prueba y el intento. Es la desvergüenza y el logro.

Transgresor y fascinante

Porque Niño de Elche es un torbellino, una mezcla extraña y fascinante. Transgresor del flamenco porque puede y sabe, como dicen sus colegas en la película: no se puede dar la vuelta a algo si antes no lo conoces profundamente.

«Qué pena que el colegio no me descubriera la fascinación del estudio. Yo empecé a estudiar justo cuando salí del instituto, antes tengo la sensación de que no aprendí nada, más que a sobrevivir en un barrio de clase baja (...), a acumular miedos. Pero bueno, la vida me ha gratificado con poder dedicarme a algo que me fascina y que hace que me levante cada mañana ilusionadísimo».

La madre de Niño de Elche, con una foto de su comunión. GRAF707. MADRID, 03/02/2022.- Paquita, madre de Francisco Contreras Molina, "Niño de Elche", en un fotograma de la película "Canto cósmico. Niño de Elche", un documental creado por los cineastas Marc Sempere y Leire Apellaniz que acerca al mundo a uno de los artistas españoles más originales y transgresores del momento: Niño de Elche, cantaor de voz prodigiosa, estudiante disciplinado, buen hijo y, por encima de todo, un ser libre. EFE/Márgenes Distribución SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)

Una vida en la que todo se complementa y en la que no encuentra Contreras la «pulsión concreta» que le empujó al arte. «Sería como querer entenderlo todo y las cosas se nos escapan constantemente», dice con humildad. «Yo ya me he relajado ante entender por qué (...) La vida te puede cambiar con una mísera palabra o frase de alguien con quien te cruzas por la calle o que has visto en una entrevista. A mí me cambió la obra de Francis Bacon y fue un anuncio de veinticinco segundos con los que se cerraba un telediario».

Ese destello le impulsó a viajar a Madrid, donde «se volvió loco» en el Museo del Prado, «no entendía nada, sobrepasaba la lógica, la razón», y así sigue, afirma, cultivando una personalidad que tiene que ver con «la escucha, con la observación, con el estar atento y ser vulnerable». «Tener esa sensibilidad para que cualquier cosa que suceda a tu alrededor te pueda cambiar la vida, estar atentos al milagro diario que tiene Dios guardado para nosotros», resume Niño de Elche su filosofía de vida, citando a Christian Bovee.

Si impresiona del documental la penúltima escena, con ese Niño de Elche convertido en paso de Semana Santa, cubierto por una sábana blanca y cargado a hombros por medio centenar de hombres y mujeres desnudos (Ensayo de fe, performance del artista Ernesto Artillo para el documental), sobrecoge aún más verle llorar cantándole a su madre. «Creo que un artista completamente artista que haya entendido las complejidades y planos que puede tener el ser artista no tiene otra salida que amar la pintura, la danza, la escultura: todo lo que entendemos por arte, y yo estoy sumergido en eso». Nada más, y nada menos.

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