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Entrevista
Elia Barceló Escritora

Elia Barceló: "Estaba cansada de que en las novelas negras las víctimas fueran siempre mujeres"

La autora presenta este jueves en Elda "Muerte en Santa Rita", un "noir" mediterráneo ambientado en lugares de la provincia de Alicante que llega el 28 de abril a las librerías

Elia Barceló STEFANIE GRAUL

Elia Barceló lleva cuarenta años viviendo en Innsbruck (Austria), pero siempre presenta sus libros en Elda, donde nació hace 65 años, "porque a ellos les hace mucha ilusión y a mí, también", aclara. La autora de una treintena de novelas y Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2020 por El efecto Frankenstein presenta este jueves a las 20 horas en El Alminar de Elda su última obra, Muerte en Santa Rita (Roca Editorial), un guiño a los títulos de Agatha Christie en el que Barceló ha disfrutado subvirtiendo algunos elementos de la estructura clásica de la novela negra, con una protagonista de 92 años y donde el lector reconocerá algunos rincones alicantinos.

Parece que ha llegado la primavera con su novela.

Una amiga mía a la que enseño mis libros antes dice que hay muchas cosas que le recuerdan a Sorolla, y eso quería yo.

¿Cómo define Muerte en Santa Rita?

Como un noir mediterráneo, una novela negra pero luminosa, llena de colores, muy sensual, donde se habla mucho de la comida, los perfumes y de las noches maravillosas cuando llega el verano, que en principio debería darte placer y estímulo mental y luego ya, si hay suerte, hacerte reflexionar sobre un par de cosas. Pero sobre todo quiero que se lo pasen bien leyéndola, que disfruten, que se rían un poco y que les apetezca acercarse a Elche o Alicante a comerse una buena paella y a mirar el mar.

Dice que es una declaración de amor al Mediterráneo 

Sí, total. Es que llevo cuarenta años en Austria, que también es muy bonita, pero es otra cosa. Y la última novela que escribí, La noche de plata, sucedía en Viena y era tan negra, en invierno, todo oscuro y todo el mundo con abrigo y con gorro... Y decidí que ya estaba bien. De vuelta a España, estaba yo feliz un día en la piscina, porque el médico me ha dicho que nade de espaldas que es muy bueno, y mirando el cielo azul dije: la próxima vez tiene que salir todo esto.

¿Se lo pedía el cuerpo después de la pandemia también?

Sí, en la pandemia terminé la otra y esta llegó justamente cuando acabábamos de pasar todo el confinamiento en Austria y ya nos dejaron en julio movernos y venirnos a España. Y fue una doble sensación de libertad, la de poder salir y poder llegar a un sitio donde te paseas por las palmeras y hueles cosas maravillosas, donde ves el mar. Se ve que ahí llegó un cóctel a mi cerebro y quiero que eso se note en la novela.

Santa Rita no es un lugar real, sino inspirado en sitios de la provincia que conoce.

Sí, porque si lo localizo en un pueblo concreto todo el mundo empieza a decir que tal cosa no era así, que en esa plaza no había tal estatua o que eso no lo abrieron hasta 1985. Y cuando te lo inventas tú, utilizando elementos de toda la zona, haces lo que mejor te parece y a la gente le encanta, porque se habla de su tierra pero no te dan la vara con que te has equivocado o que no has investigado bastante (ríe).

¿Pero se reconocen zonas de Elche, Santa Pola, Alicante, Crevillent...?

Sí, sí. Además, hay muchas personas de fuera que veranean por esa zona y si leen la novela y en algún momento van para allá pueden acercarse a sitios que son de verdad. Y si no son exactamente así, el feeling es el que yo pongo. Tampoco hay que dar muchas pistas, es mejor que la gente los busque.

A pesar de ser negra, hay mucha luz en la novela.

Eso quiero yo. En Muerte en Santa Rita me interesa que la gente se lo pase bien leyendo, que no sea muy angustioso ni pesado, ni de pensar muchísimo y darle muchas vueltas, sino de pasarlo bien con las típicas novelas enigma, de pensar quién lo ha hecho y terminar con buen sabor de boca. Y luego hay ciertos temas -o esa es mi esperanza- que te dan vueltas en la cabeza todavía cuando acabas.

¿Temas como la muerte o la vejez?

También la culpa, el pasado o la influencia que tiene lo que hicieron generaciones anteriores sobre la tuya, que a veces son cosas que ni siquiera has vivido, ni conoces exactamente, pero sabes que en la familia hay un poso de malestar por algo que sucedió en algún momento, como una pelea entre dos hermanos que ya no se hablan. Son cosas que pasan de generación en generación. Y Santa Rita tiene 150 años y allí han pasado muchas cosas, de toda clase (ríe)

No es novedad que una mujer sea protagonista en sus libros, pero esta tiene 92 años.

Sí, cumple 93 al final del libro. Es una señora estupenda, escritora, totalmente lúcida. Y no es algo a propósito, no puedo evitar que me surjan personajes cada vez de mayor edad porque yo también me hago mayor, y me doy cuenta de que es un asco que la sociedad se haya montado de manera que las mujeres a partir de cierta edad no existan, que a nadie le preocupen ya sus problemas, como si no estuvieran. Además de hacer de abuelas, y de arrimar siempre el hombro, es como si no existieran. Y luego piensas que a una mujer entre los 50 y la muerte, estadísticamente, le quedan aún 30 años de vida y tiene posibilidad de hacer un montón de cosas aún, un montón de planes.

¿No le ha costado meterse en su piel?

Por un lado, tengo mucha imaginación y, por otro, mi madre tiene 90 años y conozco a sus amigas, aunque no son tan intelectuales y creativas como el personaje de Sofía, pero muchas de las cosas normales que les han pasado en la vida, con sus ataques y sus risas, están en Sofía.

¿Y el muerto en la novela es un hombre porque estaba harta de que murieran siempre las mujeres?

Sí. Esta novela parte también de una especie de cansancio y rechazo frente a las estructuras clásicas de las novelas negras en las que las víctimas son siempre mujeres, y cuanto más guapas y jóvenes e inocentes y maravillosas, tanto mejor. Y luego siempre las matan de manera absurda, súper desagradable; y los detectives son, en general, policías obsesos que acaban por destruir su familia y su vida, o alcohólicos, drogadictos o depresivos. Y yo he hecho una novela en la que también mueren los hombres, no solo las mujeres, y los policías son personas serias que hacen su trabajo lo mejor que pueden y tienen vida, que cuando acaban su trabajo se van de copas con amigos, se ríen o van al fútbol, y son gente normal.

Es una novela coral y los personajes viven en comunidad, en una especie de cohousing. ¿Lo ve como un modelo de futuro?

Ojalá. Yo comprendo que también tiene sus problemas, pero es un modelo al que llevo mucho tiempo dando vueltas porque estamos manejando muy mal la vejez de las personas. Y Santa Rita es como una especie de piso de estudiantes muy grande, donde hay jóvenes que no se pueden pagar vivir en un sitio pero colaboran haciendo de chófer o recados, y de viejos que ayudan en todo lo que saben. Es una forma de vida, pienso yo, muy agradable porque mantienen su espacio y su intimidad y viven en un sitio que todos aman, que es muy importante. Ojalá funcionara una cosa así, a mí me encantaría. Estuve mirando estadísticas y al 27% de los ancianos que viven en residencias no los visita nadie nunca, ni familiares ni amigos, y eso es una barbaridad. Pero para hacer un Santa Rita hace falta un sitio grande, eso en un piso de cuatro habitaciones está condenado al fracaso (ríe).

¿Se ha divertido escribiendo la novela?

Mucho, mucho. Me lo he pasado muy bien porque, además, he elegido como víctima a un tipo tan desagradable que no tienes muchos remordimientos de que muera (ríe). Aparte de ser un homenaje a mi tierra, he disfrutado mucho al subvertir pequeñas cosas que no suelen suceder en otras novelas negras y que en las mías sí que pasan, cosas un poco más raras y más festivas.

¿Habrá futuras entregas? 

Sí. Hasta ahora siempre he escrito novelas individuales, pero en esta, cuando estaba llegando al final, pensaba que había mucho más que contar, que Santa Rita empieza en 1862 hay un montón de cosas guardadas de cada generación; y los personajes me caen tan bien que me gustaría verlos haciendo más cosas. Seguro que una más habrá y, posiblemente, otra.

¿Ya está escribiendo la siguiente?

Toda la trama ya está, ahora la dejo dormir un poco para verla con distancia y con ojos limpios. Cuando pare un poco después de la promoción, me pondré con la revisión final. Y ya estoy dándole vueltas a una tercera. Ya veremos.

¿Muerte en Santa Rita es un guiño a las novelas de Agatha Christie?

Sí, en general, ese feeling, o la sensación que yo tenía con las novelas de Agatha Christie es que acababa el instituto o la universidad y podía leerme una o dos de sus novelas para inaugurar el verano, algo por gusto, para pasármelo bien, en ese ambiente de comunidad cerrada, donde todo pasa allí dentro y todos son sospechosos. Y el título ya es puro Agatha Christie.

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