La primera libreta de ahorros del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Alcoy se abrió con 100 reales de vellón el 5 de septiembre de 1875 por el alcoyano Camilo Terol Mora. Esa cartilla primigenia forma parte del archivo histórico de la extinta Caja de Ahorros del Mediterráneo, junto a decenas de miles de documentos tanto financieros como sociales y culturales, reunidos bajo el nombre de Raíces. Este archivo, ubicado hasta ahora en el edificio del Banco Sabadell, acaba de ser trasladado a la sede de la Fundación Mediterráneo en Alicante gracias a un acuerdo entre ambas entidades. Aunque la fundación apenas ha empezado a desempolvar documentos, los fondos constituyen una verdadera radiografía de la provincia en el último siglo y medio de historia.
Para hacerse una idea del volumen que ocupa, este fondo fue trasladado el pasado mes de febrero en 80 palés que superaban las 30 toneladas de peso. La entidad ha debido habilitar cuatro estancias para albergar toda la documentación, en su mayoría en papel, que se integrará en la Colección Memoria de la Fundación, aunque también hay objetos llevados a otros almacenes por sus dimensiones.
Entre ellos hay libros de memorias de actividad cultural desde 1961, programas de conciertos y conferencias dedicados, libros de firmas de honor, tarjeteros con direcciones de artistas e intelectuales, ficheros con los datos de cada acto, películas y grabaciones en todos los formatos, fotografías, postales, productos de merchandising de todo tipo, y también huchas, billetes y monedas, libretas de ahorro, cajas de caudales, libros contables y hasta una instalación que recrea una oficina financiera.
«Todo este fondo que ahora hemos recibido es la culminación de mucho esfuerzo y tiempo, el resultado del trabajo callado que realizamos día a día en Fundación Mediterráneo y que ahora sale a la luz», explica Luis Boyer, presidente de la entidad, que añade que con este traslado «se conforma un archivo clave para comprender la evolución financiera y cultural de la provincia de Alicante desde finales del siglo XIX hasta principios del Siglo XXI».
Una vez reordenados los fondos se podrá empezar a trabajar en su inventario. «Por ello, queremos llegar a acuerdos con instituciones educativas y empresas que nos permitan impulsar la catalogación e investigación del archivo», añade Boyer, que prevé contactar con las universidades de Alicante y Elche para lograr su colaboración en esta tarea. La idea inicial es poder realizar una primera exposición con parte de estos fondos el próximo año 2023.
En esta primera fase de apertura de cajas se ha empezado por la actividad cultural y la parte financiera se mantiene aún almacenada. Hay que tener en cuenta que hasta la creación del Aula de Cultura en su actual sede, en 1974, la antigua Caja de Ahorros del Sureste de España (CASE) y, por otro lado, la Caja de Ahorros Provincial de Alicante (CAPA), que luego se fusionaría con la CAM, también desempeñaban programación cultural y obra social desde los años 60 del pasado siglo. Y buena parte de la historia del Aula de Cultura, entre 1974 y 1995, se encuentra en esta documentación.
Así, podemos ver "joyas" que recogen los primeros conciertos del Aula de Cultura de la CASE en el edificio de la calle San Fernando en 1961 con la pianista belga Pauline Marcelle o el francés Eugene Reuchsel, un cuarteto de Bolonia o a la propia Alicia de Larrocha, que dedicaba su recuerdo «lleno del mayor entusiasmo para el Aula de Cultura» en 1962.
El libro honor recoge, entre otras muchas, firmas de Gastón Castelló, Manuel Dicenta o Fernando Lázaro Carreter, que inauguró la programación cultural en 1974 «con el deseo de que sea un éxito y prosiga su labor en pro de la cultura», mientras que los ficheros detallan en tarjetas escritas a mano desde el público que asistía a cada acto hasta el caché de los invitados, como las 20.000 pesetas del cantaor Manuel Agujetas, las 10.000 del crítico de arte Santiago Amón o las 5.000 de Vicent Andrés Estellés, que en 1974 participaba en un ciclo sobre lengua y literatura valencianas, cuando aún no había muerto Franco. También se hablaba en aquellos años del aborto y de feminismo, había ciclos de cortometrajes y de cine de inmigración, encuentros de cómic o espectáculos de danzas indias "y todo está documentado", subraya Carmen Velasco, responsable del patrimonio documental de la Fundación Mediterráneo .
«La memoria del Aula de Cultura es una de las cosas más valiosas porque muestra el peso de la entidad en la vida de Alicante, la visión que tuvo por desarrollar una actividad cultural relevante, acercando a artistas e intelectuales del país y de todo el mundo», apunta Velasco, todo ello sin descuidar lo local y vertebrando la provincia, ya que también hay documentación de otros centros en Elche, Novelda o Monóvar; de la colaboración con hogueras, institutos o conservatorios; del equipo móvil de promoción cultural por los pueblos. "Lo bonito de este archivo es que permite hacer un discurso de la historia de la provincia", añade Velasco, que adelanta que catalogarlo "será una labor de años".
