¿Qué tiene que ver la playa del Pinet y Tabarca con los molinos de Cervantes? Hay una leyenda cinematográfica en España que ha servido de nexo de unión de Elche y Orihuela con las llanuras manchegas de Campo de Criptana. Sara Montiel, nuestra primera estrella de Hollywood, se fumó innumerables puros tumbada bajo el tórrido sol veraniego del Baix Vinalopó.

La violetera falleció en Madrid en abril de 2013 y llevó una vida vida apasionante. El nombre real de Sara Montiel era Maria Antonia Abad Fernández, y nació el 10 de marzo de 1928 en el municipio manchego de Campo de Criptana, en Ciudad Real. Sin embargo, pronto se separaría de los gigantes de Don Quijote y con tan sólo cuatro años, tras la Guerra Civil, se trasladaría con sus padres -jornaleros- a Orihuela donde estudiaría en el Colegio de Jesús María de San Agustín. Como mandaban los cánones machistas de la época, la educación de las niñas se basaba prácticamente en aprender tareas del hogar y la misma Sara confesaría que debutó como actriz sin saber leer correctamente los guiones, por lo que muchas veces memorizaba de oído los diálogos que le dictaban.

Fue también en Orihuela donde “debutó” cantando a los trece años una saeta durante la procesión de Semana Santa y desde su balcón llamó la atención de un prestigioso productor. Es también en “Orihuelica del Señor”, como ella misma decía, donde descansan los restos de su hermano. En 1942 viajó a Madrid para representar a la provincia en un concurso de jóvenes talentos en el Parque del Retiro y ganó el concurso con “La morena de mi copla”, de Imperio Argentina, a pesar de que llegó a caerse en el escenario al tropezar con el vestido. Este éxito marcó un antes y un después en una carrera que la llevaría a recorrer medio mundo: fue entonces cuando se instaló en Madrid, antes de que llegaran México, Cuba y EE UU, pero jamás olvidaría la provincia.

Su debut como actriz fue en 1943 con un papel secundario en Te quiero para mí. Con Fernando Fernán Gómez se lanzó inmediatamente después como actriz protagonista en Empezó en boda un año más tarde. En Cuba y México (llegó a adquirir la nacionalidad mexicana) rodaría más de una decena de cintas hasta que llegó Hollywood con el western Veracruz, donde comparte pantalla junto a Gary Cooper y Burt Lancaster. Tras este enorme éxito volvería a España para rodar películas como El último cuplé y La violetera, convirtiéndose en una de las actrices mejor pagadas del mundo.

Fallece Sara Montiel

Fallece Sara Montiel Agencia Atlas

El Pinet y Tabarca

De la ilicitana playa del Pinet y la isla de Tabarca Sara destacaba el carácter hospitalario de su gente. Como ella misma confesó, tenía amigos repartidos por toda la provincia: Alicante, Elche, Villena, Alcoy, La Vila Joiosa y Tabarca. Sara Montiel llegó a contar cómo se trasladaba de vez en cuando con su hermana Elpidia a la Playa del Pinet, donde se alojaban en el mítico Hostal Galicia. Allí se quedaba su hermana “y yo me iba un par de días a Tabarca”, confesó. “La gente es muy hospitalaria, no me gusta ir a donde no me quieren, aunque en mi caso eso no suele ocurrir”, llegó a afirmar en 2011 al periódico Las Provincias. No dejó de viajar por el resto de la provincia para asuntos profesionales y entregas de premios, como fueron el festival de cine de Elche o el de l’Alfàs del Pi, donde fue homenajeada en el año 2008 y recibió el Faro de Plata. También en la Marina sus habanos tuvieron un hueco cuando apadrinó el Club de Fumadores de Puros de Benidorm, ya que, como bien se sabe, era una gran aficionada al fumando espero.

Tras la muerte de su hermana dejó de quedarse en El Pinet y pasaba sus estancias directamente en casa de unos amigos en Tabarca. Allí llegó a participar en 2001 y 2012 en la representación “La Virgen del Esclavo’, una obra que hizo memoria sobre los orígenes históricos de los tabarquinos.

Sara Montiel representó a la reina mora como una más de los vecinos, información que recogió este diario.

Último trabajo en la ciudad del Misteri

La relación de Sara Montiel con el Misteri d’Elx fue estrecha y llevada también desde la amistad: En 2010 asistiría a las representaciones extraordinarias de otoño de La Festa en Santa María, y en 2011 volvió a Elche para asistir a la exposición de María Dolores Mulá dedicada al poeta oriolano Miguel Hernández.

Su última grabación discográfica se realizó precisamente en el municipio ilicitano, cuando cantó junto al mestra de Capella José Antonio Román “Lágrimas negras” y “Yo te quiero vida mía”.

Tal y como contó INFORMACIÓN en un artículo póstumo a su muerte, Román destacaría el “lujo de conocerla. Volcaba su cariño y su amistad en mí”, destacando “su vitalidad y gran personalidad”. Esa personalidad la hizo destacar hasta el final de su vida y bien es cierto que la Sara Montiel que se recordó a través de ciertos medios fue aquella que se echó de rodillas durante la Semana Santa de Elche para interpretar una saeta que quedó en el intento. Entonces le llovieron críticas y burlas, pero la valentía y simpatía de su carácter han dejado constancia de que la violetera era una mujer valiente que igual asistía a la representación del Misteri que te cantaba con Alaska, que disfrutaba allá donde estuvieran sus amigos y que no olvidaría nunca la tierra que la vio crecer.